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La zona del Norte Grande de Chile se posicionó por más de tres décadas como un importante laboratorio moderno y polo de desarrollo a escala tanto nacional como internacional. Este encarnaba la posibilidad de descentralizar tanto el acceso a servicios e infraestructura, como la gestión misma del territorio. De mano del auge económico, se impulsó también un proyecto de modernidad que contemplaba desde planes de inversión integral, hasta la gestión y construcción de proyectos de arquitectura moderna. Sin embargo, tras el golpe de estado y la consecuente militarización de la frontera, los recursos volvieron a concentrarse en la capital santiaguina, acabando de esta manera con el impulso regionalista. Se detallan a continuación, algunas de las obras híbridas que, condicionadas tanto por el clima desértico como por la influencia europea, respondieron al contexto local marcado por un proyecto de modernidad incompleta.