Recuerdos de guerra: Sammlung Boros la guarida del arte

Al pensar en la ciudad de Berlín no podemos dejar inevitablemente de asociarla con guerra y destrucción, al pasear por ella podemos notar que las huellas de la guerra permanecen hasta hoy en día en muchas de las fachadas de sus edificios, constantes vacíos intercalados en su imagen urbana y esas grúas que ya son parte del paisaje urbano acompañadas de molestos ruidos de construcciones nos hacen recordar a cada instante que Berlín es una ciudad que día a día lucha por levantar lo que la guerra destruyó.

Pero así como muchas edificaciones cayeron, a su vez muchas permanecieron; es por esto que me interesé en buscar algún vestigio sobreviviente a la guerra inserto y aún vigente dentro de la ciudad, alguna huella construida de este episodio que marca la historia universal. Es así como me encontré con el caso de la “Galería Boros” (Sammlung Boros) un ex bunker de la segunda guerra mundial ubicado en el corazón de la ciudad, utilizado por el ejercito rojo para protegerse de los bombardeos aéreos que hoy en día ya no resguarda personas, si no preciadas obras de arte; ejemplo que me parece sumamente interesante y curioso y que me gustaría darles a conocer continuando con el tema de cómo conservar la historia de una ciudad construyendo sobre lo antiguo.

Sammlung Boros – Collection & Residence / RealArchitektur

Berlín, Friedrichstrasse, Reichsbahn Bunker von der rote Armee, 1941

El proyecto Sammlung Boros fue desarrollado por la oficina de arquitectos RealArchitektur en cooperación con el cliente y un equipo interdisciplinario.

El tema programático se basa en conjugar el arte, el habitar, lo viejo y lo nuevo.

El proceso de diseño ha sido basado principalmente en la sustracción, losas y muros han sido retirados para dar paso a nuevos espacios traslapados que unen los pisos en dirección vertical.

Un poco de historia…

El bunker fue construido en 1942 durante la segunda guerra mundial por la compañía de ferrocarriles alemana, el edificio fue funcionalmente diseñado y podía albergar a tres mil personas sentadas distribuidas en cinco pisos. La estructura espacial interior está rodeada por un concreto de 1,8 metros de espesor, y los cielos 3 metros de espesor. En cada fachada se situaron dos entradas dobles conectadas a dos escaleras entrelazadas las cuales permitían a una gran cantidad de gente entrar rápida y simultáneamente al edificio.

Después de la guerra el bunker sufrió mínimas transformaciones, fue usado como almacén de frutas y verduras y posteriormente en los años ochenta se convirtió en un club de alocadas fiestas. Fue en el año 2003 cuando Christian Boros un coleccionista de arte compro este bunker y contrató a “RealArchitektur” para diseñar dentro de él, un espacio para exhibir y guardar su colección de arte contemporáneo y a su vez diseñar un espacio para vivir junto a su familia.

La renovación y transformación

En cuanto a la envolvente del edificio sus fachadas fueron limpiadas y renovadas estructuralmente de acuerdo con el patrimonio, los muchos rastros que dejó la guerra y la historia fueron tratados de manera que permanecieran presentes.

Para conectar la nueva vivienda en la cima del edificio, alrededor de 150 m2 de hormigón armado de tres metros de espesor fueron sustraídos de la azotea del bunker, el departamento es conectado a través de esta apertura por una escalera de acero dentado y un ascensor interno abierto. Los vestigios del corte muestran viejas barras de refuerzo en los muros y en las superficies resultado de diferentes métodos de demolición.

Los espacios de exhibición

Cielos y muros seleccionados fueron cortados con un diamante dentado y luego removidos, el resultado: espacios traslapados y uniones de pisos en vertical, donde las alturas simples de piso de 2,3 mts pasaron a ser triples alturas de 7,5 mts en algunos casos, logrando finalmente un total de ochenta salas de exposición con las alturas necesarias para albergar las enormes obras de arte contemporáneo.

En esta intervención se a buscado lograr una interacción estructural y espacial entre el arte y la arquitectura, ahora las habitaciones han sido abiertas y conectadas de manera que las piezas de arte puedan ser apreciadas desde las diferentes plantas y ángulos.

Los espacios de la vivienda

La nueva vivienda se emplaza sobre el bunker existente, sus fachadas son construidas en acero y vidrio y se utilizan elementos quiebra vista tales como cortinas, pantallas metálicas y celosías para manejar la privacidad en los espacios de estar y las intensidades de la luz solar. La fachada de vidrio permite en contraste con los gruesos muros de hormigón una vista sobre el paisaje urbano. La vivienda está rodeada de terrazas y jardines, la losa de 3 metros de espesor del techo del bunker se ha tenido que excavar para poder plantar árboles y construir la piscina.

El departamento se presenta como una planta libre con la idea de jugar el rol de galería en donde desde el espacio central se pueden observar los diferentes espacios como la cocina abierta ubicada sobre una plataforma más alta o el salón comedor con una chimenea suspendida desde el techo.

Los revestimientos interiores en madera de los closets, puertas y tabiques están hechos de roble ahumado y las losas de las plantas se han revestido en cal de piedra lacutrine, la misma piedra que se ha usado en los lavatorios, bañeras y las superficies de trabajo de la cocina.

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Sobre este autor/a
Cita: Gabriela Mardones. "Recuerdos de guerra: Sammlung Boros la guarida del arte" 10 nov 2009. ArchDaily México. Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/02-31209/recuerdos-de-guerra-sammlung-boros-la-guarida-del-arte> ISSN 0719-8914

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