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Arquitectos: IDOM
- Área: 39592 m²
- Año: 2025
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Fotografías:Cristóbal Palma
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Proveedores: ChileSeating, WoodArch

Descripción enviada por el equipo del proyecto. El estadio San Carlos de Apoquindo (actualmente Claro Arena) inaugurado el 4 de septiembre de 1988, se ubica en la comuna de Las Condes, Santiago de Chile, en un terreno en pendiente hacia la ciudad, entre la cordillera y el cerro Manquehue. El diseño original presentaba una configuración parcialmente enterrada, con accesos diferenciados entre la banda oriente (Fouilloux) y la poniente (Livingstone).

Ante la necesidad de ampliar el aforo de 12.000 a 20.000 espectadores y modernizar la infraestructura, el club convocó un concurso para transformar el estadio en un espacio acorde con los estándares del fútbol contemporáneo. El nuevo diseño debía responder a exigencias tecnológicas, de sostenibilidad, confort y hospitalidad, además de permitir un uso continuo más allá de los partidos, convirtiéndose en un edificio multipropósito.


El proyecto, desarrollado por IDOM, propone un estadio racional, eficiente y sostenible, con atención al clima, la energía y el confort. Se conserva el graderío original casi intacto, sobre el cual se construye un bulevar perimetral a cota Fouilloux que conecta todas las zonas. Bajo este bulevar permanece el estadio antiguo, mientras que sobre él se eleva una estructura ligera y permeable que alberga la ampliación.



La planta adopta una geometría rectangular, optimizando visuales y funcionalidad. Las esquinas se convierten en espacios singulares que marcan accesos y ofrecen salas multiusos con vistas al paisaje y al campo, utilizables tanto en partidos como en otros eventos.

El graderío original conserva el 95% de sus visuales. Sobre él se sitúan nuevas galerías para público general y palcos. En Livingstone, la ampliación se desarrolla tanto bajo como sobre el bulevar, integrando camarines, salas de prensa, zonas técnicas, hospitality premium y espacios para medios.


La estructura mantiene el hormigón original, sano y funcional, minimizando intervenciones. La ampliación se articula alrededor del bowl existente, con vigas y pilares de hormigón. Las esquinas incorporan estructuras mixtas de hormigón y acero invertido, optimizando esfuerzos y respetando las alturas normativas.


La envolvente del estadio se diseña para mejorar el confort ambiental en un espacio abierto y no climatizado. En la ampliación del estadio (la cota del bulevar hasta la cubierta), se utiliza madera laminada de pino radiata chileno en lamas verticales cada metro, integrando iluminación LED. Según la orientación, se incorporan bastidores solares, paneles acústicos o se deja abierto para facilitar la ventilación. Una cinta de hormigón marca el arranque de la fachada, funcionando como remate.


La cubierta, diseñada para condiciones sísmicas, utiliza una estructura mixta de madera y acero. En los fondos, vigas de madera laminada salvan luces de 17 m; en las bandas, estructuras tridimensionales salvan hasta 31 m. El diseño estructural optimiza el uso de la madera aprovechando sus propiedades a flexión para transmitir los esfuerzos minimizando las conexiones de acero. La cubierta se completa con chapa ligera e impermeabilización TPO.


En cuanto a sostenibilidad, el proyecto se apoya en estrategias transversales que involucran a socios industriales del acero, plástico, madera y energía. Se aplican principios de reducción, reutilización y reciclaje: se minimiza la superficie construida, se optimiza el consumo energético y de agua, se reutiliza la estructura de hormigón existente y se reciclan materiales como el acero de la antigua cubierta y el plástico de las butacas. Además, se emplean 1.600 m³ de madera laminada chilena, capturando más de 1.500 toneladas de CO₂ y fomentando el desarrollo industrial local y la circularidad.











































