Richard Saul Wurman es uno de los arquitectos más influyentes de nuestro tiempo; un logro notable para alguien cuyas pasiones y exploraciones se extienden mucho más allá de los reinos tradicionales de la profesión. Las búsquedas que Wurman ha emprendido a lo largo de su vida en torno a lo incomprendido, lo desconocido y lo inexplorado, han dado como resultado una gran cantidad de contribuciones beneficiosas para el mundo entero. Partiendo de la creación de las aclamadas Conferencias TED, en 1984, hasta la concepción de teorías como “Information Architecture” y LATCH. Nacido en 1935 en Filadelfia y siendo ex-alumno de arquitectura de la Universidad de Pennsylvania, ha tenido la suerte de contar con Louis Kahn y Charles Eames como mentores, y con Moshe Safdie y Frank Gehry como grandes amigos.
A lo largo de su vida, Wurman ha escrito, diseñado y publicado más de 90 libros sobre múltiples temas, desde arquitectura y diseño gráfico hasta medicina y datos. Tal vez fue la esposa de Wurman, la novelista Gloria Nagy, quien capturó esta notable trayectoria de la manera más acertada cuando dijo "Es muy difícil explicar lo que hace Richard. Es especialmente difícil para él explicar lo que hace. Toda su formación como arquitecto, cartógrafo, diseñador gráfico, empresario, editor y autor, se ha basado en la pasión por hacer comprensible la información".
En la siguiente entrevista, Niall Patrick Walsh de ArchDaily habla con Richard Saul Wurman sobre su vida, su perspectiva sobre la arquitectura y sus encuentros con Louis Kahn y Charles Eames. También, el arquitecto profundiza en los subproductos que se han derivado de sus múltiples carreras, partiendo desde TED y TEDMED hasta la Teoría LATCH y la "Information Architecture"; frutos de una misión puramente personal, de la que todos nos hemos beneficiado profundamente.
ArchDaily (Niall Patrick Walsh): ¿Cómo describiría su vida, o su actitud frente al trabajo, con sus propias palabras?
Richard Saul Wurman: En Chile, 1935, un caballero de Argentina murió en un extraño accidente de avión en la pista, desarrollando “el juego de la gallina” con un conocido. Estaban apostando para ver quién se desviaba primero de la pista de aterrizaje. El hombre era Carlos Gardel, el inventor del tango. Creo que el tango es una metáfora estupenda para describir mi vida diaria. El tango es una danza compleja basada en una pieza musical hermosa. Por un lado tiene orden, movimientos específicos, principios y sigue un plan preestablecido, pero también tiene un componente de improvisación. En parte se trata de odio, ira, violencia, amor, adoración y respeto. Es una metáfora de que los aspectos opuestos pueden resultar en algo terriblemente creativo.
Lo opuesto a saber es no saber. Lo opuesto a hacer algo por mí mismo es el hecho de que jamás me hayan pedido que haga nada. Nada es como parece en mi vida. Lo que parece valentía e innovación viene del pensamiento de "bueno, ¿qué más voy a hacer?"
AD: En 1976 acuñaste el término "Information Architect" para el AIA. ¿Qué cree usted que es un Arquitecto de Información, y cuál es su conexión con la práctica tradicional de la arquitectura?
RSW: Hay muchas maneras de interpretar "arquitecto de información". Para algunos, un arquitecto de información es alguien que diseña sitios web. Para otros, es alguien que diseña gráficos y tablas. Para mí, es la vida entera desde el momento en que me levanto hasta el momento en que me duermo.
Creo que cualquier edificio debería hablarte, y deberías entenderlo en muchas dimensiones; durante la noche y el día, donde puedes y no puedes ir, etc. Tiene que poder contar una historia y ser comprensible para sus ocupantes. ¿Pero es eso una realidad para todos los arquitectos? ¿A todos les importa "la voluntad de existencia de un edificio", como dijo Louis Kahn? ¿A todos les importa que le hables a un edificio y que éste te hable a ti? ¿Les importa que yo hable con una pintura y una escultura y que me digan lo que quieren ser? Eso puede hacerme parecer un fenómeno, pero no me impide tener una conversación con mi trabajo o hablar conmigo mismo. Hablar, y escupir, y escuchar al tonto que soy, o a la persona inteligente que soy, o a la persona profunda que soy, todo me ayuda en mi viaje.
AD: Al describir la Arquitectura de la Información, usted ha dicho que "la organización de la información en realidad crea nueva información".
RSW: Ese es un pensamiento profundo que no ha sido tomado por la comunidad de la información por lo que realmente significa. Los principios con los cuales organizas la información generan realmente nueva información. Algunos de ellos pueden distorsionar el mensaje, pero otros pueden ser muy positivos y constructivos. Es todo un campo que la gente ha dejado pasar. Hay dos organizaciones que llegaron a mi vida. Una es el AIGA (American Institute of Graphic Arts) y la otra es AGI (Alliance Graphique Internationale). Ambas estaban tan profundamente desinteresadas en la Arquitectura de la Información que ni siquiera querían oír hablar de ella. Se reían de las cosas que yo hacía. Hace cuarenta años predije que la mitad de los trabajos de diseño gráfico en el futuro estarían asociados a la realización de logotipos corporativos, carteles de películas, ilustraciones, etc.; Y que la otra mitad sería Arquitectura de la Información. No sabían lo que quería decir, y pensaron que era un tonto. Por supuesto, mi predicción se hizo realidad.
AD: De hecho, esta observación de que "la organización de la información crea nueva información" se está convirtiendo en algo común en la educación arquitectónica.
RSW: Oh, absolutamente. Pero en mi vida, no pude conseguir un trabajo con ello y nadie me escuchó. Pensaban que era un tema menor. Pero ahora, está profundamente arraigada en nuestra sociedad.
AD: Sin embargo, todavía hay una porción significativa de la comunidad arquitectónica que no aprecia esa línea de teoría, o que la ve como un aspecto poco relevante para el acto de la arquitectura.
RSW: ¿Por qué te sorprende eso? Hay dos cosas que decir. Primero, la mayor parte de los trabajos de diseño gráfico todavía se enfocan en los campos de la publicidad, los libros, los informes anuales y las escuelas. La mayoría de ellos todavía son juzgados por profesionales en función de si “se ven bien o no”. No se juzgan en base a “si funcionan correctamente”. El juicio de la AIG, la AIGA -y cualquiera que sea su equivalente en Belfast, Dublín, Inglaterra, Francia o Japón- se basa, en primer lugar, en el aspecto de las cosas y luego, en segundo lugar, en si estas funcionan o no. La segunda cosa para remarcar es que, si se considera cualquier campo, ya sea odontología, arquitectura, béisbol o tenis, la mayoría de la gente es terrible en la disciplina. Esa es la naturaleza de las cosas. La mayoría de la gente que hace algo es mala en ello. He aquí un desafío: ¿conoces a algún ser humano que no tenga una historia desastrosa con un médico?
AD: No, no lo conozco.
RSW: Bueno, ¿no te dice eso algo? La profesión más confiable, que tiene tu vida en sus manos, y la de tu pariente, y la de tu bebé. Incluso la profesión más confiable es una broma, en cuanto a la capacidad promedio de sus participantes. Hay varias organizaciones médicas grandes en el mundo, el CDC (Centro para el Control de Enfermedades de los Estados Unidos), la OMS (Organización Mundial de la Salud) y la ONU. He tratado de conseguir dos cifras específicas con varias organizaciones. ¿Cuántas personas murieron en el mundo en 2018? ¿Y cuántas personas nacieron? No puedes conseguir esos números de una manera precisa. ¿No es una cifra bastante fundamental? Lo último que pude conseguir fueron datos del 2016. Si intentas conseguir un número más complejo, como el número de personas que murieron por un error médico, ¡tampoco puedes conseguirlo porque no se reporta! La profesión de la arquitectura no es distinta en cuanto a la incompetencia.
AD: Usted podría ser definido como alguien que encuentra más interés fuera de su zona de confort, en lo desconocido y lo inexplorado. ¿Su tiempo como arquitecto en ejercicio logró satisfacer esa parte de su personalidad?
RSW: Extraño la arquitectura. Mi objetivo en la vida era ser un gran arquitecto. Amo la arquitectura, pero no amo ni tolero la desgracia de tener un cliente, o de tener que hacer lo que ellos quieren que haga. No me gusta que me digan lo que tengo que hacer. Me gusta discutir lo que tengo que hacer. Estoy convencido de que un buen cliente puede hacer que un edificio sea mucho mejor, pero también en parte te conviertes en la propiedad de tu cliente, y no creo estar diciendo ninguna novedad con esto. La frustración de los arquitectos más famosos se basa en trabajar para un cliente. Los profesionales se pasan mucho tiempo mimándolos y complaciéndolos. No digo que no debas tener clientes. Lo que digo es que no puedes controlar a tu cliente, y que eso ocupa una gran parte de tu día y de tu vida.
Al principio de mi carrera, Robert Venturi y yo estábamos entre los que seguían los pasos de Louis Kahn. Se me consideraba un arquitecto serio. Todavía me considero un arquitecto. Me encanta la arquitectura, visito la arquitectura, muchos arquitectos reconocidos son grandes amigos míos, incluyendo a Frank Gehry y Moshe Safdie. Pero también me interesan muchas otras cosas. Me centro en la cartografía, la pintura, las guías; todo eso también me interesa. Pero no hay ni una onza en mi cuerpo que haya abandonado la arquitectura. Es parte de mi cuerpo y mi alma.
AD: Usted fundó TED en 1984 generando una convergencia entre la tecnología, el entretenimiento y el diseño.
RSW: Esa convergencia ya existía incluso antes de ese año, pero nadie de la industria la notó. Hoy en día es una noticia vieja. Si te dijera ahora que el negocio del entretenimiento, la industria tecnológica y los profesionales del diseño trabajan juntos, dirías "por supuesto que lo hacen". Pero antes, esa era una idea estúpida.
AD: Habiendo observado esa relación entre la tecnología y el diseño, ¿cuál cree usted que es el futuro de esta comunión? ¿Cree usted que uno dominará al otro? A menudo oímos la frase "la forma sigue a la función" pero ¿cree que el diseño sigue a la tecnología, o la tecnología sigue al diseño?
RSW: Creo que la forma sigue al rendimiento y el rendimiento sigue a la forma. La función es poner un pedazo de madera en el suelo y sentarse en él. Rendimiento es sentarse en algo que hace que tu espalda se alinee correctamente, y se acomode a tus movimientos. Si se hace a un nivel de perfección, entonces se convierte en una forma de arte. Hay una bifurcación en el camino entre verse bien y ser bueno. No diseñes algo para que se vea bien, sino para que sea bueno, y entonces será hermoso.
AD: ¿Hay algún arquitecto que usted pueda identificar hoy en día que se esfuerce particularmente por buscar una arquitectura buena, en lugar de una arquitectura que “se vea bien”?
RSW: Diría que el espacio del auditorio del Disney Concert Hall de Frank Gehry tiene un buen desempeño. Es una escultura placentera, pero que debajo contiene un espacio que tiene la habilidad de ser muy bueno. El Museo de Arte Kimbell de Louis Kahn funciona tan perfectamente que es impresionantemente hermoso.
AD: Al principio de su carrera usted trabajó estrechamente con Louis Kahn. ¿Cuál es su punto de vista sobre la evolución de la arquitectura entre esa época y ahora?
RSW: No puedo imaginarme una vida sin Lou. Tuve una epifanía cuando lo conocí, era alguien que decía la verdad. Fue a través de la más simple de las declaraciones y observaciones. Si observas los edificios actuales, la mitad del presupuesto se invierte en la parte mecánica; y sin embargo esta no se expresa. Cuando fui a la escuela de arquitectura en 1953, la actitud correcta era colocar un techo suspendido y esconder todo: esconder las luces, el aire acondicionado, el agua. Esencialmente se buscaba crear una caja de cristal, y la preocupación fundamental era lo bien que ejecutabas las terminaciones. Luego, arquitectos como Michael Graves les dieron color a sus edificios sólo para que estos se vieran bonitos. Y también tienes edificios que parecen estar resolviendo ecuaciones matemáticas y buscan verse “inteligentes”. Ahora tienes un grupo de edificios construidos por miles de millones de dólares, los Hudson Yards en Nueva York, que son tan antihumanos que me dejan sin aliento.
Aquí hay una pregunta: ¿alguna vez has caminado por la Park Avenue en Nueva York? Pregúntele a mucha gente eso, y ellos lo mirarán por un momento, y dirán "bueno, en realidad no. Sé dónde está, conozco los edificios que en ella se encuentran, sé que es la única avenida ancha de Nueva York que tiene una línea central con vegetación, sé que aloja el edificio Seagram y la Lever House, pero no, nunca he caminado por ella". ¿No es interesante? Deben ser una de las construcciones más caras de Nueva York, pero no se camina por esa calle. ¿Por qué? Porque la planta baja no es interesante, y porque los edificios están alejados de la calle. No se camina por allí como se lo hace, en cambio, en Bolonia donde, aunque llueva se puede caminar por toda la ciudad. Hay 30 millas de arcadas. ¿Por qué? Porque los pisos superiores se extienden hasta el nivel de la calle; porque es una ciudad para la gente; porque la planta baja es interesante. Hay tiendas, y restaurantes, y todo tipo de cosas. Cuando voy a una ciudad, quiero ir a algún lugar donde las calles sean interesantes, por eso voy a Venecia, a Roma, a París. La Hudson Yards es una Park Avenue con una escalera espiralada.
AD: Además de Louis Kahn, usted también conoció a Charles Eames. ¿Qué tan importantes fueron Kahn y Eames en su formación y trayectoria?
RSW: Charlie me influyó mucho. Escribí un artículo en su memoria en 1978, donde decía: "Si me pidieran que nombrara un Profesor de Curiosidad o un Decano de Aprendizaje o un Presidente de la Imaginación o un Comisionado de la Magia, todos serían Charles Eames. Él era el estudiante más verdadero. Me permitió ver esas cosas que siempre vi y nunca vi. Me permitió distinguir entre el aprendizaje y la educación y exigir al mundo que me rodea que se convierta en auto-revelador." Eso describe a Charlie pero también me describe a mí. Ese es un aspecto que compartí con Charles Eames.
En 1961, tenía 25 años y trabajaba para Louis Kahn cuando empezaba su ascenso a la fama. Era muy conocido en la comunidad estudiantil, pero la gente de la calle no sabía quién era. Le pregunté si podía escribir un libro sobre él, y me dijo que sí. Le dije que quería tener algo al lado de mi cama, metafóricamente, que pudiera abrir para mirar sus dibujos y leer sus escritos. Dijo, "volvamos y escojamos los dibujos". Elegí la mayoría de los dibujos sin terminar que había realizado en papel borrador amarillo, con dibujos al carbón y palabras tachadas. En 1962 escribí el primer libro sobre Louis Kahn, titulado "Los Cuadernos y Dibujos de Louis I. Kahn". Él y yo éramos amigos en secreto. Fue la primera persona en mi vida que me dijo la verdad arquitectónica. Fue mi gurú, sigue siendo mi gurú, y vivo con él todos los días.
AD: Más allá de Kahn y Eames, ¿hubo algún otro encuentro que influyera fuertemente en su vida?
RSW: Alguien que influyó mucho en mi vida fue un hombre llamado Schuyler Van Rensselaer Cammann. Fue mi mentor, un profesor de estudios orientales en la Universidad de Pennsylvania. Era un hombre extraño que hablaba trece idiomas. Dado su interés en el Lejano Oriente, hablaba tibetano, y varios dialectos del chino, así como lenguas europeas. Por ejemplo, aprendió sueco porque el Rey de Suecia le pidió que saliera a almorzar para conocer una pieza de su colección histórica. Era la persona más enciclopédica que conocí, y me influyó enormemente. Cuando tenía 19 o 20 años, me abrió los ojos y me mostro la otra mitad del mundo que nunca me habían enseñado. En ese entonces, no habíamos oído hablar del Tíbet, apenas sabíamos dónde estaba China, era un mundo diferente para mí. A través de él, aprendí sobre las esculturas chinas, la fabricación de espadas japonesas, etc.
También me introdujo en la arqueología, en particular en la de los mayas. La ciudad maya más antigua es Tikal, a la que viajé en 1958. No había caminos para llegar a ella, ni agua o líneas de suministro. Tres de nosotros cartografiamos la ciudad entera, junto con un par de asistentes nativos con machetes que nos ayudaron a cortar nuestro camino a través de la selva. Fueron realmente los primeros mapas de Tikal realizados con cierta precisión, y más tarde serían publicados por el Servicio Geológico de los Estados Unidos. A partir de eso, me involucré en la arquitectura maya, que era otra parte de mi vida. Luego tengo toda una parte de mi vida asociada a la medicina. Fundé una conferencia llamada TEDMED que tuvo éxito. Usted preguntó sobre dos diseñadores porque ese es su campo, pero yo podía hablar con igual comodidad sobre la arquitectura maya, la medicina, o la pintura. Incluso esta mañana, de 5 a 8:30, estuve trabajando en una escultura que será fundida en bronce. Tengo un día variado, y una vida variada.
AD: Dados los variados desafíos que las futuras generaciones de arquitectos tendrán que enfrentar, ¿cuál es su mayor consejo para los jóvenes que buscan usar sus habilidades para mejorar el mundo, no sólo a través del diseño de edificios, sino a través de caminos más amplios y diversos?
RSW: Hace algunos años, escribí una carta para un curso de graduación de estudiantes de arquitectura.
La arquitectura es la creación reflexiva del espacio y el lugar. Alberga casi todo lo que define a la civilización: familias, fábricas, fútbol y el sonido de una flauta. La arquitectura mantiene conversaciones con todo. El futuro cercano se basará en conversaciones entre lo similar y lo diferente, y en las ideas innovadoras que se derivarán de tales conversaciones. ¿Cuál será tu conversación?
Los arquitectos pueden relacionarse con cualquier cosa. Los arquitectos están en todo. Los jóvenes arquitectos deben ser humanos. Deben tener una conversación, y no sólo con los edificios. La última línea de esa carta era "¿Con quién vas a tener una conversación?" ¿Cuál es tu elección? Intentaba darles permiso, demostrarles que cualquier cosa que eligieran para tener una conversación podría definir su vida. Puede ser una conversación con el medio ambiente, con un edificio, o con el sonido de una flauta.