
En el verano del 2011 durante un viaje a Colombia, el diseñador de productos Álvaro Catalán de Ocón, fue invitado a formar parte en un atractivo proyecto enfocado en la reutilización de botellas de plástico (PET). De la inquietud inicial generada de esta experiencia, concluyó que la reutilización de botellas plásticas corresponde a una problemática de carácter global. Y en esas consideraciones, decidió desarrollar un proyecto que diese respuestas, desde el punto de vista del diseño, a este sinsentido mundial.
La manera de abordar este representativo problema de la era industrial fue a través de la paradoja idea de complementarlo con un antiguo y artesanal recurso: la tradición textil. Así, el proyecto consistía en reconvertir un objeto con una dramáticamente corta vida útil en un producto enriquecido con la cosmogonía de cada cultura.



























