Los hijos inmóviles de la crisis: los edificios en construcción después de este frenazo económico

En proyectos de largo aliento y amarrados directamente a los movimientos económicos, la arquitectura se ve expuesta por un lado a una rápida y constante mutación para dar respuestas a las necesidades económicas del cliente, sean en términos comerciales o económicos, y por otro a las necesidad autoimpuesta de los arquitectos por dejarle a la ciudad proyectos que parezcan definidos. Los edificios al igual que las personas, se deben adaptar a las nuevas condiciones que impone esta crisis, generando en la gente la incertidumbre de cómo quedarán los edificios con las paralizaciones y/o recortes de presupuesto.

En estos tiempos en que la incertidumbre económica no deja vislumbrar aguas mas tranquilas mas allá de algunos días, estamos viendo como los proyectos se detienen sin saber como será el resultado final, sobre todo en un escenario capitalino en que el desarrollo inmobiliario es generoso y el frenazo económico paso por “Pedro, Juan y Diego”.

Los proyectos comerciales reaccionan por un lado en congelamientos inmediatos de obras, es decir la fotografía del momento, o en readecuaciones de los proyectos para que se ajusten a las nuevas proyecciones económicas y por ende nuevas proyecciones comerciales. Esto conlleva que los proyectos inicialmente elaborados y hasta ese momento en construcción y en conocimiento de la ciudad, tengan que ser adaptados rápidamente durante la marcha de la construcción a ese nuevo escenario, de esta manera los arquitectos debemos readecuar en el transcurso de la construcción nuevas líneas estéticas y readecuación de terminaciones para abordar estas mutaciones.

Cuesta a simple vista entender las decisiones comerciales, cuando los cambios que se hacen producto de estos vaivenes económicos (como detener una obra en construcción, modificar todo el proyecto, etc.), son aun mas onerosos que si se hubiese terminado la obra como fue definida desde una comienzo, pero las variables comerciales tienen que ver en este caso de crisis por la falta de comercialización de los espacios comerciales y por buscar ofrecer un producto terminado que sea capaz de atraer publico, en otras palabras a veces el parche es peor que la herida.

Estas rápidas decisiones comerciales hacen que la arquitectura deba reaccionar a la par con la celeridad de los vaivenes económicos, lo que provoca una metamorfosis del proyecto original que, si bien tiene mucho de su origen, la lectura del edificio completo debe readecuarse y además dejar previsto espacios para nuevas modificaciones en miras a la reactivación futura. Esto siempre exige y presupone que la arquitectura debe reaccionar y modificar para que en la etapa que se congele el proyecto siempre se vea como un edificio terminado, demandando de parte de los arquitectos la defensa de ciertas concepciones arquitectónicas.

Estos coletazos de la economía que estamos viviendo, hace del quehacer de esta profesión una constante exigencia de desarrollo de proyectos en permanente cambio, siempre con el afán de mantener la integridad de los proyectos y evitar edificios habitados que lleven un elefante blanco a cuestas. Si bien lo anterior es parte de esta labor, en estos tiempos dejó de ser una constante para ser el trabajo diario con el fin de vestir a los hijos inmóviles de la crisis con embestiduras de “terminados”.

Sobre este autor/a
Cita: David Basulto. "Los hijos inmóviles de la crisis: los edificios en construcción después de este frenazo económico" 15 dic 2008. ArchDaily México. Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/02-13230/los-hijos-inmoviles-de-la-crisis-los-edificios-en-construccion-despues-de-este-frenazo-economico> ISSN 0719-8914

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