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Arquitectos: Apiacás Arquitetos, SIAA
- Área: 26263 m²
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Fotografías:Alessandro Kusuki
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Proveedores: Acústica & Sônica AVM, MBM Engenharia , Ambiental , Arqmate, Bettoni , CAP - Consultoria Ambiental e Paisagística , Climaplan, Franco Associados, Harmonia Acústica, Kurkdjian Fruchtengarten Engenharia, MAG Projesolos, Mirella Marino, Monobeton , Nucleora, Steinsolos , proassp

Descripción enviada por el equipo del proyecto. La yuxtaposición de actividades culturales y deportivas presente en el programa de necesidades de las unidades del SESC —así como la calidad de su programación e infraestructura— propicia la creación de un espacio estimulante y diverso, capaz de fomentar una mirada atenta hacia cuestiones primordiales de la disciplina arquitectónica: la arquitectura como lugar de encuentro, espacio capaz de albergar la convivencia humana y el desarrollo de sus actividades.


El carácter eminentemente público de este programa también impulsa la creación de un espacio que, a pesar de su gestión privada, se afirme como un ámbito de marcado carácter urbano en su interior, y que funcione como un elemento catalizador del desarrollo urbano de su entorno: la arquitectura como instrumento de construcción de ciudad y paisaje.

En este sentido, la obra del SESC Franca encarna la noción de una utopía construida. En una ciudad del interior del estado de São Paulo, históricamente carente de infraestructura pública en cultura, ocio, deporte y salud, el proyecto se presenta como la materialización de un horizonte de posibilidad: un futuro mejor imaginado a partir del diseño arquitectónico y efectivamente hecho realidad.


1. Inserción urbana. Considerando la escala de la manzana y las especificidades de su entorno, se decidió caracterizar cada una de las cuatro calles con accesos y programas específicos, evitando la creación de “fondos” sin calidad urbana en las divisorias que delimitan el lote.

2. Volumetría. A partir del esquema de accesos del conjunto, se planteó un volumen lineal destinado a funciones administrativas y de servicios, y otro para los programas públicos. Estos dos volúmenes se construyen con un marcado carácter tectónico —alternando opacidad, transparencia y translucidez— en contraste con el carácter estereotómico de los muros de gaviones, concebidos tanto como contenciones como cierres para estacionamientos y áreas técnicas.

3. La construcción del vacío. Al mismo tiempo que la volumetría define los límites del lote y organiza los accesos, los dos bloques principales delimitan un espacio interior descubierto para actividades al aire libre.

Piscinas, canchas y áreas de recreación infantil se dispusieron en tres plataformas adaptadas a la topografía, a la orientación solar, a las vistas del paisaje y, sobre todo, al carácter específico de cada actividad prevista.


4. Relación interior-exterior. Cada una de las tres plataformas de actividades al aire libre se diseña en continuidad con los pisos internos, promoviendo la extensión entre programas interiores y exteriores: continuidad entre piscinas cubiertas y descubiertas; conexión entre áreas infantiles y de ocio; relación entre canchas, gimnasios y áreas de convivencia, y la apertura del comedor hacia el exterior.

5. Densidad y diversidad. En lugar de fragmentar el proyecto en volúmenes funcionales autónomos, se privilegió la concentración de los programas públicos en un solo volumen, valorando la diversidad y densidad de actividades del SESC. Esta decisión genera un espacio arquitectónico vibrante y de marcado carácter urbano, tanto por la simultaneidad de usos como por la interacción natural entre usuarios de distintas edades e intereses.

6. El espacio negativo. Aunque los programas se organizan en cajas dentro del volumen principal, todo el proyecto fue concebido desde el vacío construido. Este espacio negativo alberga programas complementarios a la circulación, potenciando pasajes como lugares de encuentro. Se añaden pasarelas y escaleras abiertas que multiplican las posibilidades de recorrido y articulan los distintos niveles y programas.
7. El diseño del suelo. El suelo atraviesa el edificio creando un pasaje entre el acceso público y el patio interior. Como una calle, articula diferentes programas y se acomoda a la topografía formando plataformas en diversas cotas. En cada cota, un programa; y el techo de un espacio es el suelo del siguiente nivel.



























