Watergate: arquitectura más allá del mayor escándalo político de Estados Unidos

El más reciente libro de Joseph Rodota, The Watergate: Inside America's Most Infamous Address (editado por William Morrow), cuenta la historia de un complejo de oficinas cuyo nombre es reconocido en el mundo entero por ser el origen del mayor escándalo político de Estados Unidos, que desembocó en la renuncia de Richard Nixon como presidente del país norteamericano en 1974. En este extracto traducido al español por nuestro equipo de ArchDaily en Español, el autor indaga en el diseño y construcción de esta icónica obra.

En la tarde del 25 de octubre de 1865, la gran apertura de Watergate fue celebrada por 1.500 invitados. Luigi Moretti, su arquitecto, viajó desde Roma para la ceremonia. Algunos ejecutivos llegaron desde México —donde el desarrollador inmobiliario del proyecto, la compañía italiana Societa Generale Immobiliare, planificaba un proyecto residencial en las afueras de Ciudad de México— y desde Montreal, donde la empresa construía el rascacielos de hormigón y acero más alto de Canadá, diseñado por Moretti, junto a Pier Luigi Nervi.

Cortesía de Joe Rodota

Ese mismo año, Moretti, de regreso a Montreal, pasó por Washington para celebrar la finalización de la obra gruesa de su primer edificio: el Watergate East. El arquitecto salió de una recepción ofrecida en la sala de ventas para compartir sus impresiones con un reportero del periódico Washington Post.

Los edificios públicos de Washington, decía Moretti, "son muchos, muy grandes y muy conformistas". En los edificios federales no había evidencia, según el arquitecto, del "espíritu" del arquitecto o de la función de la agencia gubernamental.

Decía que el diseño rectangular de Edward Durell Stone para el Kennedy Center no entraba en conflicto con la "fluida delicadeza" del Watergate, sino que ofrecía un "agradable contraste".

Cortesía de Joe Rodota

El 01 de abril de 1967, el Hotel Watergate abrió sus puertas al público. El interior de las 213 habitaciones fueron diseñadas por Ellen Lehman McCluskey de Nueva Yorka, hija de un socio de la compañía financiera Lehman Brothers. Según un comunicado de prensa ofrecido por Watergate en su lanzamiento, McCluskey seleccionó "piezas históricas" para "suavizar" los interiores moderno del hotel. El diseño del vestíbulo tenía un sentido "oriental" con sofás de cuero, asientos chinos y una cómoda europea. Distribuyó pinturas abstractas por los muros de los espacios comunes.

"La curva de los muros exteriores, la vasta expansión de las ventanas y el hecho de que todas las columnas soportantes se desperdigaran en las habitaciones representaron una serie de problemas de diseño interior", según Interior Design, "los cuales fueron resueltos por McCluskey al presentar 89 distribuciones distintas del mobiliario para satisfacer cada irregularidad del plano", agregó.

El edificio de oficinas de Watergate abrió ese mismo día. Según un comunicado de prensa, el edificio era "más moderado en su diseño" que el hotel y los departamentos y era el único edificio "sin balcones".

El proyecto se acercaba a su finalización: Watergate West estaba en construcción y solo un edificio quedaba pendiente, una tercera torre de departamentos, contigua al Kennedy Center.

El 02 de diciembre de 1964, el Presidente de Estados Unidos, Lyndon Johnson, participó en la ceremonia de inicio de obras del John F. Kennedy Center for the Performing Arts. Más tarde ese mismo día, Roger Stevens, presidente de la institución, informó al cuerpo ejecutivo sobre Watergate: el quinto y último edificio del proyecto, decía Stevens, sobrepasaría en 12,5 metros la cubierta del Kennedy Center. En una reunión realizada el 12 de marzo de 1965, el comité ejecutivo adoptó unánimemente una resolución señalando que el último edificio "impactaría seriamente los valores estéticos del [Kennedy] Center".

Wolf Von Eckardt, crítico de arquitectura del Washington Post, se alineó con el Kennedy Center al decir:

El edificio parecido a una salchicha de este complejo ondulante invade a 300 pies [91 metros] sobre lo que será un santuario nacional. La dignidad del John F. Kennedy Center exige más espacio y aire a su alrededor

William R. Lichtenberg, abogado del proyecto Watergate, tenía una solución: si el Kennedy Center necesitaba ser más alto que el Watergate, entonces deberían agregar un par de metros a su propio edificio.

Cortesía de Joe Rodota

En su encuentro de septiembre de 1967, el consejo directivo del Kennedy Center votó unánimemente contra la construcción del último edificio del complejo Watergate. Intentaron infructuosamente lograr que los desarrolladores inmobiliarios redujeran la altura y decidieron intentar que el edificio no se construyera.

La Comisión de Bellas Artes —la agencia federal responsable por proteger la calidad estética de Washington— abordó el problema en una sesión cerrada, posteriormente ese mismo mes. En los ojos de la comisión, Watergate no era un problema, sino el diseño de Stone para el Kennedy Center.

“Francamente,” dijo Gordon Bunshaft, entonces representante del Kennedy Center, el Watergate se enfrenta al río Potomac "mucho mejor que esa cosa que Stone está haciendo". Watergate fue diseñado antes que el Kennedy Center, y por lo tanto, era uno de los "problemas" con los que Stone debía trabajar, el cual "él ignoró".

Al día siguiente, en sesión pública, Stone se presentó ante la comisión. "Creo que ese edificio no debería ser construido", dijo Stone, indicando una ilustración de la pieza final del Watergate.

Ted Roszak, otro representante del Kennedy Center, consultó a Stone qué haría si alguien llegara y le sugiriera que uno de sus diseños debería ser cortado por la mitad. "Podrías no estar de acuerdo con Moretti", dijo Roszak, "pero esa persona tiene el derecho a expresarse, y creo que es tremendamente presuntuoso decirle a un artista lo que debe hacer", agregó.

"Tengo compasión por los compañeros creativos", dijo Stone. "No he dicho que los edificios sean feos".

Nicolas Salgo, representante del equipo de Watergate, leyó un reporte de hace cinco años del Washington Post en el cual Stone dijo que el Watergate "no invadiría" al Centro Cultural Nacional (National Cultural Center), el nombre original del Kennedy Center. "Creo que se vería maravilloso junto al [Kennedy] Center", dijo Stone según el reporte.

Cortesía de Joe Rodota

"No tengo registro de haber dicho tal afirmación", respondió Stone. "Ciertamente, no lo he hecho formalmente. Es una declaración suicida, y dudo bajo cualquier circunstancia que yo sea así de tonto", agregó.

Stone no logró persuadir a la Comisión de Bellas Artes de detener la construcción. Los comisionados aprobaron el último edificio Watergate, permitiendo la misma altura del resto del complejo. Sin embargo, agregó que aquella acción "no debería de ninguna forma afectar" cualquier esfuerzo por parte del Kennedy Center de adquirir el sitio de la compañía inmobiliaria.

Washington Post publicó una editorial atacando la "poco atractiva arrogancia" de la directiva del Kennedy Center. "Quizás el Kennedy Center luzca un tanto mejor si la Casa Blanca se moviera ligeramente a la izquierda", se mofó el Washington Post. "Quizás el lirio de la cultura podría ser mucho más insignificante al mover el proyecto Watergate al otro lado del [río] Potomac", agregó.

No obstante, la directiva del Kennedy Center rechazó rendirse.

The Architecture of Washington DC's Watergate Complex: Inside America’s Most Infamous Address

Sobre este autor/a
Cita: Rodota, Joseph. "Watergate: arquitectura más allá del mayor escándalo político de Estados Unidos" [The Architecture of Washington DC's Watergate Complex: Inside America’s Most Infamous Address] 03 abr 2018. ArchDaily México. (Trad. Valencia, Nicolás) Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/891139/watergate-arquitectura-mas-alla-del-mayor-escandalo-politico-de-estados-unidos> ISSN 0719-8914

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