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10 Reglas para estudiantes, maestros y la vida (de la arquitectura)

Entre los años 1967-1968, Corita Kent escribió las "Diez Reglas para Estudiantes, Maestros y la vida", que junto al compositor y artista John Cage -discípulo de Arnold Schoenberg- dieron a conocer al mundo como un modelo para alimentar el espíritu creativo y los procesos de experimentación en los diseñadores y artistas.

Una mirada crítica, experimental y reflexiva, tanto en la formación como en los formadores, puede trasladarse perfectamente al acontecer de la buena arquitectura y de la historia de sus particulares autores, y que evidencia un abordaje comprometido con la disciplina tanto en el aprendizaje como en la práctica.

Estás son las 10 Reglas para estudiantes, maestros -y la vida- con las que podemos aproximarnos a los procesos del hacer arquitectura.

Humberto Ricalde (1942-2013)

Ayer falleció a los 70 años de edad Humberto Ricalde, maestro y arquitecto cuya labor como docente fue muy reconocida entre nuestros pares mexicanos tras 45 años de enseñanza en donde se destacó principalmente por su actividad dentro del Taller Max Cetto de la Facultad de Arquitectura de la UNAM. Humberto Ricalde muchas veces fue tildado como crítico, historiador o teórico, pero él siempre enfatizó que ejercía el oficio del arquitecto desde el trazo y el lápiz, y al mismo tiempo a través de la enseñanza y la escritura. Si bien Humberto Ricalde nunca formó su propio despacho, colaboró y trabajó con varios arquitectos reconocidos como Augusto Álvarez, Luis Barragán, Félix Sánchez, Alberto Kalach, López Baz y Calleja y Moisés Becker entre otros. ‘Humberto se definía como un mercenario, su lápiz era su arma y recorriendo la ciudad te podía señalar los distintos edificios en los que había colaborado –algunas eran batallas perdidas, otros grandes triunfos’.* ‘Humberto siempre hablaba de arquitectura pero no entendía a quienes sólo hablaban de arquitectura. Lo que leía, lo que veía, lo que cocinaba, comía y bebía, la vida, pues, era todo parte de ese pensar con arquitectura. Eso le enseñó a muchas generaciones por más de cuarenta años de aprender, con ellos, a pensar y hacer arquitectura. Él mismo vivió y pensó –la arquitectura y la vida– con una intensidad que pocos alcanzan –doble disciplina lo llamaba él: entregarse al trabajo y entregarse a la vida por completo. Así, contando edificios o cantando boleros, recordaremos a Humberto, el maestro Ricalde’.* * Alejandro Hernández otrootroblog.blogspot.mx