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Arquitectos: BARRI Studio
- Área: 96 m²
- Año: 2025
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Fotografías:José Sanchez Masterton
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Proveedores: Simon, Fusteria Coma, HER, LedsC4, Matter Group, Mosaic Factory, Santa and Cole

Descripción enviada por el equipo del proyecto. En el barrio de la Sagrada Família, en pleno corazón de Barcelona, estamos llevando a cabo la rehabilitación integral e interior de una vivienda ubicada en un edificio protegido de los años 50. Rehabilitar y adaptar el patrimonio arquitectónico existente a las nuevas necesidades de sus habitantes es siempre un proceso muy gratificante.

La vivienda presenta una tipología de espacios rígidos y compartimentados, con un alto número de dormitorios, que no se ajusta al uso actual de la pareja que vive allí. Para resolverlo, se propone una redistribución y conexión de los espacios diurnos, con el objetivo de lograr mayor flexibilidad y crear espacios de calidad para su uso y disfrute. La intervención clave consiste en eliminar el dormitorio orientado al exterior y concentrar el área de estar-comedor-cocina en un único espacio longitudinal que ocupa la parte principal de la vivienda, la estancia con mayor luz solar e iluminación natural.


Dos líneas, dos mundos, dos materialidades. La estrategia de conectar y ampliar estos espacios de vida genera el encuentro y la convivencia de dos mundos opuestos: la cocina y el salón. Esta dualidad se refuerza mediante la estrategia material del proyecto, que selecciona dos materialidades contrastantes pero armoniosas, contribuyendo a la diferenciación espacial y a su riqueza. El distribuidor actúa como bisagra entre estas dos líneas limpias, guiando desde la entrada hacia este espacio único y diverso.

El área de estar se define por un elemento arquitectónico que comienza en la ventana galería y se transforma en un bajo muro, estantería, banco y separador, acompañando la circulación con giros curvos que rompen la ortogonalidad del espacio, aportando flexibilidad y diversidad. Un gesto sutil marcado por un ligero cambio de textura, veta y color. Por su parte, la cocina se define por la madera de roble, que potencia la calidez de los blancos del salón.


El verdadero protagonista de este proyecto es el conjunto de encimera-isla-mesa en terrazo con incrustaciones de vidrio. Más allá de la belleza de su materialidad brillante, este conjunto funciona en línea, estableciendo una unión perfecta entre el muro principal del salón y el de la cocina. Las mesas del área de estar-comedor se desplazan libremente, y sus geometrías de elementos curvos y rectos han sido diseñadas para encajar a la perfección, generando mayor libertad en el uso del espacio.

Este mobiliario a medida para la zona de estar-comedor-cocina se complementa con una lámpara colgante que recorre el techo, jugando con la línea y el semicírculo, potenciando el carácter longitudinal del espacio. La combinación de terrazo también modula y unifica los dos baños, creando una conexión material entre las estancias húmedas de la vivienda.
























