¿Arquitectura para arquitectos? Disociación estética arquitecto/cliente, el caso de la vivienda

Si comparamos la obra arquitectónica construida con lo que nos muestra la vanguardia arquitectónica actual en sus publicaciones y obras, veremos una enorme diferencia. Los volúmenes puros, descoloridos, cubiertas escondidas y superficies de cristal, se contraponen con la ornamentación, referentes históricos y funcionalidad de la arquitectura de la abrumadora mayoría de las ciudades. El gusto estético de una persona común se contrapone totalmente al de un arquitecto formado en la academia actual, es por esto que, al poder elegir la apariencia de su propia casa, las personas siguen la tradición del lugar, privilegian la economía, utilizan elementos con significado adquirido y texturas naturales. Por el contrario un arquitecto, teniendo libertad creativa, genera un elemento extraño a su entorno, simplista y desprovisto de todo simbolismo.

Esta dicotomía ha estado presente desde el modernismo hasta nuestros días, y si bien aparece tangencialmente en las corrientes principales de pensamiento arquitectónico cada ciertas décadas (por ejemplo: postmodernismo historicista, la obra de Hassan Fathy [1] o el nuevo urbanismo [2]), para el momento de este estudio, no se encontró una teoría concluyente que diera una respuesta convincente a ella.

Si analizamos la historia de la arquitectura, al parecer esto no fue siempre así. En el mundo antiguo encontramos que las edificaciones más importantes estaban llenas de simbolismos, adaptadas a su entorno y sus habitantes. Las catedrales de la edad media, las viviendas musulmanas, o los edificios públicos de la américa pre-hispánica, son una prueba de que en algún momento de la historia dejamos de crear pensando en los gustos del usuario; y, peor aún, podríamos estar afectando no solo la comodidad visual de los habitantes, sino su calidad de vida y salud (Salingaros, 2011).

Conociendo la academia arquitectónica, surgen muchas preguntas orientadas a la base teórica de la disciplina: ¿bajo qué parámetros valoramos una obra arquitectónica en la actualidad? ¿Son estos correctos bajo la visión de nuestro tiempo y nuestras prioridades? ¿Es comprensible o normal que la visión del arquitecto pocas veces concuerde con la del usuario?

Esta investigación tiene por objetivo el obtener tanto la visión del usuario como la del arquitecto sobre la estética de la vivienda, con el objetivo de definir una base objetiva sobre la cual analizar esta problemática.

Hipótesis

  1. Existe una disociación estética entre el arquitecto y el usuario.
  2. La estética de la vivienda actual no se rige por tendencias teóricas fundamentadas, sino por modelos históricos con significado adquirido a través del tiempo.
  3. El valor de la arquitectura viene de la adecuación a las condicionantes que la generan.

Método de investigación sociológica

Como modo de acotar el espectro de estudio, se eligió la tipología de la vivienda de clase media, con un valor en ese momento de 1000 a 4000 UF. [3]

Para darle un contexto histórico y económico a la investigación sociológica, previo a esta se realizó una exhaustiva investigación teórica sobre:

  • Historia de la estética de la arquitectura moderna y la arquitectura reciente en Chile.
  • Análisis del mercado inmobiliario en el rango elegido, en la zona de Concepción.
  • Entrevistas a actores importantes en el tema de la arquitectura y el mercado de la vivienda en Concepción.

Se utilizó el método de la encuesta social seccional, de carácter experimental; la cual otorga una visión del momento sobre el tema. El universo fue un marco muestra tipo área geográfica, en este caso la comuna de Concepción, con una población (en 2008) de 226.897 habitantes (censo 2002). La muestra tuvo la restricción de tomar solo habitantes con poder de discernimiento y un mínimo de experiencia con respecto al tema, por lo que se consideró a personas entre 18 y 80 años. Esto deja al universo en 155.739 habitantes. La muestra fue probabilística, aleatoria simple y estratificada por barrios. Según los cálculos [4] la muestra necesaria fue de 165.13 personas encuestadas.

El método consistió en aplicar una encuesta oral muy corta (3 minutos máximo), donde se preguntó sobre el gusto del cliente, su opinión sobre diversos estilos de viviendas y preguntas filtro para facilitar la obtención de información. Una de las preguntas requería que el usuario eligiera entre varios modelos presentados, la casa más bonita y la que le gusta menos (figura 1), se utilizó conscientemente estos términos coloquiales (que deliberadamente no se usan en la academia arquitectónica) para facilitar un entendimiento directo por parte del entrevistado común. Otra de las preguntas permitía saber si el entrevistado tenía alguna relación a la arquitectura o al arte (AA), o no la tenía (NA). La versión completa de la encuesta se puede ver en el seminario. Una vez aplicada la encuesta, se ordenaron los resultados y se analizaron para obtener conclusiones tomando en cuenta el marco teórico antes mencionado.

Figura 1: Carta de ejemplos de viviendas utilizada en la encuesta
En adelante se utilizará estas letras para definir cada ejemplo

¿Arquitectura para arquitectos? Disociación estética arquitecto/cliente, el caso de la vivienda - Imagen 10 de 11
Ficha Pregunta 1
¿Arquitectura para arquitectos? Disociación estética arquitecto/cliente, el caso de la vivienda - Imagen 11 de 11
Ficha Pregunta 2

Resultados

Los resultados de la encuesta se presentan en los siguientes gráficos:

Al preguntar por la casa que encuentran más bonita, divididos por grupos AA y NA.

Figura 2

¿Arquitectura para arquitectos? Disociación estética arquitecto/cliente, el caso de la vivienda - Imagen 4 de 11
Figura 2

Consultados sobre la casa que les gusta menos, divididos por grupos AA y NA.

Figura 3

¿Arquitectura para arquitectos? Disociación estética arquitecto/cliente, el caso de la vivienda - Imagen 3 de 11
Figura 3

¿Por qué le gusta la casa? divididos por grupos AA y NA.

Figura 4

¿Arquitectura para arquitectos? Disociación estética arquitecto/cliente, el caso de la vivienda - Imagen 6 de 11
Figura 4

¿Por qué no le gusta la casa? divididos por grupos AA y NA.

Figura 5

¿Arquitectura para arquitectos? Disociación estética arquitecto/cliente, el caso de la vivienda - Imagen 8 de 11
Figura 5

Al analizar por rango de edad las casas que gustan más y menos.

Figura 6

¿Arquitectura para arquitectos? Disociación estética arquitecto/cliente, el caso de la vivienda - Imagen 7 de 11
Figura 6

Factores más influyentes y su importancia en la elección de una casa.

Figura 7

¿Arquitectura para arquitectos? Disociación estética arquitecto/cliente, el caso de la vivienda - Imagen 5 de 11
Figura 7

Sobre la opinión de las casas en su ciudad, divididos por grupos AA y NA.

Figura 8

¿Arquitectura para arquitectos? Disociación estética arquitecto/cliente, el caso de la vivienda - Imagen 2 de 11
Figura 8

Sobre la opinión de su propia casa, divididos por grupos: autoconstrucción, comprada y AA.

Figura 9

¿Arquitectura para arquitectos? Disociación estética arquitecto/cliente, el caso de la vivienda - Imagen 9 de 11
Figura 9

Disociación estética

Lo primero que podemos concluir del estudio es que, sin duda alguna, existe una disociación estética entre el arquitecto y el cliente

Hipótesis 1: “Existe una disociación estética entre el arquitecto y el usuario”

La vivienda que obtuvo más votos como la más bonita en el grupo AA, es precisamente la que obtuvo más votos como la que menos gusta en el grupo NA. La casa Ponce (Mathias Klotz, 2003), la cual sigue al pie de la letra las recomendaciones de la academia arquitectónica, representa todo lo que el usuario común no quiere. Extraña, fría, común, futurista, estos adjetivos representan como el usuario ve esta vivienda; como algo que no parece una casa, se sale de la normalidad que el usuario requiere.

Hay grandes diferencias en las razones por las que AA y NA prefieren una vivienda. El conocimiento estético académico del grupo AA los hace enfocar su percepción en factores de diseño, composición y expresión que le otorguen a la vivienda una cualidad distintiva o de vanguardia. El usuario común, por el contrario, busca factores tradicionales que le den seguridad y familiaridad (ej.: campestre, hogareña, “moderna”). Cabe aclarar que el término moderna en la mayoría de los encuestados no se entiende de la misma forma que lo entienden AA. Por ejemplo, muchas personas catalogaron de moderna la casa chilena, en este caso este término denota más bien buena factura o nueva.

El grupo NA rechaza todo lo que representa experimentación. Esto se debe a que, al contrario de los arquitectos, la casa para una familia representa mucho más que solo un diseño. Al preguntarles sobre los factores que influyen en la elección de una casa (escala 1-5), los que obtienen una más alta valoración son: seguridad (4,5), espacios (4,3), funcionalidad (4,3) y finalmente estética (3,7). Esto se condice con lo que nos dice el arquitecto Manuel Durán [5]: “La estética es solo una parte, en mi opinión, la última parte de cualquier propuesta”. Para el usuario, la vivienda no es un ámbito de experimentación sino de certezas, ya que en la mayoría de los casos es la inversión más importante de sus vidas y la que albergará a su familia.

¿Qué pasa con la vanguardia?

El estudio demuestra que la estética de vanguardia en gran medida nunca deja de serlo. Los arquitectos, desde inicios del siglo XX, han presentado modelos de vivienda que se contraponen a la tradición constructiva y simbólica; pero estos nunca han ganado la aprobación general de la población. De todas las viviendas presentadas, la única con rasgos modernistas es la H (mediterránea), elección que probablemente es influida por el uso de materiales naturales (piedra) y porque actualmente es vista como un símbolo de estatus por la clase alta chilena. Un claro ejemplo de esto es el caso de las viviendas racionalista construidas en Concepción luego del terremoto de 1939. Estas se encuentran por todo el casco central de la ciudad hace más de 70 años y aun así las personas tienen una opinión muy negativa de ellas, siendo esta tipología (C) rechazada en AA y NA por igual. En base a esto podemos comprobar la segunda hipótesis:

Hipótesis 2: “La estética de la vivienda actual no se rige por tendencias teóricas fundamentadas, sino por modelos históricos con significado adquirido a través del tiempo.”

Las viviendas que finalmente se construyen, no lo hacen por concepciones teóricas fundamentadas; sino por un proceso de adecuación al entorno y uso humano, de modelos históricos con significado adquirido a través del tiempo.

El gusto del usuario

Podemos notar que el usuario común es bastante conservador en su gusto, prefiere lo que ya es conocido y probado. Al ser consultados por la casa más bonita, la más elegida por mucha ventaja fue la casa chilena (61%). Este modelo es muy requerido por los clientes al comprar una vivienda, ya que además de recordarles la clásica imagen de casa y tener materiales y colores tradicionales; se adapta mejor al clima del lugar y al uso real del ser humano en esta región. Este conservadurismo se ve también al preguntarles qué casa les gusta menos, donde todas las primeras mayorías  manejan una estética purista y desarraigada, que a las personas les parece rara y poco agradable a la vista (F, C y E).

La experiencia también es un factor influyente. La casa chilena (B) es de gusto transversal de todas las edades, pero es notoria su preferencia en el rango de 30 a 40 años (la edad donde mucha gente compra o construye su propia casa), donde obtiene más del 90% de las preferencias. Por el contrario los usuarios más jóvenes son los que demostraron mayor apertura a diseños de vivienda fuera de lo común (F, H). Esto denota que el gusto del usuario también es influido por la situación de vida en la que se encuentre. También podemos concluir que las personas a medida que adquieren más experiencia y evalúan todos los factores del uso y operación de una vivienda, se tornan más conservadores y eligen modelos probados.

Hay una correlación entre el origen de la casa y la apreciación de su usuario. Si analizamos la opinión del usuario sobre su propia casa, los que menos aprecian su casa son el grupo AA, con una opinión positiva de solo un 25%. Las personas que la han comprado hecha tienen una opinión un poco más positiva, con un 49% de aceptación. Pero las que tienen una valoración más alta de su propia casa son el grupo que la obtuvo por autoconstrucción, con un 61% de aprobación. Podemos inferir que esto se debe al menos a dos factores: la  carga simbólica del esfuerzo personal que requirió para esa familia obtenerla; y la adaptación  que dicha casa tiene específicamente para este grupo humano. Esto apoya en parte la tercera hipótesis:

Hipótesis 3: “El valor de la arquitectura viene de la adecuación a las condicionantes que la generan”.

Si bien no podemos concluir categóricamente esto, todo indica que el valor de la estética arquitectónica no sería algo absoluto, sino que vendría de su adecuación a las circunstancias que la rodean. Esto nos lleva a pensar que no podemos esperar resultados positivos con una aproximación que no incluya un componente importante de personalización e iniciativa del usuario. Una investigación más profunda sobre esto podría dar nuevas luces sobre este tema. Está por verse cuál es el rango óptimo entre la apropiación de la adaptabilidad y la eficiencia de la estandarización.

Comentario del autor para 2016

Para el momento de esta investigación, a pesar de un exhaustivo análisis teórico, no tenía conocimiento de ninguna corriente de pensamiento arquitectónico que diera respuesta a estas interrogantes. Hace algunos años conocí la obra de Nikos Salingaros [6] y gracias a esto me he informado de un grupo no menor de arquitectos que hace un tiempo están ganando notoriedad en sus propuestas para una arquitectura adecuada al ser humano, basada en el conocimiento científico, y que utilice los patrones y formas probadas de la naturaleza y los edificios del pasado, para generar un mejor ambiente para la humanidad.

Este artículo está basado en una tesis escrita el 2008, como parte de la carrera de arquitectura (Universidad de Concepción, Chile). Los métodos y resultados son los que se obtuvieron en ese momento. El análisis y las conclusiones están replanteados desde la perspectiva actual. Revisa la tesis completa aquí.

[1] Hassan Fathy fue un arquitecto egipcio, autor de “Arquitectura para los pobres” (1973), uno de los libros más importantes de la arquitectura en el siglo XX. En su obra rescató la tradición arquitectónica del lugar y potenció la participación del usuario en el proceso constructivo.

[2] El 'nuevo urbanismo' fue una corriente urbanística que nace a comienzos de la década de 1980, la cual promovía ciudades a escala humana, con predominancia de desplazamientos peatonales, utilizando proporciones y estética tradicionales.

[3] La unidad de fomento (UF), es una unidad de cuenta usada en Chile, re ajustable de acuerdo con la inflación. Es la unidad que se utiliza para definir los valores de las viviendas.

[4] Ver versión completa de seminario.

[5] Manuel Duran se desempeña como arquitecto jefe en una de las oficinas de arquitectura y urbanismo más grandes de la VIII región, también es profesor de taller en la UDEC (información al 2008).

[6] Nikos Salingaros es un matemático y teórico de la arquitectura. Conocido por su trabajo en teoría urbana, teoría de la arquitectura y filosofía del diseño. Ha sido colaborador del arquitecto y pionero de las ciencias computacionales Christopher Alexander, con quien comparte su crítica a la vanguardia arquitectónica actual.

Sobre este autor/a
Cita: Francisco Contreras Chávez. "¿Arquitectura para arquitectos? Disociación estética arquitecto/cliente, el caso de la vivienda" 07 jun 2016. ArchDaily México. Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/788965/arquitectura-para-arquitectos-disociacion-estetica-arquitecto-cliente-el-caso-de-la-vivienda> ISSN 0719-8914

Has seguido tu primera cuenta!

¿Sabías?

¡Ahora recibirás actualizaciones de las cuentas a las que sigas! Sigue a tus autores, oficinas, usuarios favoritos y personaliza tu stream.