¿Arquitectura Tibia o Arquitectura Caliente?

Hace algún tiempo participé de un seminario en el que se exponían diferentes Proyectos de Título y se generaba una discusión entre los expositores, el público y el panel de arquitectos. En aquella ocasión se puso en discusión cual debía ser el rol de una obra de arquitectura, existiendo dos visiones.

Por un lado uno de los arquitectos proponía que los proyectos debían ser radicales, diferentes y alejarse de lo correcto, este concepto le producía suspicacia y le parecía poco interesante, formulaba inclinarse por una arquitectura caliente, en lugar de una tibia, más silenciosa y correcta, que a mí parecer es mucho más responsable, madura, perdurable e interesante.

A mí parecer uno de los mayores pecados de los arquitectos es tratar muchas veces con un proyecto, inserto en la ciudad y en un contexto con ciertas reglas, de generar un elemento radical, diferente, acaparador de miradas, optar por una arquitectura caliente gratuita y a cualquier costo para la ciudad y los habitantes. A primeras este tipo de obras suelen impactar mediáticamente, logrando su minuto de fama, sin embargo con el tiempo se vuelven irrelevantes y muchas veces un problema e irresponsabilidad. Se privilegia la imagen por sobre el espacio, la forma por sobre el uso, la máquina de fotos por sobre el habitante.

Mucha arquitectura caliente se enfría rápidamente ya que suele caer ingenuamente en las modas, es incapaz de dar cuenta de sus decisiones y reglas porque no existen. Carecen de una temática o problema relevante que sea capaz de sustentarla.

Por otro lado existe lo que podríamos llamar una arquitectura tibia, más correcta pero no por ello menos radical, cargada de contenido y de problemáticas, ajena a la moda de turno y con valores implícitos más difíciles quizás de reconocer a primera vista. A primeras esta arquitectura puede ser menos atractiva visualmente, pero su principal valor está en su permanencia y relevancia en el tiempo, en su capacidad de inspirar otros proyectos y de tener un compromiso con el entorno y sus habitantes. Son piezas que construyen ciudad y dan soporte a las personas en lugar de sólo acaparar portadas.

Se me vienen a la cabeza como buen ejemplo los edificios urbanos de Alvar Aalto en Helsinki, edificios comprometidos con la ciudad, su escala, sus vecinos y sus habitantes. Edificios silenciosos y correctos, pero a los que el tiempo ha dado la razón. Su valor no está en la construcción de la gran forma, sino en la resolución correcta de todas sus escalas y detalles, quedando todo recogido a cabalidad, entiendo en que puntos es mejor guardar silencio y en que momentos lucirse. Todo lo contrario buscan los edificios de departamentos de Frank Ghery, ya sea en Boston o Praga… los resultados saltan a la vista.

Creo que la arquitectura debería tender hacia la generación de una arquitectura responsable, comprometida con la ciudad y sus habitantes en lugar de buscar llamar la atención. Finalmente no me caben dudas, prefiero la arquitectura tibia por sobre la arquitectura caliente, que rápidamente se vuelve fría.

Aclaración: La arquitectura caliente debe existir, pero en momentos y lugares precisos, cuando también está al servicio de algo mayor, pero no podemos plantear todos los proyectos de esta manera.

Sobre este autor/a
Cita: Guillermo Hevia García. "¿Arquitectura Tibia o Arquitectura Caliente?" 07 feb 2012. ArchDaily México. Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/02-136801/editorial-arquitectura-tibia-o-arquitectura-caliente> ISSN 0719-8914

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