Postconflicto en Colombia, el pabellón de Antonio Yemail para el Museo Nacional de Memoria Histórica

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El conflicto armado en Colombia ha dejado una marca a través de la experiencia de cada colombiano, cada una singular, ninguna mejor o peor que la otra. El Museo Histórico de la Memoria encomendó a Antonio Yemail y un equipo interdisciplinar la materialización arquitectónica de su discurso a través del impacto en la tierra, el agua y el cuerpo.

Parte de los acuerdos de paz entre el gobierno anterior y la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) incluía el crear un museo de memoria y una comisión de la verdad y el preexistente Centro Nacional de la Memoria Histórica (CNMH), quienes organizan el Concurso Arquitectónico Internacional del Diseño del Museo Nacional de la Memoria el cual ganan MGP + estudio.entresitio. Sin embargo, por más de estar estructurado, al día de hoy no se ha llevado a cabo por coyunturas políticas y está en pausa hasta poder ser construido. Lo cual no detuvo al CNMH de materializar su manifiesto.

Es entonces que en el 2016 contactan a Antonio Yemail, arquitecto que encabeza Yemail Arquitectura, oficina que cuenta con más de 20 obras de arquitectura temporal entre pabellones, dispositivos móviles, módulos expositivos e instalaciones museográficas. En conversación con ArchDaily, el arquitecto colombiano nos dió la oportunidad de vislumbrar el pensamiento arquitectónico detrás de semejante proyecto.

Necesitaban a alguien que supiera hacer proyectos de complejidad, no sólo en términos de la sensibilidad de su contenido, sino constructivamente con sistemas de mucha velocidad a través de arquitectura no comercial, o sea, no un stand y con presupuesto público. Pero, además con la tarea de ser itinerante. El proyecto tiene que viajar.

Memoria a través de un museo que expone antes de ser inaugurado, un museo que carece de colección y propone un guión de un tema espinoso presente en el país y su gente por más de medio siglo. Dicho guión conceptual emplaza la voz de la guerra, cuya trama se enhebra con los hilos de la historia, la humanidad, la naturaleza y  la política colombiana, absteniéndose de forzar una postura o explicación absoluta de las historias de la guerra. El guión Museológico propuesto por el equipo de curadores en Cabeza de Cristina Lleras, Luis Carlos Manjarrés y Lorena Lenguas,  está dividido en tres ejes: agua, cuerpo y tierra. 

Territorio y humanidad

El territorio colombiano, tan rico en diversidad. Tierra, la disputa de la tenencia de esta y quienes la controlan, explotan y dan el derecho a su uso. Y el dominio e impacto que sufre el agua.

El cuerpo humano: El desplazarse, la estigmatización, el bloqueo, la separación, la materialización como conteo de resultados de guerra o como arma, entre otros incontables efectos y patrones existentes por todos los agentes humanos participantes en el conflicto.

En el conflicto colombiano se reconoce que hay tres actores principales: El estado, o sea, los políticos y sus agentes que actúan mediante el ejército y sus cuerpos de seguridad. Luego están las guerrillas, todas las guerrillas. Un tercer actor que son los paramilitares, grupo que viene a encarnar una especie de brazo armado paralelo a el estado, defendiendo intereses de privados. 
Y en medio de esos tres pilares,  en los que se disputan temas com la ocupación y explotación de tierras, narcotráfico  o modelo de estado está la sociedad civil, que en otras palabras son todos los demás, quienes terminan siendo las víctimas del conflicto. Todo esto me pareció que era el marco de referencia desde dónde proyecto la exposición.

A ese marco de referencia que reconoce Antonio se le suma la complicación conceptual de la ausencia de la versión unificada de la responsabilidad de cada uno de esos actores.

El país está polarizado. Yo creo que la arquitectura aquí juega un rol en ofrecer que esas versiones sobre la realidad tengan un espacio. No hacer un espacio unidireccional, sino que en medio de todo planteara múltiples posibilidades. 
Parte de mi trabajo era hacer una consultoría total del proyecto: como edificarlo desde ceros.
De modo que pudimos confeccionar un equipo, la oficina estaba al cargo de la arquitectura, pero  en el equipo de museo se suman entre otros entra una directora de arte (Laura Cuervo), Diseño gráfico (Tangrama),  Producción Audiovisual (Melissa Saavedra), De construcción (H&G Studios), de producción (10 Music) y una serie de artistas y colectivos de víctimas  invitados.

Si bien el encargo fue dado a Yemail, cuya obra y trayectoria demuestra a través de la experiencia que el éxito de este tipo de arquitectura no es exclusiva de los arquitectos, este yace en la interdisciplinariedad.

El programa arquitectónico se da a través de un espacio al interior y otro autónomo en el exterior donde se genera el espacio performativo. Al interior del gran salón de corferias el pabellón se afora con telas negras para controlar la luz, e internamente se compone por tres volúmenes principales:

Casa. Image Cortesía de Antonio Yemail

La casa como pieza central y núcleo del proyecto alcanzando 7 metros de altura, un paralepipedo que remata en un techo a cuatro aguas, reminiscente de la volumetría convencional de una vivienda, con un vacío interior que permite la relación visual entre los niveles. En el primer nivel se encuentra la instalación del exilio que expone la reconstrucción de los restos de una casa que alguna vez estuvo habitada. El segundo nivel se tapizó con fotografías de los materiales tradicionales que se usan en las diferentes regiones del país como el ladrillo, la teja, el bahareque y los pañetes. El revestimiento exterior son texturas y citas de relatos de los habitantes de la comuna 13 de Medellín.

Foro. Image Cortesía de Antonio Yemail

Al inicio y final del circuito se emplaza otro paralepípedo que da cabida al foro, espacio de encuentro y conversación.

Memorial. Image Cortesía de Antonio Yemail

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El tercer volumen protagónico es el memorial, por más de no ser el corazón del proyecto, arquitectónicamente es crucial. Un volumen cilíndrico que juega como direccionador del flujo, contenido por una rampa que comunica el primer y segundo nivel, y un revestimiento translúcido que le da el carácter exquisitamente poético que juega con la rampa como elemento arquitectónico y conceptual, materializando lo que hace la memoria, como un ente omnipresente personificado en la luz, en momento de pausa y retro inspección en el centro del cilindro espacio también funcional y con su compañía mediante el espacio transitorio de la rampa. Esta geometría permite la ausencia de los vértices, permitiendo una instancia más amena a la experiencia.

El memorial pasó por muchas discusiones habituales en el desarrollo de espacios como centros de memoria, de cómo es un memorial. Muchos referentes te obligan a tomar una postura solemne, al silencio, a sentir la oscuridad, a sentir el desapego. La idea de este memorial es que funcionara para que estos grupos de comunidades hicieran parte de la programación, el uso y la actividad cotidiana de ese espacio.

Eje tierra. Image Cortesía de Antonio Yemail

Entre medio y alrededor de los tres volúmenes principales en el primer nivel, se da cabida a los tres ejes, cada uno con un mensaje explícito y otro implícito. 
La tierra el despojo de la tierra y el dominio del territorio, los daños ambientales y el impacto sobre todo en la ciénagas, y el cuerpo como cuerpos biográficos y cuerpos colectivos.

En el segundo nivel se suman al programa las actividades pedagógicas del museo: 
Taller de creación junto a un zona de lectura para niños, y espejado de estos dos espacios le biblioteca y la radio, donde se tiene el registro de las actividades de divulgación. 

El pabellón es la resultante de una retícula rotada a 45 grados que al jugar con el cilindro, de una forma estrictamente simétrica refleja también la semejanza de patrones precolombinos como detalle que honra, y funcionalmente permite un sistema constructivo prefabricado de madera que estructura el concepto museo y permite que las geometrías guien el flujo, permitiendo que cada instancias también tengan su aislamiento lumínico y acústico.

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Es importante hablar de la geometría,  tenemos los tres volúmenes platónicos, los dos paralepipedos posicionados como dos cuadrados girados y el cilindro, planteando el comienzo el medio y el final y se atraviesan por diagonales a partir del eje central, generando una segunda retícula, que genera además múltiples entradas, de una partida muy lineal se comienza a atomizar. Parte de esa versión libre de reconstruir un relato, era lo que nos interesaba con la arquitectura, el propiciar eso. resultando en casi veinte salas entre el espacio. La casa serviría como el punto intercambiador, con los ejes de Tierra y Agua a los lados y detrás del memorial el Cuerpo. 

Al encontrarse con los vértices, la arquitectura invita a tomar postura o escoger caminos, habilita el recorrido pero no lo impone.

Para responder a la necesidad itinerante el proyecto se construye con base en la arquitectura escénica de madera, sistema constructivo que permite dejar la estructura a la vista como parte de la atmósfera de exposición y a su vez la facilidad de poder modular facilitando el transporte y montaje a un costo considerablemente menor que las estructuras metálicas comúnmente usadas en escalas semejantes. 

El proyecto se decide construir durante la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBO) en Corferias, un espacio que provee toda la infraestructura que conlleva la puesta en escena de un proyecto de tal envergadura, y de paso aprovechar el flujo de asistentes que atrae la FILBO pues debido a la actual polaridad política, la divulgación autónoma del proyecto no daría los resultados que finalmente tuvo con más de 85.000 visitantes en tan solo medio mes.

Nos dieron una parte del Gran Salón de Corferias. Un espacio de 20 por 50, osea 1000m2. Situación que, por un lado, no cabían los 1600m2 de programa total, y por otro solo tenía una entrada y una salida. El reto fue construir el circuito en esas condiciones.

Itinerancia: Su intervención se llevó a cabo en dos eventos del año pasado, la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBO) y la Fiesta del Libro y la Cultura en Medellín. Ambas intervenciones fueron hechas para el Museo de la Memoria Histórica de Colombia, quienes pusieron en evidencia el diálogo como consecuencia del conflicto armado a través de la arquitectura.

Pabellón fiesta del Libro, Medellín, eje Agua. Image Cortesía de Antonio Yemail

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Sobre este autor/a
Cita: Santiago Baraya. "Postconflicto en Colombia, el pabellón de Antonio Yemail para el Museo Nacional de Memoria Histórica" 02 jul 2019. ArchDaily México. Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/918884/postconflicto-en-colombia-el-pabellon-de-antonio-yemail-para-el-museo-nacional-de-memoria-historica> ISSN 0719-8914

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