Opinión: ¿Buenos clientes = buena arquitectura?

He oído muchas veces la frase de que un buen proyecto le debe gran parte de su éxito, no sólo al arquitecto y su equipo de trabajo, sino que sobre todo a la existencia de un buen cliente detrás de este.

Creo que esta frase es completamente cierta y la relación de trabajo que se logre crear entre el mandante y el arquitecto es clave para el correcto diseño, desarrollo y resultado del proyecto en todas sus etapas y complejidades, ya que es él quien tiene la última palabra en muchas decisiones que terminan por definir todo proyecto.

Creo que el primer factor fundamental que debe existir en la relación cliente/arquitecto, es la confianza del primero para con el segundo. Muchas veces cuando se desarrolla un proyecto este es un aspecto fundamental ya que permite al arquitecto actuar con ciertos grados de libertad esenciales para resolver el problema una vez que se ha formulado el encargo y las reglas del juego iniciales, llevando a cabo un proceso de diseño fluido y evitando el entorpecimiento de un normal desarrollo.

Sin embargo en mi experiencia el ideal no es la ausencia de cliente o aquel que lo permite todo, sino que absolutamente lo contrario. Se necesita un cliente que por un lado tenga la confianza en el proceso y el arquitecto, pero que esto no implique la ausencia de cuestionamientos y la aparición de preguntas en el desarrollo, ya que son siempre estos momentos en los que el diseño toma mayor sentido, adquiere complejidad y es empujado a entregar mejores respuestas que las inicialmente planteadas.

Los cuestionamientos a las decisiones importantes en un proyecto (y no en la infinidad de subjetividades propias de la arquitectura) son los momentos en los que se adquiere seguridad en lo correctamente realizado o se reformula aquello no muy bien planteado.

La ausencia de un cliente o interlocutor directo implica muchas veces un temprano agotamiento de las ideas, que todos hemos podido experimentar ya sea en el desarrollo de un proyecto propio, en el trabajo como parte del equipo de una oficina o incluso en el desarrollo de nuestros proyectos de taller universitario. Recuerdo, en una situación que puede ser muy similar a una relación con un cliente, que los buenos profesores (o clientes) no son aquellos que aprobaban todo aquello que hiciéramos, ni aquellos que nos daban siempre las respuestas correctas y certeras, sino que aquellos que nos hacían irnos con preguntas y cuestionamientos, aquellos que nos planteaban incertidumbres, ya que son finalmente estas las que nos obligan a dar una vuelta más.

Finalmente la precencia de un cliente obliga a que las decisiones que tomamos en un proyecto son fundamentadas y no dejadas al gusto o capricho de quien proyecta, ya que muchas veces las variables estéticas o subjetivas del diseño son aquellos momentos infundamentables y que por lo tanto terminan por no prosperar.

¿Cuál es la importancia de la relación cliente arquitecto y que rol debe tener este en el proceso de diseño? ¿Podemos formular esta misma pregunta en relación a un arquitecto que guía el proceso académico de un alumno?

Sobre este autor/a
Cita: Guillermo Hevia García. "Opinión: ¿Buenos clientes = buena arquitectura?" 19 mar 2012. ArchDaily México. Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/02-146027/editorial-buenos-clientes-buena-arquitectura> ISSN 0719-8914

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