Teoría de la arquitectura unificada - Capítulo 9: Fisiología humana y diseño basado en la evidencia (Parte I)

Desde hace un tiempo venimos publicando, a través de sus diferentes capítulos, el libro Teoría Unificada de la Arquitectura de Nikos Salingaros, para que pueda ser consultado libremente por estudiantes y arquitectos de todo el mundo. Si te los perdiste, puedes leerlos aquí.

* Traducido del inglés por Arq. Francisco Contreras Chávez.

“…¿Cómo puede ser que en un mundo que ya está en contacto con la estructura viva a través de la cultura y la educación, las personas puedan estar desconectadas de sus sentimientos? ¿Cómo se puede negar un talento intuitivo para reconocer la 'vida' y hacer que los humanos al comienzo lo ignoren, y luego lo olviden por completo?…”

El acercamiento a la arquitectura desde la perspectiva completamente nueva de la coherencia organizada – lo que Christopher Alexander llama “totalidad” – unifica muchos fenómenos. Las distinciones tradicionales entre ornamento  y función, entre edificios y ecología, y entre la belleza y la estructura utilitaria se difuminan. Podemos buscar la “vida” en los artefactos y estructuras, lo cual explica la experiencia que tenemos de ellos.

Más adelante en este curso vamos a identificar las características, y medir los parámetros que contribuyen a nuestra impresión de “vida” en un objeto. Estas mediciones nos mostrarán que el fenómeno de la vida no es idiosincrático; sino que es, en gran medida, compartido entre todas las personas.

Hay un problema con decir que nos “gusta” algo. Esto no es lo mismo que el grado percibido de vida. Después de todo, incluso el edificio más horrible e inhumano, era al menos suficientemente del agrado del arquitecto y del cliente que lo mandó a construir. También sabemos que la millonaria industria de la publicidad existe principalmente para manipular nuestra opinión de lo que nos gusta.

Al contrario de esto, la percepción de “vida” en los objetos viene de una conexión establecida entre el observador-usuario y el objeto. Viene de una interdependencia fisiológica intuitiva, la cual podemos ignorar pero probablemente no podemos cambiar.

Alexander identifica algunas de estas características de esta conexión emocional a los artefactos y estructuras:

  1. Sentimos un sentimiento de alimento emocional de ellos.
  2. Si es que participamos en la construcción de estos, también sentimos este sentimiento de alimentación emocional.
  3. Podemos identificar esta conexión y distinguirla del gusto influenciado por los medios, para luego notar que mucha gente coincide con esta apreciación.
  4. Este no es solo un juicio estético, sino algo que se traslapa con aspectos más profundos de la cultura y la vida.
  5. La conexión puede ser comprobada empíricamente, y no se trata solo de una opinión.

Juzgar el grado relativo de conexión positiva que experimentamos personalmente entre nosotros y alguno de dos objetos es simple. El resultado se obtiene por medio del uso de un truco sicológico. El truco insta a nuestro cerebro a calcular la complejidad organizada de ambos objetos en una forma comparativa, pero no absoluta.

El test del “espejo del yo” de Christopher Alexander se pregunta cuál de los dos objetos que experimento me provee de una mejor imagen de mí mismo. Tenemos que imaginar nuestra personalidad completa, nuestras fortalezas y debilidades, nuestra humanidad, nuestras emociones, potenciales y experiencias de vida como si estuviesen de alguna forma codificadas en la estructura de estos dos objetos. Luego ¿cuál de estos dos objetos es una representación más fiel de mí mismo?

“Tenemos que imaginar toda nuestra personalidad, nuestras fortalezas y debilidades, nuestra humanidad, nuestras emociones, potenciales y experiencias de vida como si estuviesen de alguna forma codificadas en la estructura de estos dos objetos, entonces ¿Cuál de estos objetos es una representación más fiel de mí mismo?”. Villa Capra (La rotonda). Andrea Palladio. 1566. Vicenza. Italia. Image vía Flickr, User barnyz / Licensed under CC BY-NC-ND 2.0

Alexander encontró que más del 80% de las personas escogen, de ese par presentado, el objeto que tiene un grado de “vida” más alto; calculado por otras formas de medir objetivas. Entonces, podríamos obviar cualquiera de estos cálculos y simplemente hacer la pregunta del “espejo del yo”. La correspondencia es alta como para ser una prueba bastante útil – aun así no infalible.

Esta prueba es exitosa en llevarnos lejos de preferencias y opiniones que hemos aprendido de fuentes externas, pero que no necesariamente corresponden a lo que nace profundamente desde el interior de nuestro ser. Esto traspasa ideas sobre la belleza que pueden estar cargadas de idiosincrasia, para mostrar realmente a lo que conectamos.

Lamentablemente es cierto que nuestro gusto ha sido manipulado de tal manera de convertirnos en el consumidor perfecto de moda y bienes industriales. El utilizar el “espejo del yo” de forma reiterada no solo nos hace más eficientes en su aplicación, sino que también nos ayuda a liberarnos de opiniones, imágenes e ideología. Nos hace más capaces de percibir la estructura viva.

Desde otro punto de vista, ¿cómo puede ser que en un mundo que ya está en contacto con la estructura viva a través de la cultura y la educación, las personas puedan estar desconectadas de sus sentimientos? ¿Cómo se puede negar un talento intuitivo para reconocer la “vida” y hacer que los humanos al comienzo lo ignoren,  y luego lo olviden por completo? El método es distraer nuestra atención, y utilizar una autoridad falsa que nos mantenga lejos de reconstruir conexiones vitales y mapas cognitivos.

Existen dos concepciones distintas de una experiencia compartida del mundo. La primera ocurre en cuanto utilizamos nuestro sistema perceptual para formar una visión de mundo honesta y directa. Ya que nuestra biología es compartida con otros humanos, nuestras experiencias son también en gran medida compartidas. El segundo escenario ocurre cuando un grupo completo de la población es engañada hacia una falsa visión de mundo. En este caso, lo que es compartido no es real, sino que existe solo como una imagen.

Si es que somos realmente capturados por un mundo irreal, y esta idea es reforzada por el hecho de que es compartida por otros, estas herramientas pueden ayudarnos a salir de esto. Una manera diferente de describir la prueba del “espejo del yo” es sentir como un objeto o ambiente específico afecta nuestra humanidad. Pregúntese a usted mismo: “¿está mi propio sentido de humanidad incrementándose o disminuyéndose por medio de estar expuesto a esta estructura especifica?” Aquí podemos olvidar nuestra civilización mecanicista y utilizar solo nuestra intuición sobre nuestro estados emocionales internos.

La prueba de “espejo del yo”  toma lo que nos recuerda a la naturaleza, como por ejemplo: las escalas jerárquicas naturales,  la complejidad organizada de los materiales naturales, y otras características geométricas que hacen que un objeto luzca más “vivo”. Cuando conectamos a un ambiente porque nos sentimos parte de él, y a gusto en él, podemos desarrollar nuestras vidas y ocupaciones con más placer y menos tensiones. Este sentido de bienestar no ocurre conscientemente.

“A menudo experimentamos un alto nivel de “vida” en objetos y edificios con imperfecciones –edificios en ruinas, artefactos antiguos con partes dañadas, etc. Esto no disminuye su atractivo”. Teatro Enrique Molina. Onofre Montané Urrejola. 1935. Concepción. Chile. Image vía Wikimedia Commons, User Jriosar / Licensed under CC BY-SA 3.0

A menudo experimentamos un alto nivel de “vida” en objetos y edificios con imperfecciones –edificios en ruinas, artefactos antiguos con partes dañadas, etc. Esto no disminuye su atractivo. Los turistas vuelan largas distancias para ver y experimentar ruinas, y los coleccionistas compran alfombras antiguas que incluso pueden estar en mal estado.

Utilizar la prueba de “espejo del yo”  nos da una herramienta clave para implementar un diseño basado en evidencia. Hay dos aspectos en esta metodología. El primero fue deducido con pruebas médicas y mide los efectos de estructuras y ambientes construidos en la salud humana. No es difícil comparar distintas alternativas de diseño de acuerdo a su potencial curativo – es decir, datos duros de pacientes curándose más rápido en ciertos ambientes. En un comienzo aplicado solo al diseño de hospitales, el diseño basado en evidencia es ahora aplicado a otros proyectos más generales.

El segundo aspecto, relacionado con la retroalimentación de información, será tratado en extenso en el próximo capítulo de esta serie.

Más sobre este tema:

  • Christopher Alexander, The Phenomenon of Life (El Fenómeno de la Vida), Capítulo 8, “El espejo del yo” y Capítulo 9, “Más allá de Descartes: una nueva forma de observación científica” (La Naturaleza del Orden, Libro 1, Centro para la estructura ambiental, Berkeley, California, 2001).
  • Michael Mehaffy y Nikos Salingaros, Design for a Living Planet (Diseño para un Planeta Viviente), Sustasis Press, Portland, Oregon, 2015.
  • Nikos Salingaros, Unified Architectural Theory (Teoría de la Arquitectura Unificada: Forma, Lenguaje, Complejidad. Un acompañante a “El Fenómeno de la Vida: La Naturaleza del Orden”, de Christopher Alexander), Libro 1, Sustasis Press, Portland, Oregon, 2013.

Sobre este autor/a
Cita: Nikos Salingaros. "Teoría de la arquitectura unificada - Capítulo 9: Fisiología humana y diseño basado en la evidencia (Parte I)" 13 abr 2016. ArchDaily México. Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/785351/teoria-de-la-arquitectura-unificada-capitulo-9-fisiologia-humana-y-diseno-basado-en-la-evidencia-parte-i> ISSN 0719-8914

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