
A medida que la crisis climática se agudiza y las consecuencias de la pandemia siguen siendo evidentes en la vida cotidiana, temas como la sostenibilidad y la salud se mantienen más relevantes que nunca. Esto explica la tendencia del diseño biofílico, que se caracteriza por poner en contacto la arquitectura – y, por ende, al usuario – con los beneficios propios de la naturaleza: el confort, la calma y el bienestar.
La demanda, en consecuencia, se ha centrado en objetos y materiales capaces de llevar la naturaleza al interior, ya sea en forma de elementos decorativos, vegetación e incluso revestimientos para pisos y muros. Sin embargo, para asegurar su funcionalidad en un espacio interior, lo ideal es que un producto combine aquel aspecto natural con cualidades prácticas como la resistencia y la facilidad de mantenimiento.





















