El Camarín, un espacio para los que estamos hartos de estar siempre en personaje

Camarín.- dícese del aposento individual o colectivo, donde los artistas se visten, maquillan o preparan para actuar. Frente al concepto convencional, tres cosas son reveladoras aquí. /Este “aposento individual o colectivo”, siendo un espacio tan íntimo, se descontextualiza para estar en una exposición de arte y así traslada su intimidad privada a la exhibición pública, en una doble connotación tan sobrecogedora como liberadora, una introspección extrovertida. /“…donde los artistas…” somos todos, con lo cual invita a ser artistas protagonistas por una noche o es que siempre lo somos. /“…se visten, maquillan o preparan para actuar.”, aquí se perenniza ese momento previo antes de actuar -esa soledad, sinceridad y concentración- como un importante evento final de exposición/. Y por fuera este camarín aparece, enaltece y luce como icono de esta nueva concepción.

Entremos al camarín. Sin personajes, por favor.

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1/ Entras a un pequeño espacio con luz tenue y aparece alguien: “Qué tal, bienvenido al camarín”.Te despoja sutilmente de las cosas, haciéndote sentir cómodo. Mientras que uno se pone la bata que te dan, vienen ciertas preguntas o comentarios, creando más cercanía aún…”qué te pareció la feria/qué linda estás vestida/por qué has venido aquí…”, y todo esto dentro del estrecho espacio que jugó un gran rol entre las conversaciones, porque creaba una cercanía casi corporal a la vez que nos dejábamos conocer a grandes rasgos. Luego esperas... ”Confía en mí, cierra los ojos por un momento”, cubriendo con un antifaz para que no viera nada de lo que venía…y así esta persona guía se desvanece para volverse como una voz de la conciencia.

© Bergman

2/ Pasas al lado de las cortinas –suaves y texturadas- para sentarte en una silla. Aún con los ojos cerrados y con las luces apagadas me sentí en la incertidumbre y tensa. “Relájate, y siente lo que es estar en un camarín, una preparación para salir a escena”-más nervios aún-. Se escuchaban los sonidos alrededor de la feria, la música, y las personas hablando de arte, de sí mismas o de otros. Entonces, hablamos de estar allí, reflexiones aisladas del bullicio -que aunque los oía, ya estaba conmigo misma-. Y se prendió la luz. Al  sacarme la venda, estaba frente a un espejo. Reconocí mi reflejo y me quedé mirando…sonreí por esa sensación-contraste después de todo a oscuras ver mi rostro iluminado… ¡colorada y sincera!, raro, cuando allí afuera nomas todos estábamos enmascarados. La calidez del sitio acentuaba dicha confrontación luego de la transición…verborreas y confesiones de sentimientos e impresiones fluyeron para afirmar el precioso espacio íntimo de aquel momento.

© Bergman

3/ Al final de la conversación, se abre la puerta de atrás del camarín. Entran todas las luces, aromas, ruidos…y miradas. Entre despedidas y agradecimientos…“¡A escena! Es hora de volver a actuar…” y sales del camarín como si la vida real o lo que estuviera afuera en la feria es parte de la actuación del día a día y que lo que había pasado adentro del camarín en verdad era uno mismo, era la persona que se había cansado de estar en personaje realmente. Salí airosa, y más que eso conmovida e incrédula por cómo se había ampliado la perspectiva en la estrechez…cómo se logró tal introspección en un evento tan público…me retiré entre tanta gente, volteando la mirada mientras se perdía el camarín…volví a ver las poses de los personajes, y sin darme cuenta asumí el mío. Esta vez, un rol protagónico, claro.

© Córdova

Esta experiencia llegó a un nivel de complejidad, de belleza, de situaciones tan viscerales, tan inesperadas para nosotros los que planeamos esta intervención y pues el espacio se prestaba muchísimo para eso, por este cambio drástico de luz, esta situación de pasar de un espacio cerrado -un poquito íntimo-, a darle un lugar protagónico a la persona que ya estaba sentada frente a un espejo, y tenías este color verde menta que te envolvía cambiando la atmósfera completamente…y fue hermoso.

© Bergman

Para lograr esta intimidad, el arte y la arquitectura se integraron, o acaso se re-encontraron. ¿Cómo se confabuló toda esta escenografía?

Descripción del equipo:

Este espacio interactivo titulado “El Camarín” se inauguró el 19 de abril en el Museo de Arte Contemporáneo dentro de Perú Arte Contemporáneo, una de las ferias de arte más importantes de Lima, Perú. El diseño del espacio, a cargo del comité arquitectónico de Myopía, colectivo interdisciplinario y magazín bilingüe, fue sin lugar a dudas, el atractivo más innovador de la feria. Los arquitectos responsables Gabriela Aquije, Romina Córdova y Luis Miguel Revoredo lograron materializar la propuesta del colectivo para esta edición de PArC.

Cortesía de Archivo Myope

Se quiso insertar una pizca de “feeling” en una experiencia íntima con el fin de pasar de solo hacer y ver arte a ser el protagonista de esta dinámica creativa.  Todo esto en un espacio que no busca imponerse frente al público, como es usual, sino dialogar con él–vivir la feria juntos. Lo titulamos “El Camarín,” una instalación interactiva que opera como time-out, behind-the-scenes, oasis entre el escenario social y el escenario académico. El espacio para mostrarte como persona.

© Bárbara Galletti

El módulo, de casi 13m2, se construyó en MDF contraplacado y tuvo un posicionamiento clave. Situado en la terraza del museo, espacio de tránsito entre la sala de exposición principal, donde se ubican la mayoría de galerías y los asistentes en modo “personaje académico” y el lounge donde los mismos iban en busca de cócteles y vida social. “El Camarín” se ubicó en el lugar perfecto para los curiosos que se alineaban esperando ser parte de esta experiencia.

Cortesía de Archivo Myope

El diseño partió principalmente del recorrido que seguiría el visitante a lo largo de la experiencia. Un miembro del equipo de Myopia esperaba dentro, dando la bienvenida al usuario mientras entablaba una conversación en su paso por el Camarín y la feria PArC. La arquitectura entonces, acompañó al guión seguido por el facilitador, quién estaba previamente entrenado para acompañar al usuario en el camino al autodescubrimiento.

Cortesía de Archivo Myope

Para esto, se pensó en tres momentos concretos que uno experimenta en “El Camarín.” El proyecto contempla meticulosamente el ancho del recorrido, la iluminación de los momentos, y la marcada diferencia entre el ingreso y la salida del módulo. Fue un trabajo que cuidó, por tratarse de una experiencia breve, las diferentes sensaciones del usuario: sorpresa, comodidad, intimidad, incertidumbre, entre otros.

Cortesía de Archivo Myope

Se trabajó el material respetando su formato: cada plancha de MDF fue un plano que delimitaba los espacios del módulo cuando se intersecta con otro. El trabajo del color, en este sentido, fue importante, porque jerarquizó los planos al otorgar profundidad y marcar sus intersecciones. Además, no queriendo ser heteronormativos, fue sumamente necesario usar verde menta como eje principal de la paleta de colores para no asociar el espacio a un género en particular.

Cortesía de Archivo Myope
Cortesía de Archivo Myope

“El Camarín” pretende esencialmente activar este momento entre feria y espacio público. Para esto a la experiencia intima se suma la proyección de diseños y preguntas, la zona de rollos de papel que cada persona uso a su gusto para expresarse en él, los videos de situaciones de camarín, las conversaciones que se llevaron a cabo en la sala de espera, el diálogo a partir del texto curatorial impreso en vinil, entre muchas promesas más.

Cortesía de Archivo Myope
Cortesía de Archivo Myope

Además de los arquitectos, en este proyecto participaron  Luis Enrique Zela-Koort, Miguel Quiñones, Nicolás Vaisman y Badgranpa en Diseño, Tecnología y Realidad Virtual; Andrés Bragagnini Gisselle Girón, Roberto Espinoza, Rodrigo Barrios y Mateo Llosa en el Desarrollo del Concepto; Alejandro Roca Rey y Antonio de Loayza en la Documentación y Registro; Andrea Alvarez en la Supervisión de la Producción y Anaïs Lalombriz en la Experiencia del Usuario, Línea Gráfica y Curaduría.

Agradecimiento especial a Claudia Uccelli por su mentoría arquitectónica; Adrián Galarcep por su apoyo como coach actoral, Tania Jelicic por su visión estética; Diego Costa Peuser por confiar en nosotros y Marcial Rey, Christian Fuchs y Roxana Valdivieso por participar en nuestra campaña de intriga.

Esta experiencia fue guiada en turnos por Alejandro Roca Rey, Valeria de Los Heros, Macarena Rojas, Cristina Rojas, Gisselle Girón y Gabriela Aquije y monitoreada por Ana Lucía García y Diana Milberg tras bambalinas.

© Bárbara Galletti

¡A escena! Es hora de volver a actuar…y sales del camarín como si la vida real o lo que estuviera afuera en la feria es parte de la actuación del día a día y que lo que había pasado adentro en verdad era uno mismo, era la persona que se había cansado de estar en personaje realmente.

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Sobre este autor/a
Cita: Delia Bayona. "El Camarín, un espacio para los que estamos hartos de estar siempre en personaje" 24 may 2017. ArchDaily México. Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/871228/el-camarin-un-espacio-para-los-que-estamos-hartos-de-estar-siempre-en-personaje> ISSN 0719-8914

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