
Caminando entre calles pintorescas de ciudades históricas por todo el mundo, se nota que muchas de éstas, están iluminadas con la misma luz cálida, blanca y amarillenta, emitida por lámparas de vapor de sodio a alta presión. Mientras que éstas han hecho una buena labor en acentuar los tonos cálidos de las piedras de colores naturales sobre casas y edificaciones públicas, es cada vez más común ver el uso de las lámparas LED en aplicaciones de iluminación exterior. El advenimiento de la iluminación LED trae consigo una libertad total de colores cambiantes, lo cual ha comenzado a afectar la calidad del paisaje arquitectónico principalmente en espacios de valor histórico. Para cualquier arquitecto y diseñador de iluminación, surge un nuevo reto.
Seguir leyendo.



























