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Arquitectos: Florentino Arquitetura Paisagística
- Área: 10 m²
- Año: 2024
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Fotografías:Edgard Cesar
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Proveedores: mmcite, Ere Lab

Descripción enviada por el equipo del proyecto. En un momento determinado del crecimiento de una ciudad, surge la demanda de un área pública de ocio: un espacio para practicar deportes, juegos infantiles, pasear a los animales o simplemente contemplar los árboles. Para ello, es fundamental comprender la naturaleza del lugar, respetando al máximo las condiciones naturales que mantendrán vivo el espacio durante mucho tiempo.

Preservando las condiciones del terreno y la vegetación existente, el proyecto se dividió en dos zonas, explorando el potencial topográfico. La primera, llamada "Sistema Solar", ocupa la parte más alta y plana, concentrando equipos y áreas de estar: espacio para mascotas, juegos infantiles y pérgolas. Vegetaciones puntuales crean hitos verticales y sombras estratégicas. La baja densidad vegetal permite comunicación visual entre sectores, integración y más seguridad.

La segunda zona, "Casarão", forma parte de la segunda fase de la obra. El objetivo fue valorar la arquitectura histórica de la casona antigua y conectarla con los flujos del bosque. Un gran pórtico alineado con la fachada frontal marca la entrada, conduciendo a una avenida con elementos naturales. Nuevos senderos serpentean entre los árboles centenarios del bosque, creando pequeñas islas de descanso. La interpretación del paisaje siguió el principio de respetar la vegetación y la topografía, adaptando el proyecto al terreno y creando nuevas condiciones de accesibilidad.

En el ámbito social, la plaza se encuentra en una zona universitaria, en un terreno cedido por la Universidad Federal de Jataí en colaboración con el Ayuntamiento. La propuesta buscaba legitimar esta relación, despertando la curiosidad y el interés por la ciencia. Al descubrir que existía un antiguo proyecto para construir un planetario en ese lugar, se identificó la oportunidad de crear un espacio que invitara a explorar el «universo».

El elemento central es una pasarela pintada de amarillo, que simboliza el Sol, que destaca como hito del paisaje y representa un viaje por el Sistema Solar. A lo largo de ella, cada planeta se presenta de forma metafórica, con colores, materiales y dimensiones que remiten a sus características reales. La Tierra, al estar en constante evolución, está representada por una estructura verde con una enredadera, cambiando de aspecto con el paso del tiempo.


Desde esta pasarela se distribuyen los flujos hacia las zonas de estar y recreación, contemplando diferentes públicos. Las pérgolas circulares remiten a astros conectados, formando "constelaciones" en el espacio. Los caminos, muchas veces sinuosos, crean diferentes formas de interacción con el paisaje.

Una gran área de césped fue dejada libre para usos espontáneos, permitiendo que los propios visitantes propongan nuevas formas de ocupación. El proyecto nace del diálogo con la naturaleza, creando un paisaje que celebra el pasado y el futuro mediante un diseño inclusivo, abierto a todos, fortaleciendo el sentido de pertenencia y convirtiendo la ciudad, cada vez más, en un espacio de todos.



















