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Arquitectos: Office for Strategic Spaces
- Área: 1200 m²
- Año: 2022
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Fotografías:Simona Rota
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Proveedores: Carmave Matud Sistem, Eninter Ascensores, Jarrer Lighting, Mosaista, Rubinetterie Ritmonio , SANTOS
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La rehabilitación de La Carbonería debe su forma a la diversidad de historias entrecruzadas a lo largo de un siglo y medio. Integrar este legado inmaterial en el diseño, ha sido tan relevante como la atención prestada a su estructura, espacios y eficiencia energética. Edificio modesto de viviendas construido en 1864, ganó notoriedad en 2008 cuando fue okupado y, en su fachada, se realizaron dos grandes murales. Su evacuación forzada, en 2014, fue noticia y La Carbonería se transformó en icono gráfico y político de Barcelona.
En 2015, el Ayuntamiento de Barcelona lo declara patrimonio protegido al ser el edificio más antiguo en pie del Eixample, el innovador plan urbanístico concebido por Ildefonso Cerdá para ampliar la Barcelona del siglo XIX. Durante su definición hubo enfrentamiento entre Cerdá y el Ayuntamiento ya que este último promovía grandes avenidas y simetrías contrarias al Plan Cerdá. El conflicto afectó a Narcís Tarragó, el promotor original de La Carbonería, porque, de salir adelante los planes del Ayuntamiento, un bulevar hubiese remplazado el antiguo Camino de Ronda que tocaba su parcela, así que el Sr. Tarragó decidió colocar fachadas en los 4 lados del edificio. ¡Por si acaso! Al quedar descartada la gran avenida, la fachada más espectacular de su edificio quedó oculta e inaccesible en un patio trasero hasta 150 años después.
La protección patrimonial exigía devolver las fachadas a su estado original; también la del patio y sus grandes ventanales, aunque ahora solo mirarían a dos medianeras ciegas. Dado que la escalera original había sido demolida, construimos la nueva junto al ascensor en el rincón más alejado del patio, y los conectamos a la fachada y cada vivienda mediante unos "caminos en el cielo", que saltan por encima del antiguo Camino de Ronda, generando un espacio comunitario tridimensional, un movimiento de personas y efectos que simulan la experiencia y la visión cambiante del bulevar que nunca llegó a hacerse. Esta solución permitió además, proyectar un apartamento más gracias al espacio liberado en el interior del edificio.
Mantuvimos la estructura preexistente a pesar de no ser obligatorio, solo sustituimos los forjados de la cubierta catalana por estar en malas condiciones y, tras los trabajos de refuerzo, el sobrante de cargas útiles se utilizó para hacer visitable la cubierta y situar una piscina de 1m de profundidad sobre el muro central.
Las pasarelas quebradas se sujetan sin puntales o tirantes, mediante un cruce de vigas en planta, consiguiendo un funcionamiento estructural que no es evidente a simple vista, pero que permite más libertad de trazado en un espacio tan reducido y una apariencia más aérea para los caminos que llegan a la puerta de cada vivienda. La gran estructura adosada a la medianera se apoya en la pasarela de acceso a la cubierta, que actúa como viga horizontal estabilizadora, permite el paso a su través, en planta baja y en la última planta, además de ser el soporte para las jardineras y su riego, la pre-instalación fotovoltaica y una serie de espejos que dirigen la luz del sol al patio en invierno.
La distribución interior enfatiza el muro central, asociándole espacios de almacenaje e instalaciones y dos huecos en el mismo conectan el patio interior, las estancias y el barrio de Cerdá. Esta solución asegura, además, una ventilación cruzada eficaz y una iluminación natural que aprovecha todo el recorrido solar, contribuyendo así al ahorro energético desde soluciones pasivas. Junto al uso de materiales originales, transpirables y otros acabados relativamente naturales, como la madera de pino a la cera y aceite, se consigue un espacio generoso y con poco impacto de sustancias volátiles.
Aislando la cubierta junto a las carpinterías y vidrios pensados para aislar térmica y sobre todo acústicamente de la ajetreada calle Urgell, se obtuvo la clasificación energética B (en este caso, un consumo medio inferior al 60% de la media local) sin necesidad de añadir aislamiento a las fachadas exteriores, evitando así dañar el exterior y restar espacio al interior.
Por normativa, la fachada de la calle debía recuperar su estado original y hubiese sido imposible mantener el mural existente por el deterioro del estuco. Se hicieron esfuerzos por y se consiguió mantener la tradicional tienda de muebles del Sr. Garriga en los bajos de la finca.