Adamo Faiden sigue manteniendo el interés de todos no sólo por sus múltiples y apasionadas aproximaciones sobre la arquitectura contemporánea, que constantemente se extienden al campo de la enseñanza y la investigación. Su edificio Bonpland 2169 en Argentina, ha sido sido seleccionado por nuestro jurado de expertos -es decir ustedes, los lectores- entre los ganadores del premio Obra del Año 2020.
Realizamos la siguiente entrevista a Marcelo Faiden con este motivo, tener una conversación profunda sobre los edificios cotidianos en la transformación del entorno, los cambios actuales en la forma de vivir o habitar, los propósitos de hacer y cómo enseñar arquitectura hoy en día, y sus proyecciones futuras de la disciplina.
FD: Al resultar ganadores con el edificio Bonpland 2169 escribiste: "Nos llena de satisfacción obtener este reconocimiento por medio de un encargo convencional, por el tipo de edificios de los cuales las ciudades pueden estar hechas. Creemos que en este tipo de oportunidades -en los edificios ordinarios- reside el verdadero potencial de transformación de nuestro entorno". ¿Podrías contarnos un poco más sobre esto de los edificios ordinarios que transforman el entorno?
MF: Históricamente la arquitectura ha producido sus obras más celebradas casi siempre vinculadas a situaciones excepcionales: edificios públicos o culturales, programas de gran escala o piezas superpuestas a entornos dotados de una fuerte carga paisajística... Mientras logramos acumular una enorme cantidad de referencias vinculadas a situaciones poco comunes, hemos perdido cierta avidez por encontrar nuevas oportunidades para desplegar la arquitectura en situaciones ordinarias.
- Proyecto relacionado:
Edificio Bonpland / Adamo Faiden
La calle Bonpland es igual a la mayoría de las calles de Buenos Aires. Las dimensiones del lote en el que trabajamos y su densidad asociada coinciden con el perfil edilicio que más abunda en la ciudad. El tejido de Buenos Aires está mayormente construido a base de edificios que comparten las mismas variables que el edificio de la calle Bonpland. Lo que realmente nos interesa de estas oportunidades “comunes” es su capacidad de expansión. En caso de existir algún tipo de innovación, esta tendría un capo lo suficientemente amplio como para desarrollarse y evolucionar. Nos interesa la arquitectura como un saber acumulativo, construido a base de un esfuerzo colectivo…
Respecto a esto, me parece interesante el proyecto 'From Mixed-Use to Diff-Use' que realizaron para la Bienal de Chicago de 2017, desde ahí una de las cosas que cuestionaban era si todavía creíamos que nuestras rutinas están aún estructuradas mediante el trabajo, la movilidad individual y el descanso. ¿Pudiste profundizar un poco más sobre estas cuestiones?
Comenzamos aquella investigación con la vocación de dar respuesta a un cambio de hábitos que probablemente muchos ya intuíamos. Notábamos que si bien casi todos coincidíamos que nuestras ciudades deberían ser compactas, densas y programáticamente diversas, la estabilidad de dichos programas se veía amenazada por la forma en la que hoy trabajamos, realizamos nuestras transacciones comerciales, descansamos o nos comunicamos con los demás.
- Artículo relacionado:
'From Mixed-Use to Diff-Use', Bienal de Arquitectura de Chicago 2017
Las técnicas de proyecto vinculadas al Mixed-use nos obligaban a conocer de antemano un cóctel de usos o programas que hoy cada vez más nos costaría definir. El movimiento hacia este segundo escenario, al que denominamos Diff-use, implica dotar a la arquitectura de un mayor grado de indeterminación. Implica abordar la inestabilidad programática mediante la construcción de espacios generosos asociados a una cierta neutralidad que solo tiene sentido si es aceptada positivamente por un usuario que reclama mayor libertad, mayor proyección subjetiva. Este ciudadano al que ahora nos referimos no distingue categorías notariales como público o privado ni escalas de trabajo.
Estas ideas pueden ser aplicadas tanto a edificios de escala media como Bonpland, a edificios de gran escala como la Torre Huergo o mismo al interior de nuestras viviendas… La cuarentena a la que muchas ciudades se han sometido en las últimas semanas no ha hecho más que poner a prueba la ductilidad de nuestro espacio doméstico, superponiéndolo de manera abrupta a programas productivos, recreativos o educativos. A fin de cuentas “From Mixed-use to Diff-use” no es otra cosa que un esfuerzo por conciliar la estabilidad de la arquitectura con la imprevisibilidad de la vida.
Entiendo que están ampliamente vinculados con la docencia, en una entrevista que les realizamos en el 2016 nos comentaron que 'la docencia y la práctica son una misma cosa". ¿Crees que esto sigue siendo así? ¿Crees que hoy pueda existir una brecha entre el mundo de la academia y el mundo profesional?
Al mismo tiempo que el mundo profesional y el académico insisten sobre la especialización de sus campos, existen muchísimas prácticas como la nuestra que han logrado diluir estas esferas para construir un modelo de arquitecto capaz de sintetizar “reorganización material” y “especulación intelectual”.
Muchas de las ideas sobre las que hemos conversado hasta aquí han viajado más de una vez desde las aulas hacia nuestro estudio y viceversa. De hecho, el Design Studio que ahora mismo estamos dictando en Princeton School of Architecture se titula también “From Mixed-use to Diff-use”. Mi asociación con Sebastián Adamo está basada en creencia de que mediante la circulación dinámica de ideas existen mayores posibilidades de fijar una posición consistente en el mundo. En este sentido, resulta natural nuestra vocación por superponer nuestra agenda al ámbito profesional y al académico.
Hoy en día, con todos los cambios y preguntas sobre nuestra disciplina, ¿para qué hacen arquitectura? ¿Cuál es su propósito?
Nos gusta describir la arquitectura como “infraestructura para el acontecimiento”. Somos conscientes de que en esta definición abreviada existe una fuerte vocación de servicio. Creemos que esta condición es la que caracteriza nuestra disciplina, la que nos permite ofrecer un punto de vista único dentro de nuestra sociedad para luego, entonces sí, poder participar en la construcción de un mejor entorno.
¿Qué consejo le darían a las nuevas generaciones de arquitectos y de estudiantes de arquitectura?
Les aconsejaríamos que se pregunten a sí mismos qué tipo de arquitecto quieren ser, los estimularíamos a que se entiendan a sí mismos como un proyecto a largo plazo. Creemos que tal vez esa sea una de las pocas formas de disfrutar el paso del tiempo, o de al menos darle algún sentido…
¿Qué proyecciones tienes para el futuro de la arquitectura en Argentina?
Creo que a pesar de que aún no hemos logrado invertir el proceso de degradación de nuestro tejido socioeconómico, existen una buena cantidad de estudios jóvenes que comienzan a construir una práctica consistente en distintos lugares del país. Por alguna razón que aún no logro poner en palabras, en la medida que la calidad de nuestro entorno fue desmejorando sistemáticamente, la arquitectura ha ido dando señales de vitalidad. Ya no en forma de grandes obras institucionales, sino más bien a base de pequeños esfuerzos provenientes del sector privado.
Es posible encontrar destellos sorprendentes en el mismo tipo de “encargos ordinarios” a los que nos referíamos al principio de nuestra conversación. Creo que este es filón que cada vez se volverá más relevante y espero que para nada tenga que ver con la idea nostálgica y autocomplaciente de “operar desde la escases”. Este laboratorio solo puede resultar interesante si lo evaluamos por su capacidad de expandir los límites de la arquitectura y sus formas de practicarla.
Me gustaría aparte, si es posible, que nos cuentes tu historia con Plataforma Arquitectura.
Plataforma Arquitectura nació poco tiempo después que nuestro estudio, con lo cual hemos sido testigos y al mismo tiempo participes de la aventura que inició David Basulto tiempo atrás. Nuestra generación ha sido la primera en experimentar el vértigo de difundir su producción en los tiempos donde las plataformas digitales expandían exponencialmente las posibilidades de comunicar nuestros esfuerzos. Esta extensísima conversación hoy se encuentra en sus archivos y hoy ya puede ser entendida como una especie bitácora o cuaderno de viaje…