El premio Pritzker: Convirtiendo arquitectos en "arquitectos-estrella" desde 1979 (¿Pero a qué costo?)

El codiciado título "Ganador del premio Pritzker" es más o menos sinónimo hoy en día con la etiqueta "arquitecto-estrella", un término que detesto y que la mayoría de los que se describen como tal probablemente encontrarán irritante y vergonzoso. Y por una buena razón. El estrellato en el sentido de la fama no ayuda a la causa de la arquitectura. La esposa de Wang Shu, Lu Wenyu, dijo lo mismo cuando ella pidió no ser nombrada como co-ganadora del premio con su marido. En una entrevista con El País, ella comentó: "Estoy feliz de ser capaz de hacer arquitectura que creo que ayuda a nuestros pueblos y ciudades a ser mejores. Estoy convencida de que hablar de esto despierta interés en los demás - no ser famoso".

Por supuesto, el premio Pritzker no se propuso crear una escuela de arquitectos famosos por ser famosos, sino para reconocer, celebrar y apoyar el talento, persistencia y tal vez una contribución única a la causa de la arquitectura. Los ganadores del premio merecen ese reconocimiento a pesar de si estamos de acuerdo o no con la elección de un ganador individual.

La cultura de la fama se genera, no tanto por las instituciones culturales altruistas, sino en gran parte por los medios de comunicación obsesionados con la fama, con ganas de crear un grupo de personajes famosos sobre los cuales escribir. Hay, por supuesto, la presión de los editores para hacerlo, también, temiendo quizás que cualquier otra cosa podría perder lectores hambrientos de cultura de la celebridad. Por supuesto, los críticos adquieren una especie de estatus de celebridad de menor importancia, también, a través de la asociación con esta cultura "estrella".

Como resultado, el premio Pritzker hace que sea más fácil tanto para los medios de comunicación como para los clientes, que se sientan seguros de que están lidiando nada menos que con arquitectos verdaderamente líderes mundiales. De esta manera, el Pritzker es como una garantía de calidad de estrellato, y de la posibilidad de que edificios relacionados con los ganadores del premio tengan un perfil particularmente alto. El peligro aquí es que la etiqueta que otorga el premio significa que la gente ya no necesita buscar lo que es bueno en términos de arquitectura y edificios específicos: en vez de eso, pueden confiar en la opinión recibida.

Aquí es donde el premio Pritzker comienza a perpetuar un entorno que no es saludable para la arquitectura: se crea una división demasiado fuerte entre ganadores y no ganadores del mismo calibre. El juego mismo de la fama es el ganador final, aunque así lo sea sin querer. Proyectos codiciados y otras oportunidades que tal vez se adapten mejor a otros candidatos, bien pueden ir a los ganadores del premio Pritzker, ayudando a reforzar la tendencia de "edificios de diseñador" en la misma línea que los bienes de consumo y productos de diseñador. Quién tiende a ser más importante que cómo o ​​por qué. Los políticos y los empresarios son particularmente susceptibles a este tipo de juego de personalidades.

Este es uno de los desafíos que encara la arquitectura hoy en día. Los ganadores de los premios no tienen la culpa. Sin embargo, el premio Pritzker quizá debería comunicar de otras formas lo que ve como los desafíos contemporáneos de la arquitectura. Su alcance podría ser más variado, con menos énfasis en cuanto a si estamos de acuerdo o no con la selección de los premiados. En su lugar, podría incluir un simposio Pritzker o un libro que refleje no tanto al ganador, sino los asuntos que el jurado está discutiendo en determinados momentos. El Pritzker tiene la seriedad para poder hacer esto, ya que el comité tal vez no tiene el deseo de contrarrestar el fenómeno de arquitecto-estrella que ha fomentado sin querer.

La elección de Shigeru Ban ha sido ampliamente vista como una manera del Pritzker para destacar y alabar la causa social y humanitaria de la arquitectura. Se podría argumentar que este es un paso hacia un proceso de selección que busca hacer el papel del arquitecto en la sociedad más ampliamente relevante, un alejamiento de la "arquitectura-estrella". Tal vez esto sea cierto, sin embargo, no me gustaría ver al premio Pritzker convertirse en algo excesivamente politizado. Hay tantas facetas de la arquitectura, desde la estética hasta la tecnológica y antropológica. Y, por supuesto, las preocupaciones sociales que se pueden celebrar, a pesar de que es una tarea imposible decir cuál de estas es la más importante. El premio debiera ser comunicado de una manera que enfatice lo mejor de las ambiciones colectivas de la arquitectura futura - con los ganadores, cada uno en su propio derecho, añadiendo a la definición de lo que pudiera y debiera ser la arquitectura.

Laura Iloniemi ha trabajado en relaciones públicas de arquitectura por más de quince años. Escribió un libro sobre el tema -Es todo acerca de la imagen (Is It All About Image)- publicado por Academy & Wiley. Iloniemi estudió filosofía de la arquitectura en The University Cambridge y promoción de las artes en la Ecole du Louvre. Síguela @BiennaleBooks

Sobre este autor/a
Cita: Iloniemi , Laura . "El premio Pritzker: Convirtiendo arquitectos en "arquitectos-estrella" desde 1979 (¿Pero a qué costo?)" [The Pritzker Prize: Making Architects "Starchitects" Since 1979 (But at What Cost?)] 03 abr 2014. ArchDaily México. Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/02-349079/el-premio-pritzker-convirtiendo-arquitectos-en-arquitectos-estrella-desde-1979-pero-a-que-costo> ISSN 0719-8914

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