
-
Arquitectos: UNA MUNIZVIEGAS
- Área: 742 m²
- Año: 2023
El bloque de cemento es un material prefabricado que se utiliza principalmente para construir muros. Al igual que los ladrillos comunes, los bloques funcionan en conjunto al apilarse y al unirse con mortero formado generalmente por cemento, arena y agua. Para llevar a cabo esta unión, los bloques presentan un interior hueco que permite el paso de las barras de acero y el relleno de mortero.
Existe una gran variedad de dimensiones y texturas, desde las superficies lisas más tradicionales a terminaciones estriadas o rugosas, además de unidades especiales para esquinas o para vigas con armaduras longitudinales. Sus dimensiones se mueven entre el clásico 8x8x16 pulgadas (aprox. 19x19x39 cm), para uso estructural, y otras versionas más esbeltas para tabiquería, con dimensiones cercanas a las 8x3.5x39 pulgadas (aprox. 19x9x39 cm). ¿Cómo incorporarlos creativamente en nuestros diseños?
A medida que la crisis climática continúa presentándose como una amenaza significativa para el futuro del ecosistema y las ciudades, el informe del IPCC de este año, titulado "Cambio climático 2022: impactos, adaptación y vulnerabilidad", encontró que si bien se están observando esfuerzos de adaptación en todos los sectores, el progreso que se está implementando hasta ahora es muy desigual, ya que existen brechas entre las acciones tomadas y lo que se necesita. En el Día de la Tierra de este año, exploramos el progreso que están haciendo los gobiernos y los arquitectos para lograr operaciones netas cero en las próximas décadas.
El Mies Crown Hall Americas Prize anunció la lista completa de jurados para su cuarta edición, que será presidida por Sandra Barclay de Barclay & Crousse, y acaba de publicar los proyectos nominados que comprenden 200 obras construidas en América del Norte y del Sur para MCHAP 2022 y 50 proyectos para MCHAP .emerge 2022.
Para la mayoría de las personas, la vida moderna requiere pasar la mayor parte del día en espacios interiores; de hecho, según un informe de la Agencia de Protección Ambiental, la persona promedio pasa alrededor del 90% de su vida en interiores. Como resultado, esto implica perderse los beneficios para la salud asociados con la exposición a la luz solar, como la absorción de vitamina D, la regulación de los ritmos circadianos, niveles más altos de energía e incluso un mejor estado de ánimo. Así, una opción es aumentar la cantidad de tiempo que pasamos al aire libre. Pero dado que la mayoría de las funciones diarias se llevan a cabo dentro de los edificios, es crucial incorporar y priorizar la iluminación natural en los interiores.
La palabra comensalidad se refiere al acto de comer juntos, compartir una comida. Mucho más que una mera necesidad humana esencial, sentarse a la mesa es una práctica de comunión e intercambio. Un artículo de Cody C. Delistraty recopila algunos estudios sobre la importancia de comer juntos: los estudiantes que no comen regularmente con sus padres faltan más a la escuela; los niños que no cenan diariamente con la familia tienden a ser más obesos y los jóvenes de familias sin esta tradición acaban teniendo más problemas con las drogas y el alcohol, además de un peor rendimiento académico. Evidentemente, todas estas cuestiones planteadas son complejas y no deben reducirse a un solo factor. Pero tener un lugar adecuado para comer, libre de muchas distracciones, es un buen punto de partida para tener al menos un momento centrado en la conversación y la comida. Estamos hablando de los comedores. Aquí repasamos algunos proyectos para clasificar las formas más habituales de desplegar estos importantes muebles.
Numerosos edificios suelen quedar en desuso por los constantes cambios económicos, sociales y tecnológicos que sufren nuestras ciudades. La inconsistencia programática de los tiempos actuales demanda una gran versatilidad y capacidad de adaptación de nuestras infraestructuras y produce, cada vez con mayor frecuencia, que los proyectos queden deshabitados, librados al abandono y al deterioro.
A continuación presentaremos una serie de 20 proyectos Latinoamericanos en los cuales antiguos galpones, vivendas, cárceles, molinos y mercados fueron recuperados y transformados en Centros Culturales, Museos y Galerías.
Los investigadores señalan a los Jardines Colgantes de Babilonia como los primeros ejemplos de techos verdes. Aunque no hay pruebas de su ubicación exacta y existe muy poca literatura sobre sus estructuras, la teoría más aceptada es que el rey Nabucodonosor II construyó una serie de terrazas elevadas y ascendentes con especies variadas como regalo a su esposa, quien extrañaba los bosques y las montañas de Persia, su tierra natal. Según Wolf Schneider [1] los jardines estaban sostenidos por bóvedas de ladrillo, y debajo de ellos, había una serie de pasillos sombreados enfriados por el riego artificial de los jardines, con una temperatura mucho más baja que la del exterior, en la llanura de Mesopotamia (actual Irak). Desde entonces, han aparecido ejemplos de cubiertas verdes en todo el mundo, desde Roma hasta Escandinavia, en los más diversos climas y tipos.
Aún así, la solución de incluir plantas en el techo todavía es vista con desconfianza por muchos arquitectos y urbanistas, siendo considerada una solución costosa y difícil de mantener. Otros, sin embargo, argumentan que los altos costos de ejecución se amortizan rápidamente con ahorros en climatización y que, por sobre todo, ocupar la quinta fachada del edificio con vegetación es una solución racional. En cualquier caso, la pregunta se centra ahora en si realmente los techos verdes pueden ayudar con el cambio climático.