El problema de la distancia: “tambos” como oportunidad proyectual para el territorio rural peruano

Este artículo de Cristian Yarasca Aybar fue publicado originalmente en el número 11° de revista rita_ con el título "El problema de la distancia: las plataformas multisectoriales “tambos” como una oportunidad proyectual sistemática para el territorio rural peruano". La investigación tiene como objetivo identificar las potencialidades proyectuales del “Programa Nacional de Tambos” en Perú desde una visión sistemática del territorio nacional.

La incógnita rural

La dinámica de la población mundial ha sido desde sus inicios de carácter rural, sin embargo, este comportamiento poblacional ha atravesado un cambio importante en el siglo XXI producto de las aglomeraciones demográficas en las grandes ciudades. Es así que, en el año 2008 se registró, por primera vez en la historia de la humanidad, que la población mundial[i], pasó a ser mayoritariamente urbana llegando hasta un 50.4% con respecto a la población total (figura 1). Producto de esta variación, nuestro foco de atención se ha saturado con la condición urbana. Rem Koolhaas[ii] sostiene que en estos años se está viviendo en un cliché que tiene como protagonista a la mitad urbana del mundo, pero ¿Qué sobre la otra mitad? ¿Cuánto realmente conocemos sobre el ámbito rural? ¿Lo rural es solo un fenómeno sociodemográfico o también posee una dinámica físico-espacial? Hemos sido bombardeados de estadísticas sobre lo urbano como si esta fuera una ciudad infinita, una panacea o paradigma. Asímismo, se realizan bienales y publican revistas de arquitectura sobre la temática de lo urbano; y como consecuencia, lo rural queda muchas veces relegado a temas medio-ambientales, nostálgicos y, peor aún, a considerarse como un ámbito estéril de intenciones proyectuales. Lo más grave de esta atención urbano-céntrica es que las ciudades están siendo “mapeadas” hasta la saciedad, desplazando al mundo rural hacia una gran incógnita conceptual; y este panorama se vuelve más crítico, si ponemos en la mesa de discusión que cerca del 78% de la población pobre[iii] en el mundo vive en las áreas rurales.

Figura 1. Implosión rural. El porcentaje de la población rural mundial ha disminuido constantemente en los últimos 50 años, sin embargo, aún una importante cantidad vive en el campo y en situación de vulnerabilidad. Fuente: Elaboración propia en base a World Bank Open Data.. Image © Cristian Yarasca

En América Latina, la definición de lo rural ha quedado muchas veces relegada a “cualquier cosa lo que no es ciudad o urbano”, en otras palabras, el concepto de la ruralidad es residual y sujeta a las diversas definiciones de lo urbano[iv]. Esto quiere decir que lo rural se suele asumir de manera binaria en contraposición a lo urbano, sin embargo, es válido cuestionarse si esta frontera conceptual entre ambos mundos se está desvaneciendo y lo urbano/rural realmente conforman un “continuum” territorial con ciertos matices, más que dos aspectos totalmente contrapuestos[v]. Una de las consecuencias de esta imprecisión conceptual es que al momento de “cuantificar” la población rural no se incluyen otras importantes variables físico-demográficas[vi], ocasionando en Latinoamérica una subestimación de lo rural, y una subsecuente falsa consideración de esta región como muy urbanizada; esto a su vez repercute erróneamente en la formulación de políticas públicas o programas sociales de sus respectivos gobiernos[vii].

Figura 2. El ámbito rural todavía alberga la mayor incidencia de pobreza en sus respectivos países. La tasa más alarmante se presenta en países africanos. En Perú, la incidencia de pobreza rural es cercano al 50%. Fuente: Elaboración propia en base a World Bank Open Data.. Image © Cristian Yarasca

La constante rural

En Latinoamérica, casi la mitad de la población rural vive en condición de pobreza[viii]. El ámbito rural latinoamericano ha sido históricamente relacionado con la escasez económica, debido a que en este sector existe aún la mayor incidencia de pobreza por país, considerándose por mucho tiempo como un fenómeno inherente al sector rural (figura 2). Por otra parte, la ocupación agrícola (la principal actividad rural en Latinoamérica) ha desempeñado un papel amortiguador en tiempos de crisis económicas; esta actividad primaria ha compensado vaivenes económicos en su conjunto, sin embargo, ya no es más así. La actividad agrícola ahora, como otros sectores económicos, también está sujeta al patrón económico coyuntural regional y hasta global[ix]. Si bien, actualmente los territorios rurales están cambiando debido a que se están generando recursos no relacionados con la agricultura, aun así, la actividad agrícola mantiene su predominancia debido a la demanda de los países a diferentes escalas[x].

Los fenómenos socioeconómicos que afectan al sector rural y que hemos descrito anteriormente tales como la pobreza y desigualdad causan un problema severo que es la carencia, dificultad o insuficiente acceso a servicios básicos como educación, salud, crédito financiero, registro civil, etc. A esto le sumamos, que la escasa interacción de los gobernantes con la población rural ha influenciado negativamente en su visión operativa, ocasionando que los métodos de dotación de servicios en áreas rurales no estén relacionados a sus dinámicas territoriales-demográficas. Esta desvinculación ocasiona sesgos “homogeneizadores” y “urbanizadores[xi]”, lo cual evita repensar tipologías para la dotación de servicios teniendo en cuenta que la característica “remota” de los centros poblados rurales hace que proveer servicios[xii] posea un alto costo económico. Esta falta de servicios básicos genera una persistente desigualdad urbano-rural, causando que la mayoría de las personas migren hacia las ciudades de forma selectiva[xiii] y que muchos residan en ciudades a pesar de laborar en zonas rurales[xiv].

En este contexto, los gobiernos han implementado diversos programas sociales y estrategias que tienen como finalidad promover el desarrollo económico y elevar la calidad de vida de la población rural en distintas fases temporales; esto en contraposición al estereotipo en el que el campo y lo rural es comprendido solo como “ocasional”, “bello” y “recreativo”, pero difícil de albergar vida interna o permanente. El mundo rural siempre ha existido, físicamente y muchas veces como un mito, sin embargo, toda está imagen romántica debe cambiar desde la disciplina de la arquitectura. Nuestro actual desafío desde el ejercicio arquitectónico está en invertir energía intelectual para realmente considerar al mundo rural como un campo de operación idóneo al planteamiento de metodologías proyectuales para este tipo de paisaje del que inevitablemente, y en un futuro cada vez más cercano, nos tendremos que hacer responsable.

Territorios indefinidos

En el Perú, la definición de lo rural estuvo en un comienzo relegado, como en muchos países, a lo que “no es urbano”. En este sentido, para fines censales[xv], en 1940 se definía a lo urbano como “capitales, y centros poblados cuyo número de habitantes exceden del promedio aritmético del de dichas capitales, siempre que no tengan características típicamente rurales como hacienda, fundo, comunidad y otros”; en 1961[xvi] lo urbano era “además de las capitales (de distrito) se consideraban aquellos centros poblados con características urbanas como plazas, calles, agua y alumbrado”, por el contrario, lo rural era el resto de “centros poblados no capitales y sin características urbanas”; posteriormente en 1972, 1981 y 1993, lo urbano se consideró como “aglomeraciones de 100 viviendas contiguas”, y lo rural otra vez era “el resto”.

En el censo nacional[xvii] del 2007, por primera vez, el ámbito rural poseía una definición propia para fines estadísticos y se consideró como sector rural a “áreas donde viven menos de 2 mil habitantes o 500 familias”. Se entiende que una concentración poblacional mayor a dos mil, ya generaría una dinámica urbana de atracción migracional, diversificación de actividades, y un cierto desarrollo del comercio con la necesidad de aprovisionamiento del área rural circundante[xviii]. De acuerdo a esta definición, aproximadamente 8 millones (25%) de peruanos conformaban la población rural en el 2007. Una cantidad nominal que está decreciendo aunque muy lentamente; y en contraposición, el ámbito urbano[xix] crece a un ritmo cada vez más acelerado. A pesar que la clasificación de urbano y rural en el Perú es inflexible, algunos consideran que podrían existir otras subclasificaciones de territorios que se encuentren en etapa de transición hacia lo urbano; y estas diferencias sutiles serían valiosas para delinear políticas públicas para ambas orillas. No obstante, el lado rural es la que menos atención posee pero el que más población vulnerable, en términos porcentuales, alberga. No debemos olvidar que el 64% (5,2 millones) de la población rural peruana se encuentra en condición de incidencia pobreza[xx]; y estos padecen, entre otras cosas, de carencia o insuficiencia del acceso a servicios básicos; un problema álgido que tiene consecuencias en la sociedad en general[xxi], ya sea urbana o rural.

Figura 3. La mayor cantidad de centros poblados (urbanos y rurales) se encuentran en la zona altoandina del Perú. Así mismo, la mayor concentración de centros poblados coincide con las regiones con mayor incidencia de pobreza. Fuente: Elaboración propia en base al Mapa de la pobreza provincial y distrital - Instituto de Estadística e Informática (2013).. Image © Cristian Yarasca

El problema de la distancia

Si bien, el territorio peruano posee una distribución geográfica heterogénea ¿Por qué los territorios con geografía adversa acogen coincidentemente a la población con mayor incidencia de pobreza? La respuesta inicial a esta pregunta es que la compleja geografía peruana[xxii] (principalmente la sierra sur y selva) representa una dificultad para la provisión de servicios básicos (figura 3). Esto quiere decir que en el Perú, existen comunidades a las que solo se puede acceder mediante horas de caminata (hasta más de 4 horas), o viajes en bote por ríos que incluso pueden durar días[xxiii]. La concentración geográfica de la pobreza no solo es consecuencia de la complejidad de acceso, sino también por los altos costos que conlleva transportar los “insumos” desde las ciudades hacia estos territorios rurales caracterizados principalmente por su baja densidad poblacional.

Figura 4. Proporción porcentual, nominal y dimensional de los tipos de centros poblados en el Perú. Más del 99% de los centros poblados se encuentran en el sector rural, y solo menos del 1% representan al sector urbano. Nota: Para fines de representación, la cantidad nominal real de centros poblados se ha dividido entre cuatro. Fuente: Elaboración propia en base al XI censo nacional – Instituto de Estadística e Informática (2007).. Image © Cristian Yarasca

La baja densidad poblacional en el ámbito rural peruano se explica por la estructura de la población y su disposición en el espacio físico. Recordemos que en el Perú, los centros poblados (urbanos y rurales) se clasifican por la cantidad de población que albergan. Los tipos de centros poblados son: Disperso (menos de 150 habitantes), Caseríos (1,000 habitantes), Pueblo (2,000 habitantes), Villa (5,000 habitantes), Ciudades (500,000 habitantes), y Metrópolis (más de 500,000 habitantes). En este sistema, las tipologías pueblo, caseríos y disperso se consideran rurales, y por consiguiente, se contabilizan un total de 97,277 centros poblados rurales[xxiv]. Bajo este contexto, se conoce que menos del 25% de la población peruana vive en zonas rurales (pueblos, caseríos y dispersos); sin embargo, si nos fijamos en la cantidad nominal de centros poblados, podemos sostener que más del 99% de estos se encuentran en el sector rural, y solo menos del 1% representan al sector urbano. En otras palabras, bajo una mirada de cantidad nominal-espacial (figura 4) de centros poblados, se puede afirmar que el Perú realmente es 99% rural, a diferencia de lo que comúnmente se considera desde una mirada netamente demográfica.

Asímismo, estos datos sobre la disposición de la población y centros poblados en el territorio peruano evidencian que en el Perú existe un fenómeno demográfico de dispersión poblacional en los territorios rurales, es decir, muy poca gente vive en muchos centros poblados rurales que se encuentran frecuentemente muy alejados entre sí. Esta dispersión poblacional, típica en las zonas rurales peruanas tiene como componentes a los centros poblados y a la distancia. Por ejemplo, mientras en Lima (departamento) se estima una densidad poblacional de 242 habitantes por kilómetro cuadrado, esta cifra es drásticamente menor en estos territorios rurales llegando a ser menor a 15 hab/km2.

Esta ecuación problemática entre el componente espacial (distancia) y demográfico (centros poblados) acrecienta más la dificultad por parte de estado peruano para la provisión de acceso a servicios básicos, a pesar de que, en la última década se han emprendido diversos programas desde el estado o desde organismos internacionales para generar mayor productividad rural, atenuar la pobreza extrema y reducir la vulnerabilidad[xxv]. En estas épocas donde el mundo urbano gana mayor notoriedad, es importante no perder nuestra vista del crecimiento del sector rural que logra desarrollarse o subsistir de la mano de su territorio.

La infraestructura asistencial

En Perú, en la década de los 80, producto del pésimo manejo económico estatal, se produjo una hiperinflación que causó una pobreza extrema[xxvi]. Por esta razón, los programas sociales que se delinearon en los años 90 fueron con carácter de emergencia para aliviar la crisis de índole alimentario y salud; no obstante, algunos programas sociales optaron por una mayor intervención física del territorio rural. Algunos de estos programas fueron el FONCODES[xxvii] con el fin de financiar proyectos de infraestructura generando jornales o ingresos económicos para los más pobres; así mismo, aparecería el “Proyecto Nacional de Manejo de Cuencas Hidrográficas y Conservación de Suelos - PRONAMACHCS”. Sin embargo, al igual que casi todos los programas sociales de esa época, estos tenían serios cuestionamientos porque se les atribuía que eran muy desarticulados, con fines proselitistas, duplicidad de funciones y falto de visión a largo plazo. Parte del origen de esta problemática era que el enfoque surgido en la década de los noventa, sugería que para eliminar la pobreza y mejorar la calidad de vida se necesitaba bonanza macroeconómica, creyendo ingenuamente que el exceso de este crecimiento terminaría beneficiando a los más pobres[xxviii].

A inicios del siglo XXI, se idealizaba que el estado peruano tenía la capacidad de hacer un uso eficiente y equitativo de los recursos económicos, sin embargo, estos recursos terminaban centralizados, y no llegaban a la población objetivo porque eran insuficientes para el sector rural y se caía en el clientelismo[xxix]. A pesar de que en el 2003, el enfoque de la descentralización hizo posible que se articulara y tranfirieran las competencias de los programas sociales a los gobiernos regionales y locales[xxx], esto no se reflejó en resultados concretos en los próximos años. Esto se evidenció en el 2012, cuando las cifras arrojaban que la pobreza urbana era de 18% mientras que la rural[xxxi] llegaba hasta el 56%, concluyendo que la desigualdad urbano-rural se estaba agravando en los últimos años. La historia reciente nos enseña que los programas sociales que buscan la superación de la pobreza deben concentrarse en la creación de capital humano y los que “solo” buscan el alivio deben ser únicamente de carácter temporal y urgentes. Se debe dejar el enfoque netamente asistencialista (como en los noventa) y, por el contrario, incentivar al desarrollo de las capacidades productivas.

Figura 6. Los tambos se ubican en las zonas rurales de mayor vulnerabilidad (zonas altoandinas). No obstante, los más de 500 tambos (operativos y proyectados) que existen actualmente se dispersan por casi todo el territorio nacional, transformándose en un fenómeno interesante desde la aproximación territorial. Fuente: Elaboración propia en base a los datos obtenidos de la plataforma web “tambook” del Programa “Plataforma de Acción para la Inclusión Social - PAIS (2017).. Image © Cristian Yarasca

Los tambos modernos

En el 2012, el “Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento” (MVCS) del gobierno peruano, implementó el “Programa de Apoyo al Hábitat Rural” (PAHR), orientado al mejoramiento y acceso a vivienda rural por encima de los 3,000 msnm. Este programa, entre sus componentes, tenía a los “tambos” que eran pequeñas edificaciones que servían como lugares de alojamiento de su personal técnico y de almacenamiento de materiales para la construcción. Posteriormente, en 2013, se crearía formalmente el “Programa Nacional de Tambos” (PNT) con el propósito de articular “servicios multisectoriales” para afrontar el carácter multidimensional de la pobreza rural de estas zonas lejanas (figura 5). El PNT con la implementación masiva de los tambos (figura 6) tiene como objetivo facilitar el acceso de la población pobre y extremadamente pobre (especialmente asentada en centros poblados rurales y rurales dispersos), a servicios y actividades de sectores públicos y privados, coadyudando a su desarrollo económico, social y productivo, con la finalidad de contribuir a su inclusión social[xxxii].

Figura 7. Flujo de la cantidad porcentual de intervenciones (2012-2017) de los ministerios del Gobierno central en los tambos. Además del MIDIS, se puede observar también que el MINAGRI (Ministerio de Agricultura) ha presentado un crecimiento importante en los últimos años. Fuente: Elaboración propia en base a los datos obtenidos de la plataforma web “tambook” del Programa “Plataforma de Acción para la Inclusión Social - PAIS (2017).. Image © Cristian Yarasca

Desde la creación del PNT, ha habido un aumento gradual del número de atenciones hacia la población pobre rural, producto de una articulación intersectorial (ministerios del gobierno central) e intergubernamental (gobiernos central, regional y local). Sin embargo, el gobierno central es el sector que ha realizado el mayor número de atenciones desde la creación del PNT, concentrando el 58% de atenciones y que se puede explicar mejor desde el comportamiento de sus diferentes ministerios. Si nos fijamos en los ministerios del gobierno central podemos constatar que en el 2012, el MCVS poseía mayor porcentaje (+90%), ya que en este ministerio se inició el PNT; no obstante a partir del año 2013, el MIDIS (Ministerio de Inclusión y Desarrollo Social) tomaría mayor importancia debido a que el PNT es transferido a este ministerio (figura 7). Se puede suponer que el MIDIS tendrá por algunos años más, una preponderancia en el número de atenciones debido a que el PNT es, en primera instancia, un programa social; y porque la primera fase para combatir la pobreza rural, es aliviarla mediante asistencia social. Sin embargo, existen otros ministerios, relacionados más a la productividad, que van creciendo en el número de atenciones como por ejemplo el MINAGRI (Ministerio de Agricultura). Ante esto, cabe preguntarse si la infraestructura del tambo está preparado para albergar intervenciones que fomenten la productividad, y así otros ministerios como el MINEDU (Ministerio de Educación), PRODUCE (Ministerio de Producción), MINCU (Ministerio de Cultura), puedan adquirir mayor notoriedad en el escenario rural y potenciar la multisectorialidad del tambo.

Figura 8. Axonometría de un tambo típico. El edificio del tambo tiene un área promedio de 300 m2 y se emplaza en un terreno de más de 1,200 m2. En otras palabras, solo ocupa menos de 1/4 del terreno. Fuente: Elaboración propia.. Image © Cristian Yarasca

El ámbito de influencia de un tambo puede abarcar entre 20 a 40 centros poblados con una población beneficiaria de 2,000 habitantes (aunque esta cifra ha sido muchas veces superada). Por otra parte, para la selección de los centros poblados, se tienen criterios de accesibilidad y de dispersión (menos de 150 habitantes por centro poblado). El costo de construcción y equipamiento de un tambo oscila en 1,3 millones de soles[xxxiii]. La edificación del tambo tiene aproximadamente 300 m2 de área construida sobre un área de terreno de más de 1,200 m2 (figura 8) que es donado o cedido a través de un convenio y coordinación entre los gobiernos locales y autoridades comunales. Así mismo, el tambo consta de diversos ambientes para albergar al tambero y brindar las atenciones multisectoriales (sector público o privado) a la comunidad.

Oportunidades proyectuales sistemáticas del PNT

El “Programa Nacional de Tambos” (PNT) posee 379 tambos operativos en el territorio nacional y se espera llegar a la cantidad de 500 para el año 2021 (bicentenario de la independencia del Perú), y en el largo plazo a los 1,600 tambos para cubrir a la población objetivo calculado en más de 1,7 millones de habitantes que viven en más de 54 mil centros poblados rurales[xxxiv]. Los tambos que se han implementado en estos años han estado expuestos a distintas dinámicas (demandas, geografía, recursos, etc.) que están estrechamente ligados a la cantidad de población y centros poblados que difieren entre el ámbito de influencia de cada tambo. Entonces, para repensar el futuro planteamiento del tambo, no podemos atrevernos a pensar en un diseño, sino que antes debemos indentificar oportunidades proyectuales desde una visión sistemática del territorio. Es decir, aquellas potencialidades que posee el PNT como fenómeno de intervención territorial y que desde una mirada proyectual debemos replantearnos estratégicamente porque no sabemos a qué condicionantes exactas (geográficas o demográficas) estarán expuestos los futuros tambos; por lo tanto, lo más conveniente es contemplar todas las posibilidades proyectuales del PNT para que en un futuro cercano se puedan utilizar como base conceptual para plantear diseños de tambos en cualquier punto del territorio nacional. Estas oportunidades proyectuales sistemáticas se clasifican en (1) forma, (2) demanda, (3) localización y (4) programa.

Figura 9. Evolución del planteamiento arquitectónico del tambo 2013 - 2017. Fuente: Elaboración propia.. Image © Cristian Yarasca
Figura 10. Características de las zonas bioclimáticas arquitectónicas. Obsérvese la relación con las ocho regiones naturales de Javier Pulgar Vidal. Fuente: Elaboración propia en base a “Guía de aplicación de arquitectura bioclimática”- David Rayter Arnao (2008).. Image © Cristian Yarasca

(1) Una Cuestión de formas. Durante los casi cinco años de funcionamiento del “Programa Nacional de Tambos” (PNT), el planteamiento arquitectónico del tambo (figura 9) ha sufrido cambios menores para incrementar su área edificada y, de alguna manera, sistematizar su construcción. Este esfuerzo es loable, sin embargo, es una acción aislada debido a que sigue centrado bajo un solo esquema arquitectónico. Como consecuencia, el área se ha incrementado junto al costo de construcción; sin embargo, el programa y la forma compacta del tambo siguen siendo indiferentes al lugar (región) donde se emplaza el tambo, no solo en cuestiones ambientales, sino en la relación de espacios que el tambo como “equipamiento rural” pueda ofrecer a su ámbito de influencia. El ejercicio de adaptar la forma arquitectónica acorde al territorio no es novedoso (al menos en la teoría) en el gobierno peruano. En el año 2005, los arquitectos Rayter, Fuster y Zuñiga propusieron un “Mapa Climático para Diseño Arquitectónico[xxxv]”. Este “Mapa Climático” (figura 10) clasificaba al Perú en zonas conforme a variables climáticas (temperatura, precipitaciones, vientos, sol, etc) y posteriormente, en el 2008, David Rayter planteó además unas “recomendaciones de diseño” (figura 11). Es interesante notar que estas zonas climáticas de Rayter-Fuster-Zuñiga coinciden en muchos rangos altitudinales con las “Ocho Regiones Naturales” de Javier Pulgar Vidal que incorporaba no solo el clima, sino también, la acción antrópica, vegetación y fauna. Esta coincidencia es debido a que los elementos de la geografía llegan a ser indivisibles y a la vez complementarios. Así mismo, la sincronía entre estos dos estudios (mapa climático y ocho regiones naturales) es potencialmente beneficiosa, ya que actualmente el PNT utiliza la variable de los pisos altitudinales para la administración logística de los tambos a nivel nacional.

Figura 11. Estrategias de diseño (emplazamiento, altura mínima interior, pendiente de cubierta y técnica de ventilación pasiva) para las zonas bioclimáticas. Fuente: Elaboración propia en base a “Guía de aplicación de arquitectura . Image © Cristian Yarasca

(2) Demandas heterógeneas. Los tambos brindan a las comunidades el espacio físico para que se realicen asambleas o reuniones comunales, el cual es coordinado por los “tamberos” (gestores) que hablan el idioma nativo de la zona y les permite facilitar el contacto de comunidades campesinas y nativas con las municipalidades y otras entidades del Estado. No obstante, aún se perciben brechas de conocimiento en los tamberos ante el desafío de resolver una demanda creciente por parte de organizaciones fortalecidas. Por ejemplo, en zonas más “prósperas” y productivas existe un mayor interés o demanda por capacitaciones técnico-productivas, a diferencia de zonas con embates climáticos donde las viviendas rurales y las acciones de prevención son priorizadas por las comunidades. Por otro lado, un estudio realizado por INEI (Instituto Nacional de Estadística e Informática) que clasificó las zonas de influencia de los tambos por pisos altitudinales (figura 12), ha encontrado ciertas peculiaridades: En la “quechua” existe una mayor demanda de organización local; en la “selva baja” es la salud, en la región “Suni” a causa de la alta desnutrición infantil se demanda orientación en temas de alimentación y salud; y finalmente, en la “Puna”, se requieren temas agropecuarios y programas de asistencia social, aunque poco en comparación nominal a otras regiones naturales. Por lo tanto, un entendimiento de las demandas acorde a los pisos altitudinales (figura 13) aportaría a la comprensión de cómo el tambo puede adaptarse a la demanda heterogénea de distintos contextos rurales dispersos.

Figura 12. Pisos altitudinales del Perú determinados por las Ocho regiones naturales. El Dr. Javier Pulgar Vidal presentó en 1941 su tesis de las “Ocho Regiones Naturales del Perú”. Una diferenciación perfecta y revolucionaría en esa época del territorio nacional que constaba de las siguientes regiones: Chala (Costa), Yunga, Quechua, Suni, Puna, Janca, Selva Alta y Selva baja. “Las Ocho Regiones Naturales del Perú”, desplazó a la tradicional Costa, Sierra y Selva. La inerte triple división era peligrosamente muy ingenua ya que “homogenizaba” muchos sectores del Perú, y era intencionalmente esquiva a la complejidad de la geografía peruana. Fuente: Elaboración propia.. Image © Cristian Yarasca
Figura 13. Casos típicos de atención en los tambos clasificados por piso altitudinal. Las actividades que se realizan en cada tambo difieren por la región natural donde se encuentran instalados. El “Programa Nacional de Tambos” utiliza a los pisos altitudinales como uno de sus variables para el reporte de sus atenciones a nivel nacional. Fuente: Elaboración propia en base a los datos obtenidos de la plataforma web “tambook” del Programa “Plataforma de Acción para la Inclusión Social - PAIS (2017).. Image © Cristian Yarasca

(3) Localización multiescalar. La localización del tambo es, quizás, la tarea más difícil para el “Programa Nacional de Tambos” (PNT). Esto debido a la complejidad del campo de intervención del PNT, que son territorios muy extensos debido al alto grado de dispersión (menos de 15 habitantes por kilómetros cuadrados) de los centros poblados rurales. Si bien el tambo es una “pequeña” edificación en este vasto territorio, el terreno donde se instala es generalmente de gran extensión que varía desde los 1,500 m2 hasta los 3,000 m2. Y con distintas formas desde las más regulares (como las rectangulares) hasta con lados angulares o curvos, propias de la topografía donde se delinean. Entonces, el terreno (por su extensión y ubicación en la comunidad) es el que guarda mayor potencial, más que el propio edificio; no obstante, generalmente este carece de planificación de uso. Por otra parte, se ha podido observar también que el tambo, a través de los pocos años de implantación, se ha comportado como un “atractor” ocasionando que algunas viviendas se instalen cerca del tambo (figura 14). Esto no significa necesariamente, que la población esté creciendo, sino que en un contexto de gran dispersión, y al ver los beneficios del tambo mediante su dotación de servicios, muchos pobladores han optado por aproximarse al tambo, creándose un área reconocible de concentración. Esto nos da señales de que, ante la falta de equipamiento en estos lugares, el tambo se ha convertido en el “local comunal” de estos centros poblados, donde la exigencia está en que este realmente se adapte a las demandas de la población. Por estas razones, es primordial “saber” ubicar un tambo, porque su localización puede maximizar o minimizar los riesgos hacia la población beneficiada.

Figura 14. Ejemplo de la localización multiescalar de un tambo en la región yunga. La multiescalaridad, se refiere a cómo el tambo se implanta en el territorio desde distintas escalas. Para tal fin, este gráfico muestra cartografías desde radios de 10 kilómetros, 500 metros y 250 metros; cada uno con un fin distinto. El radio de 10 km (cuadrícula), permite visualizar la influencia y conectividad del tambo con los centros poblados rurales y las ciudades principales; la accesibilidad con las vías regionales o nacionales; y finalmente la proximidad a elementos geográficos significativos como ríos o lagos. El radio de 500 metros (fotografía satelital) permite evidenciar la “textura” del territorio acorde al piso altitudinal conformado principalmente por la vegetación y el suelo que se diferencian a medida que nos trasladamos a otra región natural. El radio de 250 metros (que es el más cercano) evidencia la ubicación del tambo en el lugar específico con los accidentes topográficos, la disposición de las edificaciones más próximas, y la “concentración” de estas alrededor del tambo. Fuente: Elaboración propia. Google Earth (2018).. Image © Cristian Yarasca

(4) Programa variante. Un tambo implementado por el “Programa Nacional de Tambos” (PNT) en cualquier zona del territorio nacional, posee un programa arquitectónico similar que está conformado por: auditorio, cocina, dormitorios, depósito, servicios higiénicos y oficina. A pesar de que el área del tambo ha aumentado de tamaño en los últimos años, la relación de ambientes del tambo ha permanecido inmutable. Sin embargo, se ha podido constatar que el tambo ha logrado albergar un programa que no había sido planificado inicialmente desde el gabinete central (figura 15). Este programa “no planificado” se ha apropiado del tambo acorde a su territorio, y responde a las reales demandas sociales-productivas de la población del ámbito de influencia. Se pueden indentificar 8 tipologías de actividades que se realizan en los tambos (figura 16), y que nos podrían aportar señales de un programa variante: (a) Agropecuario: Engloba todas aquellas actividades útiles para fortalecer las capacidades productivas del campo. Si bien muchas de estas se realizan al interior del tambo, también es la tipología que mejor aprovecha el predio del tambo para implementar biohuertos demostrativos o para enseñar técnicas de mejoramiento de animales de crianza doméstica o ganadera. (b) Salud: Conformada por actividades que aporten a mejorar los indicadores de salud de la población. Incluyen desde campañas de vacunación hasta charlas para combatir de anemia. Por su carácter informativo, este tipo de actividades se realizan mayormente al interior del tambo y también en espacio semiabiertos. Los niños y ancianos es la población etario-priorizada. (c) Organizacional: Reúne a las actividades que fortalezcan la organización de los recursos (agua, suelo, empadronamiento, etc) y eviten los conflictos entre comunidades campesinas; también se interviene a nivel familiar mediante charlas de orientación para prevenir actos de violencia doméstica. Al tratarse mayormente de capacitaciones orales, el uso primario es el espacio interior, así mismo, es orientado principalmente a jóvenes y adultos, ya que son ellos que asumen el liderazgo o ejecución en las comunidades. (d) Educación: No necesariamente nos referimos al dictado de clases, sino que son aquellas actividades de capacitación dirigida a estudiantes y docentes ya sea en el manejo de herramientas digitales-tecnológicas o la postulación online a becas del gobierno central. Por la necesidad de equipos (computadoras), es lógico que mayoritariamente se utilicen los ambientes internos del tambo. (e) Gestión ambiental: Se refiere a las actividades dirigidas a la conservación de los recursos naturales, y a la mitigación del riesgo frente a fenómenos naturales. Por tal característica se usan mayormente los espacios semiabiertos (como el patio) y abiertos (el terreno del tambo) por la masividad de personas realizando la actividad (por ejemplo, en los simulacros multipeligros). (f) Cultura: Una de las actividades más exitosas de este grupo son los “cine foro”, una proyección de un documental nacional acompañado de una discusión acorde al tema. Este evento es dirigido al público en general con gran convocatoria de niños y jóvenes. Es interesante que este tipo de actividad colectiva es realizado no solo al interior, sino también al exterior del edificio por razones de confort ambiental. (g) Financiero: Actividades orientadas a incentivar el emprendimiento económico; no solo se compone de charlas, sino también de ferias (laborales o de venta de productos agropecuarios). Por esa razón, el uso intenso es de espacios semiabiertos útiles para generar cubiertas virtuales. (h) Dotación: La tipología más “asistencialista”. Por el tamaño de los objetos que se entregan y la logística necesaria, se usa el patio frontal anexo al tambo para poder tener el área conveniente y a la vez cercanía a las oficinas administrativas para los registros de entrega.

Figura 15. Síntesis del programa variante. Estos gráficos organizan este programa “invisible” en las siguiente variables: Región natural (una variable que ya usa el PNT para organizar administrativamente sus tambos en el territorio nacional); el nivel de gobierno (central, regional y local); la institución ejecutante de la intervención; la tipología (que lo hemos establecido a nuestro juicio y explicaremos más adelante); el uso por clasificación de grupos etarios (niño, joven, adulto y anciano); y el tipo de espacio que la actividad ocupa, ya sea abierto (en el predio del tambo), semiabierto (en el patio frontal que todo tambo posee) o cerrado (dentro del tambo). El objetivo de estos gráficos no es determinar la cantidad exacta por cada tipo de actividad que se realiza en los tambos, sino las diversas tipologías y dinámicas de que se podrían encontrar. Fuente: Elaboración propia en base a los datos obtenidos de la plataforma web “tambook” del Programa “Plataforma de Acción para la Inclusión Social - PAIS (2017).. Image © Cristian Yarasca
Figura 16. Programa fijo y variante. En este gráfico se realiza una complementariedad entre el programa “fijo” y el programa “variante”, con la finalidad de manifestar la necesidad de incluir la cualidad de “versatilidad de uso” en el futuro planteamiento arquitectónico del tambo. Fuente: Elaboración propia en base a los datos obtenidos de la plataforma web “tambook” del Programa “Plataforma de Acción para la Inclusión Social - PAIS (2017). . Image © Cristian Yarasca

Conclusiones

La problemática que afronta el “Programa Nacional de Tambos” (PNT), y que hemos expuesto anteriormente, se puede resumir en la geografía compleja y multiescalar, la dispersión poblacional que acrecienta más la dificultad por parte de estado para la provisión de acceso a servicios básicos y, por último, la pobreza con su carácter multidimensional; es decir, no solo monetario, sino también reflejado en la calidad de la vivienda o en los indicadores de salud; y que se agudiza con la exclusión social que sufren estas poblaciones. Ante este contexto y habiendo identificado las oportunidades proyectuales sistemáticas del PNT podemos concluir mencionando tres variables “proyectuales” que deberán ser tomados en cuenta por el PNT para el futuro desarrollo de sus tambos de cara al Bicentenario de la Independencia del Perú.

(1) Multiescalaridad. Los centros poblados rurales a los que, en el futuro, el tambo deberá instalarse, son de desigual cantidad poblacional y, por lo tanto, de distintos requerimientos de servicios. Entonces, la edificación del tambo deberá tener la cualidad de adaptarse dimensionalmente y programáticamente a esta demanda de ambientes o espacios arquitectónicos para realizar las atenciones y capacitaciones de forma efectiva. (2) Sistematización. La velocidad de instalación del tambo es preponderante porque asegura una urgente atención a las zonas de mayor vulnerabilidad y además asegura una correcta inversión económica del estado. Por lo tanto, la implementación del tambo deberá ser de carácter modular para optimizar los procesos constructivos y logísticos. (3) Articulación territorial. El edificio del tambo es la presencia del estado, pero esta presencia debe ser pertinente al territorio del ámbito de influencia, no en cuestiones artísticas o cromáticas, sino en términos tangibles como el confort ambiental o ante las condiciones climáticas adversas.

Por otro lado, también se necesita una actuación temporal por parte del edificio, esto significa que pueden existir fases de implementación de acuerdo al grado de riesgo del centro poblado rural y alineado a la estrategia nacional[xxxvi] del gobierno peruano. Estas son: (a) Presencia Física del Estado. La implementación física del tambo responde a las necesidades básicas impostergables (asistencia social) de los centros poblados rurales del ámbito de influencia. (b) Catalizador del Campo. Busca que, luego de aliviar las necesidades impostergables, se tenga como objetivo el fortalecimiento de las capacidades productivas relacionados a las actividades agropecuarios por ser esta la de mayor índice ocupacional en estas zonas rurales. (c) Empoderamiento de las generaciones. La última estrategia está destinada a generar el ambiente propicio para la inserción progresiva de la cultura y educación. Se plantea que estos dos tipos de actividades son los que podrían asegurar un crecimiento sostenible y poder afirmar los intentos de mitigar la pobreza en los centros poblados rurales dispersos.

El gobierno peruano, por obligación o convicción, ha emprendido este siglo diversos programas sociales destinados al desarrollo rural que van desde lo programático hasta lo tangible o edificable como el “Programa Nacional de Tambos”. Los programas sociales del gobierno tienen un gran potencial, porque en su iniciativa original siempre se considera “llevar el estado” a las poblaciones más alejadas y vulnerables del país, a fin de “saldar” una histórica deuda social con estas comunidades. Sin embargo, cuando estos programas sociales se ejecutan, estas no terminan cubriendo todas las expectativas, debido a, entre otras cosas, la enrevesada burocracia, cálculos políticos, corrupción, o que su planteamiento inicial con respecto al territorio es insuficiente para comprender todas las variables que la conforman. No obstante, creemos que estas iniciativas gubernamentales tienen un gran recurso, que es bastante escaso en estas épocas, el cual es la “voluntad” de hacerlo. Esto quiere decir que estos programas nacionales ya atravesaron la tortuosa barrera administrativa para iniciarse, sin embargo, ahora necesitan una visión sistemática con respecto a su actuación física en el territorio rural; y es allí donde la arquitectura puede aportar desde la síntesis de condicionantes territoriales y la convergencia de variables proyectuales.

Citas

- [i] En el año 2008 se estimaba una población total de 6,700 millones de personas (World Bank Open Data). Se estima que para el año 2100, la población urbana mundial alcanzará la cifra de 80% con respecto a la población total que en ese año serían de 11,200 - 13,100 millones.
- [ii] KOOLHAAS, Rem. OMA Lecture: Countryside. Amsterdam: 2012. Según Rem Koolhaas, la mancha urbana ocupa el 2% de la superficie terrestre mundial y estas aglomeraciones urbanas causan el 80% de la contaminación global. En cambio, lo rural ocupa el 98% del territorio mundial, sin embargo, a diferencia de las ciudades, el campo es “solo” responsable del 20% de la contaminación mundial.
- [iii] Se estima que el número de pobres (considerados aquellos que viven con menos de 1.90$ al día) en el mundo es cerca de 800 millones de personas. De esta cantidad, aproximadamente unos 624 millones (78%) viven en el sector rural. (World Bank Data, 2016).
- [iv] WORLD BANK. Beyond The City: The Rural Contribution to Development. World Bank Latin American and Caribbean Studies. Washington: World Bank, 2005, p. 46. La OCDE define a lo rural bajo dos condiciones: una densidad demográfica menor a 150 personas por km2, y una distancia a zonas urbanas mayores a 1 hora.
- [v] DI LISCIA, Maria Silvia. Del brazo civilizador a la defensa nacional: políticas sanitarias, atención médica y población rural (Argentina, 1900-1930). Historia Caribe. 2017, Volumen XII N° 31, Julio-Diciembre, pp. 159-193. Universidad Atlántico, Colombia.
- [vi] Instituciones como el CEPAL recomiendan considerar otros factores tales como: densidad de población, distancias, accesibilidad y los usos de tierra.
- [vii] CEPAL. Hacia una nueva definición de “rural” con fines estadísticos en América Latina. Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Santiago: CEPAL, 2011, p. 22.
- [viii] ONU. La pobreza rural en América Latina: lecciones para una reorientación de las políticas. Organización de las Naciones Unidas - División Desarrollo Productivo y Empresarial. Santiago: 2003, p.42. A estas estadísticas hay que agregarle que a nivel latinoamericano los ingresos urbanos son en promedio 2 o 3 veces más alto que los rurales.
- [ix] IICA. Perspectivas de la agricultura y del desarrollo rural en las Américas: Una mirada hacia América Latina y el Caribe 2015-2016. Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura. San José: 2015, p. 45.
- [x] MCVS. Compendio de Análisis del Programa Nacional de Tambos. Ministerio de Construcción, Vivienda y Saneamiento. Lima: MVCS, 2016, p. 62.
- [xi] OECD. Strategies to improve rural service delivery. Organization for Economic Cooperation and Development. Paris: OECD, 2010, p. 14.
- [xii] Otros desafíos son la lejanía de centros urbanos grandes, los largos tiempos de transporte, las escasas líneas de energía, que en conjunto dificultan lograr una masa crítica para una economía de escala de producción y generar conectividad (OECD, 2010, p.24).
- [xiii] SRINIVASAN, Sinduja y RODRÍGUEZ, Adrián. Pobreza y Desigualdades Rurales: Perspectivas de género, juventud y mercado de trabajo. CEPAL, Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Santiago: CEPAL, 2016, p. 10.
- [xiv] RODRÍGUEZ, Adrián. Transformaciones Rurales y Agricultura Familiar en América Latina. CEPAL, Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Santiago: CEPAL, 2016, p. 16.
- [xv] CEPAL. Definición de población urbana y rural utilizados en los censos de países latinoamericanos. Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Santiago: CEPAL, 2018, p. 11.
- [xvi] La explosión demográfica urbana (desde 1960) y la consecuente “implosión” rural peruana son explicados, en parte, por la concentración de la inversión privada y pública en las ciudades que como consecuencia incentivaron movimientos migratorios masivos del campo a la ciudad.
- [xvii] Censos Nacionales 2007: XI de Población y VI de Vivienda. Realizado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) por encargo del gobierno peruano.
- [xviii] REMY, Maria Isabel. Las Urbes, Las Ciudades y La Población Rural. Revista Argumentos. IEP Instituto de Estudios Peruanos. Año 3, Número 2, 2009, p. 1.
- [xix] La población rural ha decrecido porcentualmente y nominalmente aunque en distinta proporcionalidad. El censo del 2007, mostró que el 72% era urbano (20, 810,288) y 28% rural (6, 601,869). El último censo del 2017, evidenció que la población urbana creció al 79% (23, 311,893) y lo rural decreció al 20% (6, 069,991).
- [xx] MCVS. Compendio de Análisis del Programa Nacional de Tambos. Ministerio de Construcción, Vivienda y Saneamiento. Lima: 2016, p. 46. La cifra corresponde al porcentaje de población rural con una incidencia de pobreza mayor al 50%.
- [xxi] Por ejemplo, la alta incidencia de enfermedades origina un aumento en el gasto fiscal dirigido al sector salud, afectando la tasa de crecimiento de economía local, regional y nacional.
- [xxii] PNT. Resultados del empadronamiento en el ámbito de influencia de los tambos. Programa Nacional de Tambos. Lima: MVCS, 2015, p. 17. En el Perú, las zonas con mayor altitud (los andes) y la Amazonía rural concentran la mayor cantidad de personas pobres y pobres extremas.
- [xxiii] PNT. Impacto de corto plazo en población rural y rural dispersa. Programa Nacional de Tambos. Lima: 2016, p. 18.
- [xxiv] MCVS. Marco conceptual del Programa Nacional Tambos. Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento. Lima: MVCS, 2015, pp. 17-20.
- [xxv] FIDA. Dar a la población rural pobre del Perú la oportunidad de salir de la pobreza. Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola. Roma: FIDA, 2012, p. 2.
- [xxvi] IPE. Programas Sociales, Salud y Educación en el Perú: Un Balance de las Políticas Sociales. Fritz Du Bois, Jorge Chávez, Cusato Novelli. Instituto Peruano de Economía. Lima: IPE, 2004, pp. 13-20.
- [xxvii] En agosto de 1991 se creó el “Fondo de Compensación y Desarrollo Social” FONCODES.
- [xxviii] MCVS. Compendio de Análisis del Programa Nacional de Tambos. Ministerio de Construcción, Vivienda y Saneamiento. Lima: MCVS, 2016, pp. 63-64.
- [xxix] TANAKA, Martín y TRIVELLI, Carolina. Las Trampas de la Focalización y la Participación. Pobreza y Políticas Sociales en el Perú durante la Década de Fujimori. Instituto de Estudios Peruanos. Lima: IEP, 2002, p. 2.
- [xxx] ESTRADA, Himilce y PEREA, Alexis. Los Programas Sociales en el Perú 1990 - 2007: Del Alivio a la Superación de la Pobreza. Congreso de la República del Perú. Lima: 2008, p. 2.
- [xxxi] MIDIS. Una Política para el Desarrollo y la Inclusión Social en el Perú. Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social. Lima: MIDIS, 2012, p. 11.
- [xxxii] MIDIS. Manual de Operaciones del Programa Nacional de Tambos. Lima: MIDIS, 2017, p. 3.
- [xxxiii] PNT. Impacto de corto plazo en población rural y rural dispersa. Programa Nacional de Tambos. Lima: MVCS, 2016, p. 15.
- [xxxiv]MCVS. Compendio de Análisis del Programa Nacional de Tambos. Ministerio de Construcción, Vivienda y Saneamiento. Lima: MVCS, 2016, p. 46.
- [xxxv] Fue finalmente adoptado por el MVCS como base para la norma “‘Fomento de la Construcción de Edificaciones Bioclimáticas Sostenibles” destinado para futuras edificaciones que promoviera el sector público, sin embargo, dicha norma no se concretó. No obstante, últimamente algunos programas de infraestructuras sí la han adoptado con éxito.
- [xxxvi]La Estrategia Nacional de Desarrollo e Inclusión Social “Incluir para Crecer”, fue aprobada el año 2012 luego de la creación del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS), ministerio que actualmente alberga al PNT.

Bibliografía

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- YARASCA, Cristian. Tambook: Articulación de la Plataforma Multisectorial Tambo al Territorio Peruano. Tesis de Posgrado. Maestría en Arquitectura y Procesos Proyectuales. Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima: PUCP, 2018.

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Sobre este autor/a
Cita: Cristian Yarasca. "El problema de la distancia: “tambos” como oportunidad proyectual para el territorio rural peruano" 23 may 2020. ArchDaily México. Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/939967/el-problema-de-la-distancia-tambos-como-oportunidad-proyectual-para-el-territorio-rural-peruano> ISSN 0719-8914

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