Horno de Ladrillo Artesanal Invertido: Invertir el paisaje para consolidar las tradiciones constructivas

Invertir el horno es invertir el paisaje. Una acción efímera en un alrededor concreto.

La obra se inserta en un “alrededor concreto”, un territorio con un oficio en particular, la producción artesanal de ladrillos, que genera un paisaje exclusivo, un paisaje modelado por dicho oficio, en donde aparecen estos cuerpos, unas masas de temporalidad limitada, efímeras, que emergen una y otra vez solo para desaparecer, tal como esa construcción frágil de la que nos habla Smiljan Radic; “hecha para no ser vista, no vale la pena, no tiene gracia… quizás podríamos decir que una construcción frágil no se da cuenta ni debe dar cuenta de su figura, porque su figura es nuestro paisaje”. Son resultado de una cotidianeidad, de un rito sin ambición.

En esa condición efímera y artesanal de este “alrededor concreto”, la obra tiene por intención invertir el paisaje. un paisaje cultural que se invierte rotundamente al entrar en esa cultura (tradición), donde las cosas se han hecho desde antaño de una cierta manera, entrar en ese conocimiento en donde la excusa es la manipulación de esta masa para transformar e invertir este “paisaje cultural”, un cambio de forma que pone en crisis el oficio en conjunto con su alrededor. Es una obra desde el oficio en conjunto con su tradición y memoria.

Más detales de la obra de Diego Parra Oyarzún, después del salto.

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Dicha acción efímera busca a través de la experiencia con la obra, desestabilizar, poner en duda la situación actual de las cosas, producir esa fisura que obligue a volver a mirar. Quizás la mejor manera de transmitir algo a través de la experimentación de la obra es cuando se logra “desestabilizar, desorientar”. Es a la construcción de esa atmosfera de tensión a donde apunta, quizás, la obra.

Ubicación

Esta intervención en el paisaje, no mejora la calidad del lugar, no añade nada, sino que crea un lugar propio, pero no mediante una superposición, sino mediante una interferencia, trabaja en contradicción con los espacios y las formas donde se encuentra y, precisamente a través de dicha contradicción, amplifica sus características principales. Pero esta forma que nos permite releer el paisaje sin duda demanda un esfuerzo especial al no tener precedentes y ahí hay un gran valor; tomar un objeto y manipularlo para producir esa fisura que obligue a nuevas lecturas, a través de la experimentación. Es aquí donde adquiere suma importancia la materialización del pensamiento.

Rotación

Introducirse en un territorio para aprender un oficio y lograr interferir desde adentro y no con distancia; generar un vinculo con el artesano que me permitan actuar desde un campo que no me es habitual y para ellos asumir una acción que también les es ajena, creo que en la confrontación de estas dos miradas, cada una con códigos y conocimientos diferentes, en ese encuentro y posible traspaso de experiencias, en el que ellos puedan traspasarme el conocimiento que han adquirido por años para yo poder desde ahí generar una idea y que ellos puedan asumirla y hacerla propia, es en esa tensión, creo, donde existe un gran valor y la obra se potencia tomando mayor relevancia.

© Diego Parra Oyarzún

El proyecto se entiende como una arquitectura que reivindica el derecho a hacer emerger de nuevo los acontecimientos eternos, las simbologías fundamentales, siempre presentes en las marcas del hombre.

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Esta arquitectura utiliza como materia las ruralidades chilenas, recogiendo y reconociendo alrededores siempre precarios y austeros, paisajes traídos de la memoria, de un recorrer y divagar por el campo chileno, logrando un expediente personal de lugares y paisajes que traen consigo costumbres y tradiciones, oficios que generan particularidades en el paisaje y lo construyen de una cierta manera.

© Diego Parra Oyarzún

Esta obra consolida procesos constructivos y formas desde dentro de la propia tradición, echando mano a los mismos recursos y técnicas que han construido, a través de los años, el paisaje del campo chileno, construidas con lo justo y al modo de campesino y artesanos, muchas veces con materiales recogidos, se hace evidente la premisa de “construir con lo mínimo necesario”.

© Diego Parra Oyarzún

Claramente no es una obra tradicional, no es un proyecto invasivo o un proyecto “importado” a este paisaje, es una obra casi sin planificación, una obra hecha a pulso, que nace desde la palabra y muere en la voluntad y el esfuerzo.

© Diego Parra Oyarzún

* Texto y Fotografías por Diego Parra Oyarzún

Arquitecto: Diego Parra Oyarzún
Profesor Guía: Eduardo Castillo
Mandante: Auto-encargo
Superficie Construida: 25 m2
Constructor: Alejandro Rojas + Daniel Rojas (Artesanos del Ladrillo)
Calculista: Patricio Lara
Ubicación: Trapiche, Rauco, Curicó, Maule, Chile
Año: 2009

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Sobre este autor/a
Cita: José Tomás Franco. "Horno de Ladrillo Artesanal Invertido: Invertir el paisaje para consolidar las tradiciones constructivas " 06 feb 2014. ArchDaily México. Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/02-334798/horno-de-ladrillo-artesanal-invertido-invertir-el-paisaje-para-consolidar-las-tradiciones-constructivas> ISSN 0719-8914

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