Después de dos semanas de nominaciones en la 16ª edición de los Premios Obra del Año 2025, nuestra comunidad evaluó más de mil proyectos y seleccionó a los 15 finalistas. Los premios de este año celebran la excelencia en diseño, innovación y sostenibilidad, específicamente en la región de Latinoamérica y España, destacando una selección excepcional de proyectos en la lista de finalistas. Como un premio basado en la participación del público, nos enorgullece afirmar que sus elecciones reflejan auténticamente el estado actual de la arquitectura, y la calidad de los finalistas de este año subraya aún más la excelencia y diversidad presentes en el campo.
https://www.archdaily.mx/mx/1028656/conoce-a-los-15-proyectos-finalistas-del-premio-obra-del-ano-2025-de-archdaily-en-espanolArchDaily Team
Nicolás Valencia conversa en Lima con el arquitecto mexicano Jesús López sobre ATEA10, publicación ganadora de la BIAU 2024 que celebra los diez primeros años de Atea, una plataforma multidisciplinaria de producción y experimentación en el barrio de La Merced en Ciudad de México.
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Diagrama esquemático para desarrollar una sección de muro basada en tectónica eco-resiliente.
Se acepta comúnmente que la aparición de musgo o vegetación en la superficie de un edificio es un signo de negligencia, deterioro o mal mantenimiento. Y esta suposición no es del todo infundada: pequeñas grietas en materiales tradicionales pueden llevar a la infiltración de agua, puentes térmicos o incluso patologías estructurales. Pero, ¿y si esta presencia orgánica no fuera un defecto, sino el resultado de la coevolución entre la arquitectura y el entorno? Esta inversión de perspectiva fue anticipada magistralmente por Lina Bo Bardi en la Casa Cirell, en São Paulo, donde los musgos, orquídeas y vegetación espontánea eran parte de la intención arquitectónica desde los bocetos iniciales. El uso de revestimientos de piedra cruda y superficies expuestas permitió que la casa se integrara en el terreno. Proyectos más recientes han profundizado aún más esta relación entre la materia construida y la vida vegetal, como los jardines verticales de Patrick Blanc y el Bosco Verticale de Stefano Boeri, que transforman fachadas en ecosistemas verticales, redefiniendo el envolvente arquitectónico como una infraestructura viva capaz de filtrar contaminantes, absorber calor y fomentar la biodiversidad.
Al diseñar un espacio—ya sea a la escala de interiores, arquitectura o infraestructura—la materialidad es una preocupación central. Más allá de la estética, los materiales determinan cómo funciona un proyecto, envejece y perdura. Algunos arquitectos—como Wang Shu y Kengo Kuma—han construido sus prácticas sobre una profunda sensibilidad hacia el potencial y los límites de los materiales. Pero incluso en el sentido más pragmático, surge la pregunta: ¿Qué perdura y qué no? ¿Cómo cambian los materiales con el tiempo? Naturalmente, los materiales dan forma a la atmósfera y la apariencia—cualidades que a menudo importan más a los clientes. Sin embargo, cada vez más, el discurso en torno a la materialidad ha cambiado de la sustancia estructural al tratamiento de la superficie. ¿Cuándo comenzamos a centrarnos más en "decorar" nuestros espacios superponiendo un material sobre otro, en lugar de confiar en la belleza inherente y el rendimiento del tejido del edificio en sí?