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Arquitectos: Atelier Deshaus
- Área: 268 m²
- Año: 2019




Durante el mes de septiembre tuvo lugar la 4ª edición de la Bienal de Arquitectura de Chicago bajo el título Available City (Ciudad Disponible) - y fue una perfecta ocasión para abrir el debate sobre el papel de la arquitectura en la equidad urbana.
¿Puede la arquitectura favorecer a la equidad en las ciudades? ¿Tiene límites para hacerlo? Desde una perspectiva crítica discutimos sobre el asunto a través de una pregunta inicial para nuestros lectores: ¿Qué tan equitativa es la arquitectura?
Luego de leer y recopilar todos los comentarios recibidos, tanto de profesionales de la construcción, como de estudiantes e interesados en la arquitectura, coincidimos en que la equidad en la arquitectura antes que nada es un tema multiescalar, un problema global y de todos.


Bruce Jilk, en su ensayo "Place Making and Change in learning environments”, muestra una visión radical de la educación contemporánea que, según él, está desactualizada y no satisface las necesidades del mundo moderno. En lugar de proporcionar un mundo de individuos que operan dentro de un entorno urbano más amplio, las escuelas se han convertido en guetos internalizados de la infancia, alejados de las comunidades a las que se supone que deben servir, administrados centralmente en un espíritu de “talla única”. Los diseñadores y arquitectos de todo el mundo continuan buscado un modelo arquitectónico más flexible que permita mucha más creatividad dentro del proceso de aprendizaje y los entornos que le rodean.

Las ciudades están tan arraigadas en la historia de la humanidad que difícilmente nos preguntamos por qué vivimos en ellas o cuál es la razón por la que nos agrupamos en asentamientos urbanos. Ciro Pirondi, arquitecto brasileño, señala que vivimos en ciudades porque nos gusta tener a alguien con quien hablar, mientras que Paulo Mendes da Rocha clasifica la ciudad como "la obra suprema de la arquitectura". La ciudad es el mundo que el hombre construye para sí mismo. Son inmensas construcciones colectivas, palimpsestos, collages de capas de historias, logros, éxitos y fracasos.
La Tierra ha sido principalmente urbana desde 2007. Y se espera que en 2050 el 70% de las personas vivan en ciudades. En los próximos años las megaciudades con más de 10 millones de habitantes se multiplicarán, principalmente en Asia y África, y muchas de ellas se ubican en países aún en desarrollo. Esta proyección despierta una alarma en relación a la sostenibilidad y el cambio climático que catalizan las ciudades. Y, por supuesto, sobre cómo resguardar la calidad de vida de sus habitantes y cómo permitirles prosperar y desarrollarse en contextos que, muchas veces, no son los ideales. ¿Cómo recibirán estos asentamientos urbanos este aumento de población? Si bien sus antiguos centros requerirán cambios y mejoras, sus periferias requerirán el diseño de nuevas viviendas e instalaciones públicas, además de una infraestructura adecuada. ¿Cómo puede este proceso ayudar a que los centros urbanos se vuelvan inteligentes, utilizando la tecnología ya disponible a favor de sus habitantes de forma creativa y eficiente?

Fred Kent, fundador de la organización sin fines de lucro Project for Public Spaces, dijo una vez que “si planificas las ciudades para los automóviles y el tráfico, obtienes automóviles y tráfico. Si planificas para las personas y los lugares, obtienes personas y lugares". Puede parecer obvio, sin embargo, nuestras ciudades de hoy están experimentando una rápida transformación de una sociedad orientada a los automóviles a una comunidad amigable con los peatones.



Antes de la pandemia, el mundo ya se enfrentaba a una serie de transformaciones globales en el campo de la construcción, donde los países emergentes estaban a la vanguardia de un poderoso cambio económico. Ya que se espera que la población mundial alcance el hito de los 10 mil millones antes de 2100, el sector de la construcción debería poder comprender y adaptarse a las megatendencias que están reformulando el planeta.

Este artículo se publicó originalmente en Common Edge como "¿Por qué no enseñamos arquitectura china?"
¿Cuántos profesores de arquitectura estadounidenses saben que existe un tratado chino equivalente a Los Diez libros de arquitectura de Vitruvio? Sospecho que muy pocos. Enseñé historia de la arquitectura durante más de 20 años antes de descubrir el maravilloso Yingsao Fashi, un libro de la dinastía Song escrito por un prominente funcionario de la corte que, hasta donde sabemos, no era arquitecto ni constructor. De hecho, antes de la dinastía Ming ningún templo, palacio o santuario prominente en China fue diseñado por un arquitecto porque el concepto de una sola mente maestra a cargo de un proyecto de construcción era ajeno a la forma de diseñar entornos de cualquier tipo en Asia oriental.

Una tendencia de diseño emergente está llenando el vacío entre el mobiliario y la arquitectura dando forma al espacio a través de los objetos en la intersección de ambos, creando un entorno dinámico y altamente adaptable. Ya sea como consecuencia del aumento de la demanda de flexibilidad en los espacios pequeños o como expresión arquitectónica de una sociedad orientada a los dispositivos, los elementos que se encuentran entre la arquitectura y el mobiliario abren la puerta hacia una mayor versatilidad del espacio. Estos objetos operan en la convergencia de las dos escalas de la interacción humana, tallando un nuevo enfoque de diseño para los espacios interiores habitables.