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Arquitectos: RW arquitectos
- Área: 57 m²
- Año: 2025
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Fotografías:Rubier Bernabeu

Descripción enviada por el equipo del proyecto. Esta instalación efímera de intervención urbana nace del deseo de restablecer un vínculo emocional y simbólico entre la ciudad y sus habitantes, tomando como punto de partida el arquetipo de la casa, entendido como refugio, memoria y núcleo familiar. En un contexto donde la sociedad cubana demanda espacios públicos que reconforten, inspiren esperanza y propicien la pausa en medio de la crisis, el proyecto se propone como un gesto arquitectónico de encuentro, contención y pertenencia.


La pieza se configura como una pirámide de escala urbana construida a partir de módulos independientes: pirámides de base cuadrada cuyos lados se conforman a partir de triángulos equiláteros. Cada unidad fue extraída manualmente mediante técnicas tradicionales en antiguas canteras de la región, hoy abandonadas, donde aún persiste de manera espontánea y no regulada la extracción de bloques de piedra caliza. Este gesto rescata oficios y memorias materiales, resignificando un recurso olvidado del paisaje constructivo local.

La instalación reúne 320 piezas pétreas, cada una con un peso aproximado de 25 kg. Inicialmente distribuidas en la plaza, estas pirámides conforman un mapa dinámico que invita a la participación comunitaria, posibilitando recorridos, apropiaciones libres y transformaciones espaciales. Su condición efímera radica no solo en su temporalidad, sino también en la capacidad del público para reconfigurar el orden de los módulos, generando nuevos patrones planimétricos e incluso estructuras tridimensionales por superposición. El proyecto explora así la pureza del material envejecido, revelando su resistencia, textura y memoria temporal.


Casa se concibe como metáfora de amor, unidad y espiritualidad. Es un lugar que condensa la nostalgia de la familia fragmentada, el desarraigo migratorio y la necesidad de reconstrucción afectiva en la sociedad cubana. Un punto común donde se proyectan recuerdos, ausencias y deseos colectivos.

La elección de la pirámide como módulo no es casual: su carácter universal la vincula con una herencia arquitectónica compartida y aún enigmática. Al igual que las pirámides egipcias o mesoamericanas —como Teotihuacán, Chichén Itzá o Tikal—, este proyecto recupera la dimensión simbólica y ceremonial del volumen piramidal, reinterpretándola desde la escala contemporánea y social. En Casa, la pirámide se convierte en fragmento, en unidad mínima capaz de construir comunidad.













