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Arquitectos: NOMO STUDIO
- Área: 295 m²
- Año: 2024
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Fotografías:Adrià Goula

Descripción enviada por el equipo del proyecto. Ubicada en la costa menorquina, esta casa de una sola planta se extiende a través de un paisaje de pinos y vegetación nativa. Se involucra en un diálogo topográfico al adaptarse a la suave pendiente del terreno a través de pliegues sutiles y plataformas escalonadas. En el contexto de eventos climáticos extremos cada vez más frecuentes, la estrategia de diseño minimiza el movimiento de tierra, favoreciendo la continuidad del escurrimiento natural y la resiliencia del terreno.


La organización formal se estructura en torno a la agregación de ocho módulos cuadrados tangentes, creando un sistema permeable de sólidos y vacíos que articulan patios y jardines íntimos. La circulación longitudinal establece una secuencia espacial de vistas cambiantes, culminando en un umbral paisajístico que enmarca el horizonte marítimo. La tipología del techo alterna entre planos horizontales y techos a cuatro aguas, integrando tragaluces que enfatizan la jerarquía espacial e intensifican la percepción de escala y la relación entre compresión y expansión.


Con su alta masa térmica y opacidad predominante, el envolvente del edificio está punctuado por aberturas cuidadosamente calibradas que funcionan como dispositivos de captura de luz y visuales. Estas aberturas, combinadas con tragaluces en el techo, aseguran una iluminación homogénea y matizada. Con un área total de 300 m², el programa funcional incluye cinco dormitorios, un núcleo social que presenta un área de estar-comedor y una cocina semi-abierta, y un porche que actúa como interfaz climática y filtro transicional. La conexión con el entorno define la lógica del proyecto: todos los espacios se abren al jardín a través de umbrales que se integran sin problemas con el suelo continuo, reforzando una experiencia espacial sinérgica entre el interior y el exterior.

La distribución responde a una graduación programática de privacidad, donde las áreas de circulación funcionan como membranas difusas entre espacios públicos e íntimos. La entrada principal se concibe como un camino periférico que conduce a un patio vestibular sombreado, donde el techo a cuatro aguas y la interacción con la vegetación crean un umbral transicional antes de entrar en el vestíbulo. Tres vacíos estratégicos están integrados en el sistema volumétrico: el patio de entrada, un jardín xerófilo adyacente al dormitorio principal y un patio de servicio conectado al área de lavandería.


La materialidad resalta la síntesis entre el contexto y la construcción: una paleta de colores terrenales con acabados de mortero pigmentado en tonos terracota, mampostería en blanco roto, pisos de piedra caliza en tonos arenosos, y carpintería en madera de okoume y travertino. La exposición de los materiales en su estado bruto realza una percepción sensorial de texturas y densidades, evocando una atmósfera de refugio tectónico. Finalmente, una lámina de agua se extiende hacia el mar, fusionándose en un espacio contemplativo tallado en el terreno, donde la percepción del paisaje se enmarca en una escala íntima, en armonía con la experiencia humana.
