
El diseño (en un sentido amplio y abarcativo) de las ciudades del futuro deben basarse fundamentalmente en el ser humano, sus necesidades, apetencias y aspiraciones. Debemos imaginar a las ciudades "vivas", a las personas moviéndose y actuando, aprovechando tiempo y esfuerzos, generando un equilibrado manejo de su tiempo personal, familiar, laboral, profesional y de ocio, y logrando, en definitiva, la mayor calidad de vida posible, concepto que debe ser entendido en toda su magnitud y penetración.
















