
En la actualidad la industria vitivinícola chilena está catalogada como la duodécima productora a nivel mundial y como la primera exportadora de América. Este escenario ha impulsado al país como un destino para el enoturismo, concentrándose las principales visitas en los valles de la zona central; Elqui, Limarí, Aconcagua, Maipo, Casablanca, Colchagua, Cachapoal, Maule y Curicó. La arquitectura vitivinícola ha tomado fuerza en el acontecer nacional como nuevos focos de atracción turística junto al desarrollo de bodegas, hoteles, salas de degustación, miradores y centros de investigación.