Le Corbusier y el lenguaje del color

Cuando hablamos de Le Corbusier, parte de su obra, sobre todo las primeras villas en las que estuvo trabajando de la mano conjunta de Pierre Jeanneret, queda apodada bajo el nombre de “Villas Blancas”. Es curioso que este color, el blanco, quede asociado al nombre del arquitecto; y no posea, como ocurre en el caso de algunos pintores, una etapa “azul” como Picasso o una etapa “oro” como Klint.

¿Cuándo, y por qué, fue acuñado dicho término de “Villas Blancas” de Le Corbusier? ¿Es acaso posible que la blancura de sus edificios haya sido malinterpretada, como ocurre con el arte griego? Una idea, dicha blancura, muy útil para cimentar las bases del neoclasicismo en su época, pero totalmente alejada del abanico de colores con los que gozaban dichas obras en el periodo helénico.

Lucernario de Notre Dame du Haut [Ronchamp]. Image © Jaume Cassanyer [Flickr bajo licencia CC BY-NC 2.0]

Cogiendo el caso de la más que conocida Villa Savoye, las cartas del contratista hacia Pierre Jeanneret y el propio Le Corbusier (tratando aspectos ya más relevantes de las últimas etapas de la construcción, como es la elección de los revocos y los colores de los muros) nos dan una idea de cuan distintamente entendían la naturaleza o el lenguaje del color ambas partes. La imagen que nos llega del cliente es la de que hay que obligar al arquitecto suizo a pintar de blanco sus coloridas casas:

“Esta tarde he tenido confirmación de que han mandado a los pintores que están trabajando en la obra pintar una parte de la pared más baja en negro. Es inútil decirles que no quiero ese color, ni cualquier otro similar... No quiero ni azul ni siena en el interior... Si están de acuerdo, vamos a empezar con la idea de que el segundo edificio será todo pintado de blanco, por dentro y por fuera, si no nos ponemos de acuerdo sobre el uso de otros colores.”

Para entender el papel del color en las obras de Le Corbusier en los años 20, primero hay que entender y contrastar su trabajo con los dos grandes modelos contemporáneos de entonces, como eran el De Stijl y el expresionismo alemán. Ambos comparten la idea del uso del color como un delimitador de planos, una manera de separar unos de otros. No obstante, dicha contextualización no significa que Le Corbusier haya aprendido su uso táctico del color de sus contemporáneos holandeses, alemanes o soviéticos. Dichas lecciones se remontan a muchos años antes.

Definición de planos [Palacio de los Hilanderos, Ahmedabad]. Image © Bruno Vanbesien [Flickr bajo licencia CC BY-NC 2.0]

Como digo, tanto el De Stijl como Le Corbusier compartían esa afinidad por el color como elemento identificador. No obstante, en esta misma premisa nace su diferencia. El De Stijl utiliza los colores para evitar confusiones entre paredes equivalentes, mientras que Le Corbusier utiliza el color para revelar el carácter propio de cada pared. El arquitecto escribe en Polychromie architecturale, un texto de los años 30:

“Creo en una pared animada por el color... que le da sus dimensiones y proporción, desde el punto de vista de la geometría, así como en cuanto a su color.”

Mientras que para el movimiento holandés el color actúa como elemento identificador de los muros de cara al exterior, siendo en cierta manera algo preasignado, el color de Le Corbusier “anima” la pared. La pared vive y respira. El color emana de su interior y ruboriza su superficie. Una especie de estado de ánimo de la misma. Esta forma de entender el color es más próxima a la otra vertiente, el expresionismo. Bruno Taut, uno de sus máximos exponentes, tenía una concepción parecida del color. Policromía. Las vidrieras de su Pabellón de Cristal así lo demuestran. El color pasa a ser una manifestación de inesperada vitalidad, basada en la misma oposición exterior-interior. El color del exterior del edificio no es el mismo que el del interior. Por fuera, el edificio es discreto, reservado, monocromo. Pero tan pronto el usuario del edificio atraviesa sus puertas, el color muestra todo su carácter.

Lucernarios de Notre Dame du Haut [Ronchamp]. Image © wsifrancis [Flickr bajo licencia CC BY-NC 2.0]

Pero como comentaba anteriormente, Le Corbusier pone su mirada atrás, mucho más atrás, en lo que al tratamiento del color se refiere. Dichas lecciones no provenían del quehacer diario de la actualidad contemporánea, sino del único maestro que él mismo ha reconocido como tal: el pasado. Fan acérrimo de la arquitectura griega, es aquí donde Le Corbusier encuentra la inspiración necesaria. En palabras de Choisy:

“El color juega un doble papel en la arquitectura griega: cuando es aplicado sobre los relieves, los acentúa; cuando es aplicado sobre los fondos, apaga las sombras proyectadas, cuya violencia e irregularidad complican el efecto de las líneas.”

Siguiendo con el ejemplo de la Villa Savoye, Le Corbusier opta por eliminar ópticamente la planta baja de la villa. Para ello, pinta la parte baja de un verde oscuro, mimetizándola con el verde de la masa vegetal que rodea el edificio. Así, la parte alta de la casa, pintada en blanco, nos recibe ingrávida a su llegada desde el exterior; siendo un prisma claro que flota sobre una sombra inmaterial, sobre un vacío, únicamente apoyada en el suelo gracias a una serie de delgadas líneas que descienden desde ella.

Villa Savoye. Image © Jean-Pierre Dalbéra [Flickr bajo licencia CC BY-NC 2.0]

Le Corbusier deduce de este doble tratamiento griego el principio de su policromía cromática:

“El espíritu de la claridad, por tanto, nos llevará a estipular que la policromía es natural sobre superficies lisas y que mata a los volúmenes concebidos bajo el signo de la luz. Por lo tanto, lo que es esculpido tendría que ser monocromo; lo que es liso podría ser polícromo.”

Palacio de la asamblea [Chandigarh]. Image © Davy Demaline [Flickr bajo licencia CC BY-NC 2.0]

Basándose en un juego de luces y sombras, lo esculpido, los volúmenes exteriores del edificio, deben ser monocromos con el objetivo de no destruir su pureza, permitiendo que de un volumen sólo se aprecie lo que se desee enseñar. Lo que es liso, las particiones, suaves, el interior; podrá gozar de policromía, de carácter, de espíritu, de vida.  

Sobre este autor/a
Cita: Borja Fernández. "Le Corbusier y el lenguaje del color" 28 nov 2018. ArchDaily México. Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/906557/le-corbusier-y-el-lenguaje-del-color> ISSN 0719-8914

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