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Arquitectos: Tadu Arquitetura
- Área: 1367 m²
- Año: 2025
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Fotografías:João Duayer, Felipe Motta

Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto distribuye 22 habitaciones entre jardines, senderos y diferentes niveles, en una implantación no lineal que invita al huésped al descubrimiento, como quien se pierde por las callejuelas de un pueblo costero en el litoral de Ceará. El hotel puede describirse, entre otras cosas, como un refugio tropical y discreto en el corazón del pueblo de Jericoacoara.

El terreno, situado a pocos metros de la Playa da Malhada, alberga un conjunto de volúmenes independientes que se conectan a través de escaleras externas y recorridos en medio de la vegetación tropical. El concepto principal —«una villa tropical y su jardín secreto»— guía toda la propuesta: la experiencia de caminar, explorar y encontrar perspectivas inesperadas entre la arquitectura y la naturaleza.

Con vistas al Morro do Serrote, a la puesta de sol sobre el mar o al jardín interior, cada habitación ofrece una relación única con el paisaje. La disposición en forma de «U» organiza la zona de ocio y la piscina en el nivel más bajo, preservando la privacidad de las habitaciones superiores, que se abren al gran jardín central del complejo.

Villa Tapí es un proyecto arquitectónico integrado en el paisaje. La materialidad expresa la identidad local a través de la madera natural, la piedra Cariri, el enlucido rústico y la arena a la vista en los caminos. El paisajismo incorpora especies autóctonas, lo que refuerza la sensación de inmersión tropical y continuidad visual con el entorno.


La luz y el viento, elementos abundantes en la región, son protagonistas del proyecto. Las aberturas con persianas garantizan la ventilación cruzada y el confort térmico natural, mientras que el uso generoso de la iluminación natural reduce la dependencia de la energía artificial. El complejo también cuenta con paneles solares para calentar agua, lo que reafirma el compromiso medioambiental del proyecto.

La zona social cuenta con piscina, salón cubierto, restaurante y un amplio jardín, creando una secuencia fluida entre espacios abiertos y sombreados. Los bloques de habitaciones, situados en los niveles más altos, ofrecen amplias vistas y tranquilidad. Esta diferencia de cotas, además de resolver la topografía, crea una narrativa espacial de descubrimiento: cada escalera, cada desnivel, revela una nueva relación con el entorno.

La integración entre la arquitectura, el paisajismo y los interiores refuerza la atmósfera de «pies en la arena» que caracteriza a Jericoacoara. Los materiales locales, los muebles de madera natural y los objetos artesanales evocan la sofisticada sencillez de la cultura costera.




















