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Arquitectos: Batlleiroig
- Área: 24402 m²
- Año: 2022
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Fotografías:Antonio Navarro Wijkmark
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El edificio de oficinas A111 promueve la biodiversidad y se organiza de tal manera que todas las oficinas cuenten con espacios exteriores con abundante vegetación y un total de 1.380 m² de terrazas. Asimismo ha obtenido las certificaciones LEED Platinum y Wiredscore. El proyecto situado en el 22@ se encuentra en la antigua parcela de la fábrica de “Galletas Viñas”, conviviendo con el edificio histórico del conjunto fabril. Tanto por la proximidad al edificio histórico, como por la memoria del pasado del barrio, se toma una actitud respetuosa que hace posible la relación con el entorno que lo rodea.
Mediante una volumetría sobria, un todo de fachada óxido que recuerda al ladrillo de las construcciones antiguas y el reconocimiento del chaflán del Eixample de Barcelona, el proyecto quiere sumar sin disonancia, ni afanes de protagonismo, a la construcción del nuevo paisaje urbano, coherente con la cambiante escena del Poblenou. El barrio está viviendo un intenso proceso de transformación, de un espacio fabril hacia un espacio más amigable y humano. Una de las estrategias es la inclusión de ejes verdes permitiendo la interacción con la naturaleza y la peatonalización de calles como el eje Almogàvers, colindante al edificio.
Siguiendo con la construcción de la futura ciudad, dónde la naturaleza y las personas se convierten en protagonistas del espacio, se decide dotar de grandes terrazas los chaflanes y la planta cubierta. En éstas, la vegetación se convierte en actor principal y conquista la fachada, descolgándose por ella permitiendo mimetizarla con la futura vegetación del nuevo eje verde. La planta baja está compuesta por dos volúmenes independientes que generan un paso entre la calle y el espacio público del interior de manzana. Esta conexión se entiende como una oportunidad de proyecto para crear un espacio representativo, por lo que se amplía el paso hasta los 30 metros de ancho, en lugar de los 15 metros requeridos por planeamiento.
Asimismo, la planta baja persigue dos conceptos clave para la propuesta, la permeabilidad y la transparencia. Se busca la porosidad del edificio a través del porche central y la disolución del límite entre el espacio privado y el público. Se crea un espacio cubierto de 30 metros de largo y 5 metros de alto como transición entre el espacio público y las oficinas. A su vez, este sirve como refugio climático y espacio polivalente donde desarrollar múltiples actividades.
El proyecto de A111 busca la transparencia de la planta baja. Se decide que tanto los locales situados en esta planta, como el impresionante vestíbulo, se relacionen con la calle nítidamente mediante una gran fachada de vidrio que permita una relación visual directa. De esta manera se consigue que el peatón sea partícipe de la actividad interior y viceversa, dotando a las calles un mayor sentimiento de seguridad. Se ha buscado maximizar la flexibilidad y versatilidad de los espacios mediante la creación de plantas completamente diáfanas, lo que permite una infinidad de configuraciones posibles.
En el diseño de la planta, se ha optado por ubicar los núcleos de comunicaciones y servicios en las medianeras, lo que libera las fachadas para la zona de oficinas. Esta distribución estratégica favorece la funcionalidad y el aprovechamiento óptimo del espacio disponible. Con el objetivo de promover la flexibilidad dentro de las oficinas, se han colocado los pilares en la fachada, creando una amplia crujía interior, con una distancia de 17,55 metros entre pilares. Esta disposición facilita la flexibilidad de los espacios y la adaptación a diferentes necesidades y usos. Además, los pilares en la fachada tienen la ventaja adicional de reducir la superficie vidriada, logrando un equilibrio adecuado entre áreas acristaladas y opacas. Esto contribuye a mejorar la eficiencia energética del edificio, al controlar la ganancia de calor y reducir la dependencia de la iluminación artificial.
El diseño del edificio promueve la salud y el confort de los usuarios, fomentando la conexión física y visual con la naturaleza. En el acceso al edificio se incorpora una gran lámina de agua que genera el efecto de isla de frescor. Adicionalmente, la presencia de agua como elemento natural, mejora cómo las personas experimentan un lugar y genera beneficios sobre las reacciones biológicas. El interior del edificio se proyecta mediante amplios espacios comunes, manifestando la importancia de la calidad del aire interior. Además, se potencia la elección de materiales naturales, como la madera, promoviendo materiales respetuosos con el medio ambiente y reciclables.
Finalmente, la incorporación de vegetación en las terrazas de los chaflanes y en la gran terraza comunitaria de cubierta, permite a los usuarios mantener una constante conexión con la naturaleza y potencia la biodiversidad en nuestra ciudad. La arquitectura de las oficinas A111 se caracteriza por una cuidadosa configuración de su piel exterior, adaptándose a la orientación del edificio. Este enfoque garantiza una protección solar óptima, empleando diferentes densidades de lamas que varían según la fachada en la que se encuentren ubicadas. Esta solución, no solo cumple una función estética, sino que también añade un elemento funcional al diseño.
Una de las ventajas más destacadas de esta estrategia es que permite a los usuarios percibir y experimentar los cambios naturales a lo largo del día. Las lamas cambiantes generan sombras en constante movimiento, que se proyectan sobre las superficies interiores y exteriores. Estos cambios en la luz y las sombras crean una atmósfera dinámica y visualmente atractiva, en la que los ocupantes pueden apreciar de manera directa la evolución de la jornada y conectarse con el entorno exterior.
Además, la variación en la intensidad de luz a lo largo del día tiene un impacto en la percepción de la temperatura de color. Esto significa que los espacios interiores experimentan sutiles cambios cromáticos, lo que contribuye a fomentar la lectura circadiana, es decir, la conexión de los ocupantes con los ritmos naturales del ciclo diario. Este enfoque respalda la salud y el bienestar de los usuarios, ya que se promueve una mayor conciencia de la hora del día y se establece una conexión más profunda con la naturaleza.