
El Arquitecto e Ingeniero Santiago Calatrava acapara, una vez más, las blancas páginas de la prensa. Por desgracia, no con noticias sobre arquitecturas innovadoras, necesarias, atemporales. Las páginas de los diarios se llenan, un día más, con patologías de la construcción, fallas, demandas, y cantidades estratosféricas de dinero que alguien ha de pagar.
En este caso, la nueva pieza de colección en las vitrinas de la polémica viene referida a la demanda interpuesta por las famosas Bodegas Domecq, propiedad de la bodega Ysios de Laguardia en la Rioja española, tanto al arquitecto valenciano como a todos los agentes que participaron en el levantamiento del edificio. A éstos se les exige que asuman el coste de dos millones de euros por el arreglo de la cubierta, que desde hace ya tiempo viene presentando problemas de filtraciones, goteras y, obviamente, humedades, en el interior de un tipo de edificio para el cual el control de la humedad es determinante para la calidad del vino que produce y almacena.






















