
La atmósfera de una vivienda se construye gradualmente a través de la interacción entre arquitectura, mobiliario y materiales. Cada componente aporta color, textura y profundidad, haciendo que la experiencia de habitar sea sensorial y envolvente. Entre ellos, los materiales ocupan un papel decisivo: no solo definen lo visual, sino que también transmiten tacto, luz, temperatura y vínculo con el entorno, transformando nuestra percepción del hogar. Cuando se observan de manera contextualizada, revelan nuevas posibilidades para diseñar y experimentar interiores y exteriores, recordándonos que cada elección influye en confort y funcionalidad.

