
-
Arquitectos: Claudia Haguiara Arquitetura, HGMA
- Área: 450 m²
-
Fotografías:Christian Maldonado

Descripción enviada por el equipo del proyecto. Situado en un terreno en esquina en una zona residencial arbolada de São Paulo, el proyecto tuvo como punto de partida una construcción preexistente: una casa de una planta de los años 40, inicialmente planeada para ser demolida debido a su estado de conservación.

En la primera visita al sitio, el encanto de la casa existente cautivó tanto a los arquitectos como al cliente, lo que fue suficiente para cambiar los planes: debía ser parcialmente preservada. Dentro de los muros, se percibía la sensación de que el tiempo se había detenido. Los ambientes, sencillos y acogedores, se abrían al pequeño jardín, rodeados por las grandes copas de los árboles protegidos en las aceras. Escondida en uno de los laterales de la casa, una piscina en forma de raia, construida más recientemente.


El desafío del estudio fue crear una nueva residencia, manteniendo parte de la casa original, cumpliendo con el programa y las necesidades del cliente. Para ello, se trazó un eje longitudinal que dividió la parte preservada de la casa antigua de la nueva construcción. Un corredor de concreto que, al mismo tiempo, separa e integra las dos alas de la casa.



La nueva ala fue construida con estructura metálica y se distribuye en tres niveles, además de un mirador, garantizando espacios amplios e integrados, con buena insolación, ventilación cruzada y enmarcando la vista de los árboles.




En la planta baja de la casa original, completamente restaurada, se encuentran la sala de TV con chimenea, la biblioteca y la cocina principal. En la nueva ala, están las áreas de estar, comedor y una segunda cocina, orientadas hacia la piscina, que ahora ocupa un lugar destacado. La sala y la piscina están conectadas por una pequeña grada.

El primer piso alberga la suite principal y, en el entrepiso, la oficina. En la azotea, el área se divide entre una pequeña cocina, un ofurô, una habitación para huéspedes con vista a una enorme sibipiruna, además de un huerto y un solárium, ofreciendo un refugio tranquilo y una fuerte conexión con la naturaleza. Arriba de la habitación, el mirador destaca, ofreciendo vistas privilegiadas del entorno.

En la planta baja, al final del eje de concreto, se encuentra el anexo, que alberga el área de servicio. En el mismo bloque están el lounge de la piscina y una habitación de huéspedes, completando el programa funcional de la casa.

Las dos alas contrastan, pero se complementan. La casa original, de una planta, está marcada por tonos blancos, texturas de ladrillo, paredes estucadas y el calor de la madera en los pisos y las vigas, creando ambientes acogedores con vistas enmarcadas hacia el jardín. La nueva ala, con su estructura metálica y revestimientos negros, presenta pisos fríos y amplios espacios integrados, que dialogan directamente con el exterior.

El proyecto busca equilibrar la preservación de la memoria de la casa con la búsqueda de confort y modernidad, creando un espacio que respeta el pasado, pero que se adapta a las necesidades y al estilo de vida contemporáneo.