
Esparcidas por el territorio sobre lomas elevadas para vigilar sus siembras y ganados, las viviendas de los araucanos en el sur de Chile se asientan, en su mayoría, cerca de los esteros y de otras rucas vecinas para el apoyo mutuo.
Aunque la ruca primitiva era circular, las actuales se configuran en base a una planta rectangular sin ventanas, con un techo inclinado y una altura de dos metros en sus costados. Su estructura principal, que queda a la vista desde el interior, es un armazón de madera maciza, mientras que su revestimiento se compone de elementos livianos, como paja y otros tallos.





























