Quimérico, ilusorio, legendario. Así se muestra ante los ojos del visitante el trabajo de J. Powers Bowman. Sus dibujos, como si de un palimpsesto ilustrado se tratase, generan paisajes y ciudades fantásticas, recicladas de sus propias obras.
Como un manuscrito que todavía conserva huellas de otra escritura anterior, pero borradas expresamente para dar lugar a una nueva obra, Bowman crea colaboraciones consigo mismo. Así, combinando elementos de complicados de paisajes marítimos, urbanos, rurales, aéreos, etc, crea patrones que son dibujados, borrados, recortados, fotocopiados, repetidos y reconstruidos de nuevo.
El complejo e impactante resultado es casi obra de un malabarista visual que se niega a mostrar estos paisajes inventados desde la estaticidad y rigidez de una única visión, huyendo de la verdad absoluta para situarse en el absurdo, en la utopía irrealizable.






















