Uno de los aspectos más desafiantes de este cambio será satisfacer las crecientes demandas de enfriamiento de una manera ecológica. El enfriamiento es innatamente más difícil que el calentamiento: cualquier forma de energía puede convertirse en calor, y nuestros cuerpos y máquinas generan calor de forma natural incluso en ausencia de sistemas de calefacción activos. El enfriamiento no se beneficia igualmente de la generación espontánea, lo que a menudo hace que su implementación sea más difícil, más costosa o menos eficiente. El calentamiento global y sus efectos tangibles solo exacerban esta realidad, intensificando una demanda acelerada de sistemas de refrigeración artificial. En su forma actual, muchos de estos sistemas requieren grandes cantidades de electricidad y dependen en gran medida de los combustibles fósiles para funcionar. El sector de la construcción debe encontrar maneras de satisfacer la creciente demanda de refrigeración, eludiendo simultáneamente estos efectos insostenibles.
https://www.archdaily.mx/mx/956540/enfriar-los-interiores-sera-el-desafio-arquitectonico-del-futuroLilly Cao
A principios de este mes, la ciudad de Miami publicó una versión preliminar de su plan integral para combatir los efectos del cambio climático. El llamado Stormwater Master Plan (SWMP) se implementará para aliviar la amenaza de inundaciones en toda la ciudad, mejorar la calidad del agua en la Bahía de Biscayne y fortalecer su costa contra marejadas ciclónicas más fuertes y frecuentes durante los próximos 40 años, en un costo total estimado de $ 3.8 mil millones de dólares.
Bryggervangen y Sankt Kjelds Square en Copenhague. Imagen cortesía de SLA
Para este mes, The Dirt y el autor Jared Green comparten con nosotros un estudio sobre las islas de calor urbanas, que explora nuevos enfoques diseñados para reducir sus temperaturas y ayudar a las comunidades a adaptarse a un mundo más cálido, en tres ciudades: Nueva York, Copenhague y Abu Dhabi.
https://www.archdaily.mx/mx/964018/las-islas-de-calor-urbano-son-cada-vez-mas-peligrosas-pero-los-arquitectos-y-urbanistas-tienen-solucionesJared Green
João Goulart elevado, el "Minhocão", en São Paulo. Foto: iStock por GettyImages
¿Están las ciudades brasileñas preparadas para adaptarse al cambio climático? Motivados por esta pregunta, los científicos de la Universidad de São Paulo (USP) crearon un índice que mide el potencial de adaptación de nuestros centros urbanos a los impactos del cambio climático. El índice, denominado Índice de Adaptación Urbana (UAI) se describe en un artículo publicado en la edición de mayo de la revista científica “Climatic Change”.
Desarrollada por investigadores del proyecto CiAdapta, que estudia las interacciones entre las transiciones climáticas, las ciudades y los procesos de toma de decisiones, la AUI busca evaluar la presencia o ausencia de marcos legales y regulatorios para apoyar las intervenciones urbanas vinculadas a la adaptación climática.
https://www.archdaily.mx/mx/964287/estudio-crea-indice-para-evaluar-la-adaptacion-de-las-ciudades-al-cambio-climaticoEquipe ArchDaily Brasil
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‘Carbon to Rock’ en la Biennale Architettura 2021. Fotografías: Raul Betti y Adolfo Guiard Torre-Marín. Image Cortesía de Igneous Tectonics
Las condiciones climáticas están cambiando en todo el mundo, y con temperaturas más extremas y recursos cada vez más limitados, las soluciones arquitectónicas en torno a los materiales deben revisarse.
'Carbon to Rock' es una instalación de IGNEOUS TECTONICS (Cristina Parreño y Sergio Araya) presentada en la Bienal de Venecia 2021 donde propone a la roca volcánica como un nuevo material resiliente para mitigar el calentamiento global.
Plaza Estacional, Caracas. Gabriel Visconti Stopello AGA estudio. Fotografía: José Bastidas.. Image Cortesía de Jeannette Sordi
En nuestras ciudades, frente a los actuales y acentuados desafíos globales en los que nos encontramos -crisis ambiental, crisis sanitaria y crisis económica-, hay una pregunta clave sobre la que deberíamos trabajar urgentemente: ¿Cómo preparar a los sectores más vulnerables?
Es que los datos no son alentadores, al mismo tiempo que las poblaciones urbanas crecen a ritmos históricos producto de los grandes flujos demográficos en busca de mejores futuros, nos encontramos con que las ciudades, grandes consumidoras de energía y productoras de emisiones, tienen otra particularidad: 3 de cada 5 corren un alto riesgo de sufrir un desastre natural.
Dos años atrás, Nathaniel Rich publica Losing Earth(Perdiendo la Tierra), un relato enfocado en la década de los ochenta que estudia las oportunidades perdidas y las ocasiones desaprovechadas para abordar de manera real el problema climático en el pasado. Entre 1979 y 1989, si bien se había logrado un milagroso consenso político en torno a la temática ambiental y la predisposición general para producir un cambio real era positiva, el impulso fue desaprovechado y la problemática volvió a entrar en un impasse que ya lleva más de tres décadas sin avanzar. Aunque no es explícitamente una secuela, el nuevo libro de Rich, Second Nature: Scenes From a World Remade, es una especie de consecuencia directa del fracaso político abordado en el primer libro.
Este artículo fue publicado originalmente en Common Edge bajo el título "When It Comes to Climate Change, Traditional Practice Is Broken."
Los diagnósticos sobre diseño sostenible en Estados Unidos se presentan, para muchos, como una especie de test de Rorschach. Por un lado, pareciera que el sector de la construcción avanza con pasos firmes hacia objetivos de emisiones de carbono nulas, pero por el otro, pareciera que la disciplina evoluciona con demasiada lentitud, sin lograr alcanzar los objetivos clave mientras el reloj ecológico sigue avanzando sin detenerse. La verdad desconcertante de todo esto es que ambas perspectivas son aparentemente ciertas. En las últimas décadas, el sector se ha vuelto mucho más eficiente desde el punto de vista energético. Hemos aumentado el número de edificios aplanando la curva energética y el costo de las energías renovables sigue bajando. Pero se necesita mucho más, y mucho más rápido. También, todavía siguen existiendo enormes obstáculos. Sin una red renovable y códigos energéticos estrictos, es difícil ver cómo podremos descarbonizar completamente el sector de la construcción incluso en 20 años, y mucho menos en el plazo sugerido por los científicos del clima. Es el clásico escenario de buenas y malas noticias (o viceversa, según el estado de ánimo).
En un artículo de Common Edge, hablé brevemente de un concepto que llamo la "Mentira del triple fondo", que postula que más personas, más un mayor consumo de cada persona, más un sistema económico completamente dependiente de los elementos antes mencionados, pueden seguir funcionando para siempre, sin consecuencias. Históricamente, Estados Unidos ha aceptado el significado económico del crecimiento sin fin porque redujo el conflicto de clases. Sin embargo, nos estamos acercando a los límites del crecimiento, tanto desde el punto de vista de los recursos (nos estamos quedando sin materias primas) como desde el punto de vista tecnológico (nuestros inventos son cada vez menos revolucionarios).
https://www.archdaily.mx/mx/956513/el-crecimiento-sostenible-sin-fin-es-un-oximoronChristopher L. Cosper
Terminológicamente, un "paisaje inundado” podría ser visto como una contradicción. En una inundación, el agua se extiende por donde sea que la gravedad la lleve, cubriendo y ocultando la topografía original del sector con una manto oscuro, gris y uniforme. En ese sentido, las inundaciones son amorfas y pueden distorsionar o borrar temporalmente las formas y características del terreno visible, nada que pueda describirse como un paisaje o un escenario articulado y significativo.
Pero cuando los límites de una inundación dejan de estar definidos únicamente por la cantidad y la velocidad del agua y comienzan a intervenir otros aspectos como el relieve del terreno o estructuras cuidadosamente diseñadas y ubicadas as para influir y dar forma al "desastre", el resultado puede convertirse en un paisaje, física y culturalmente definido por la inundación.
Frente a los actuales y acentuados desafíos globales en los que nos encontramos, nos surge una pregunta: ¿Qué deberíamos atender primero?
Este 2020 fue una tremenda oportunidad para concentrar todos nuestros esfuerzos y atenciones en los asuntos más urgentes de la arquitectura. A través de convocatorias, artículos, entrevistas, debates y proyectos, los temas de ArchDaily presentaron cada mes una respuesta rica en investigación y reflexión sobre lo más relevante - desde la crisis climática y la arquitectura de emergencia, hasta la inteligencia artificial y el cómo viviremos juntos.
Las primeras cuarentenas paralizaron a la mayor parte del mundo, y muchos se apresuraron a señalar el lado positivo: la caída significativa de las emisiones de carbono. Sin embargo, esta reducción de la contaminación duró poco y las crisis pasadas indican que podríamos estar en una encrucijada en lo que respecta a nuestros objetivos climáticos. ¿Qué ha significado este año sin precedentes para los esfuerzos por frenar el cambio climático y proteger el medio ambiente?
Durante la semana pasada, he visto al menos dos grandesartículos de la prensa sobre migración climática, y a medida que más personas parecen estar proyectando su próximo lugar de mudanza, entre Dakota del Norte y cualquier otro lugar con la palabra "norte". A menudo, en un aplanamiento simplificado y de un solo tema de la gama completa de cambios que ocurren a nuestro alrededor.
Antes de la pandemia, el mundo ya se enfrentaba a una serie de transformaciones globales en el campo de la construcción, donde los países emergentes estaban a la vanguardia de un poderoso cambio económico. Ya que se espera que la población mundial alcance el hito de los 10 mil millones antes de 2100, el sector de la construcción debería poder comprender y adaptarse a las megatendencias que están reformulando el planeta.
Este agosto, cuando cientos de incendios forestales oscurecieron el cielo sobre mi casa en Corte Madera, California, a miles de millas de distancia en Florida, mi familia se preparó para el viento y las inundaciones cuando dos huracanes se precipitaron hacia el Golfo de México. Todos nos acurrucamos ansiosos mientras los desastres provocados por el cambio climático causaban estragos. Durante semanas, la calidad del aire en California fue demasiado peligrosa para que abriéramos las ventanas o saliéramos. En Pensacola, la marejada ciclónica del Golfo fue de varios pies de profundidad alrededor de la casa de mi familia y los fuertes vientos derribaron robles maduros en su jardín.
No hay nada de verde en un generador de reserva. Su fabricación liberó toneladas de CO2 a la atmósfera, así como su envío desde la fábrica al concesionario hasta el patio trasero del cliente. Allí se ubicara, ocioso, esperando a ser utilizado sólo cuando la infraestructura pública, mucho más limpia, pero con pocos fondos, falle. En ese punto, llenará el aire con contaminantes adicionales. Pueden haber buenas razones para comprar un generador de emergencia, pero ser ecológico, es decir, proteger el medio ambiente, no es una de ellas.