Después del descubrimiento de la NASA de agua bajo la superficie de Marte a principios de este año, y el posterior éxito crítico y popular de la película The Martian, es seguro decir que el planeta que lleva el nombre del dios de la guerra está de moda. Esas revelaciones han llevado a miradas especulativas de cómo nuestro planeta vecino podría ser colonizado por numerosos diseñadores, tales como Norman Foster.
Muchos de esos planes, incluidos los del fundador de SpaceX, Elon Musk, implican arrojar materiales de construcción terrestres sobre la superficie alienígena, posiblemente iniciando una inclinación por la contaminación de nuestro nuevo mundo, incluso antes de que se ocupe. El arquitecto español Alberto Villanueva de IDEA Architecture Office vio esto como una oportunidad de intervención para el diseño. Utilizando suelo marciano y micelio de hongo, Villanueva propone una estrategia que utiliza la impresión 3D y la bioluminiscencia, que ha ganado la atención de la NASA y la Agencia Espacial Europea.
La primera etapa del diseño implica la liberación del agua de su estado subterráneo congelado. Para lograr esto, las impresoras 3D se dejan caer sobre la superficie del planeta y construirán delgadas estructuras metálicas de basalto y otros elementos ferrosos que se encuentran en la tierra de Marte. Estas estructuras aprovecharán la energía generada por los campos electromagnéticos para derretir el hielo y sacarlo a la superficie, creando un sistema de cráteres llenos de agua y lagos en aproximadamente 4 a 6 meses.
La segunda fase consiste en la construcción de torres de generación de atmósfera, impresas a partir de resina epoxi y micelio de hongo, conocido por sus cualidades estructurales y su capacidad para soportar condiciones extremas. El micelio se ha diseñado para sacar el agua de los lagos recién construidos, aumentando el tamaño de la torre a través de crecimiento orgánico y convirtiendo el dióxido de carbono en la atmósfera en oxígeno. Utilizando datos de la NASA, Villanueva ha calculado que después de seis meses se acumularía suficiente oxígeno para crear una pequeña capa atmosférica en el planeta, y en dos años, el ser humano sería capaz de respirar en la superficie de Marte.
Una vez que hayan llegado los seres humanos, Villanueva sugiere el uso de una solución orgánica de bacterias bioluminiscentes para generar luz. En este punto, las impresoras 3D pueden ser calibradas para proporcionar diferentes tipos de estructuras para uso humano. Las estructuras están diseñadas para tener una vida útil de 5 años, después de lo cual se descomponen, eliminando cualquier huella negativa en el planeta.
Villanueva reconoce que pruebas adicionales tendrán que ocurrir antes de que suceda la colonización, y sugiere sitios remotos como Australia, Hawai y las Islas Canarias. Debido a que antes de que el diseño pueda empezar a funcionar en Marte, tiene que aprovechar el recién descubierto entusiasmo por el planeta rojo aquí en la Tierra.