
- Área: 5281 m²
- Año: 2017
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Proveedores: Porcelanosa Grupo, Abitalia, CHC, Dunkleys, Grespania, +2


Si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma. Si los ancianos no van a la municipalidad –por ahorrarse evidentes trajines de dichosos trámites–, la municipalidad va hacia ellos. En una ciudad no muy planificada como Lima, donde menos aún se ha pensado en diseños para el adulto mayor o las personas con discapacidad, resulta el doble de esfuerzo trasladarse o realizar ciertas actividades sociales. Entonces prefieren quedarse en casa sin complicaciones.
Es una buena idea a poner en práctica que la forma de lograr este acercamiento, más allá de la estática arquitectura, sea a través de la arquitectura móvil. Así la Municipalidad de Miraflores pondría a rodar en un bus diferentes funciones valiosas para un barrio, pero sobretodo muy valoradas por un público que necesita mayor movilidad. La arquitectura en acción es capaz de adaptar un bus "común" con este fin "múltiple". Nuevamente esta profesión demuestra su poder para conectar, contener, acercar…

Buenos Aires 2018 ¿Habitantes? Casi 3 millones ¿Trenes magnéticos de alta velocidad? Cero ¿Rascacielos interconectados con vías férreas? Cero ¿DeLoreans volando por los aires? Lamentablemente; cero ¿Innovaciones en el transporte? El metro bus y la bici senda. En términos urbanísticos, la ciudad pareciera no haber avanzado al ritmo que se imaginó.
Existía una fe ciega en el futuro. Un futuro que todo lo podía, donde el cielo no era el límite y las personas podrían circular libremente sobre las nubes a través de una red de caminos que conectarían altas torres ¿Qué fue lo que ocurrió? Para eso, debemos viajar en el tiempo. Al pasado para ser precisos.

Moisés Hernández (México DF, 1983) es un diseñador mexicano graduado con honores por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey en Diseño Industrial en el 2007. Moisés siempre ha sido atraído por la simplicidad y refinamiento de los objetos, su inspiración proviene de los objetos mexicanos, de las tradiciones, texturas, contrastes y la diversidad cromática del contexto así como el vivir en una ciudad caótica y con sobrepoblación.


¿Qué significa que una bienal de arquitectura -especialmente una panamericana- cumpliera con ya más de 20 ediciones? evidentemente, un importante acumulado de participantes, conferencistas, coordinadores y proyectos que no solo supieron evidenciar durante todos estos años el volumen de la producción a nivel regional, sino que periódicamente nos fueron recordando el potencial de mantener activo el debate e intercambio tanto latinoamericano como mundial.
Por esta cuestión, es interesante señalar números y hechos. Ambos nos sirven como prueba empírica del desarrollo histórico y del alcance de la Bienal de Arquitectura de Quito, que nos puede ayudar a responder la primera pregunta, y a comprender porque es considerada como uno de los eventos de arquitectura más importante del continente americano.
El pasado jueves 15 de noviembre se realizó una nueva edición de la entrega de Premios Obra del Año, el certamen que reúne la votación de los lectores de ArchDaily para determinar las mejores obras de arquitectura realizadas en territorio latinoamericano, durante el último año.

Cuando hablamos de Le Corbusier, parte de su obra, sobre todo las primeras villas en las que estuvo trabajando de la mano conjunta de Pierre Jeanneret, queda apodada bajo el nombre de “Villas Blancas”. Es curioso que este color, el blanco, quede asociado al nombre del arquitecto; y no posea, como ocurre en el caso de algunos pintores, una etapa “azul” como Picasso o una etapa “oro” como Klint.
¿Cuándo, y por qué, fue acuñado dicho término de “Villas Blancas” de Le Corbusier? ¿Es acaso posible que la blancura de sus edificios haya sido malinterpretada, como ocurre con el arte griego? Una idea, dicha blancura, muy útil para cimentar las bases del neoclasicismo en su época, pero totalmente alejada del abanico de colores con los que gozaban dichas obras en el periodo helénico.

En 2011 se presentó a la UNESCO un plan de mejora del Centro Histórico de la Ciudad de México para los años 2011-2016. El proyecto se propuso como un plan conjunto entre sociedad civil, inversión privada y gobierno, esto supuso la mejora de gran parte del centro histórico y la recuperación social y material de muchos de los inmuebles del barrio.
El legado arquitectónico de la Ciudad de México se extiende más allá del Centro Histórico y aunque el plan inicial beneficio enormemente esta zona, son muchos los edificios todavía sin intervenir dentro y fuera de la Colonia Centro. Tras el sismo que sacudió México en 2017 los edificios que resultaron dañados pasaron a engrosar la lista de aquellos que ya estaban en desuso, abandono o en elevado estado de degradación y que se distribuyen por toda la Ciudad de México.
De todos ellos, nos gustaría destacar aquellos en los que su rehabilitación y posterior reutilización generarían un mayor impacto en el área dónde se encuentran con base a su valor simbólico, arquitectónico y material.




Cuando se proyecta un edificio, un pensamiento recurrente suele ser el de cuánto durará en el tiempo. Y es que una vez el edificio finaliza su construcción y abre sus puertas al usuario, comienza su etapa de vida útil, y poco a poco irá construyendo su legado. Entra en juego entonces la cuestión de cómo será recordado, de cuál será la huella de este edificio en nuestros recuerdos: memoria arquitectónica. Y al igual que la memoria humana, la arquitectónica es caprichosa. Los edificios se olvidan como se olvidan recuerdos.
La arquitectura madrileña hace un buen uso del recuerdo. Estilos propios de su arquitectura más histórica siguen hoy en pie y en pleno uso de sus facultades. El neomudéjar, por ejemplo; llegó para quedarse a finales del siglo XIX, y a día de hoy son muchos los ejemplos latentes que siguen siendo epicentros de la ciudad, albergando usos como hospitales, universidades, colegios, asilos, centros culturales o museos.


Hace algunos años en los Estados Unidos, los investigadores estaban buscando maneras de aplicar sustancias a base de orina sintética en la fabricación de materiales de construcción. Hace miles y miles de kilómetros de allí, en la Universidad de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, la investigadora Suzanne Lambert acaba de presentar una investigación muy parecida, en la que descubrió un proceso de desperdicio cero para producir ladrillos a base de orina humana.