

Árboles adultos y escultóricos ocupan la porción central de este terreno de 14 mil m² en el condominio Fazenda Boa Vista, en el interior de São Paulo. El desnivel, que a primera vista es delicado, asume proporciones importantes cuando consideramos toda la extensión del territorio.


Estos dos elementos, los árboles y el desnivel, son la base de la estrategia de ocupación del terreno. Con un programa extenso, la casa se extiende por el espacio, abraza la vegetación y crea oportunidades de trayectos y paisajes diversos. Así, líneas rectas recorren el terreno y delimitan un parque en su interior.


La pendiente trata de dar volumen a esas líneas, que se transforman en muros de piedra que revelan la topografía y sostienen pabellones que se acoplan a ellas. Estos mismos muros de piedra, al entrar en el cuerpo principal de la casa, dan continuidad al diseño del paisaje y ayudan a organizar el programa en conjunto con otros planos complementarios, de hormigón a la vista.



Un tercer material, la madera, se añade como gran plano de cobertura. La madera, el hormigón y la piedra están delicadamente separados entre sí, reforzando las rendijas por las que se puede pasar o ver a través de ellas.



Finalmente, además de los pequeños pabellones distribuidos por el terreno, junto a los muros de piedra, un gran pabellón se posa sobre el bloque principal, definiendo el piso superior con habitaciones. Es ortogonal, está orientado por la geometría de los muros hasta el punto de formar un expresivo voladizo en el patio entre los bloques térreos de la casa.


La continuidad entre los espacios internos y externos, marcada por la existencia de los diversos planos que organizan el objeto y el paisaje, refuerza la existencia de patios de diferentes tamaños, donde grandes esculturas demuestran el aprecio de los clientes por el arte brasileño, también visible en el interior de la casa.






























