Antonio Yemail: "en la arquitectura existe una red enorme de trabajo de gente que vive del día a día"

Tras el aislamiento y distanciamiento social abrimos el espacio de entrevistar algunos arquitectos y arquitectas para explorar la mirada de su pensamiento arquitectónico desde la empatía por la situación en la que estamos todos. A través del formato en vivo del Instagram de ArchDaily Colombia, uno de estos entrevistados fue Antonio Yemail, cabeza a cargo del estudio en Bogotá Yemail Arquitectura.

Cortesía de Yemail Arquitectura

A continuación pueden explorar la transcripción de lo que se conversó en esa instancia.

Santiago Baraya: ¿Cómo te has sentido en cuarentena? 

Antonio Yemail: Lo normal, es decir. Es muy parecida a mi cotidianidad. No se altera mucho porque yo trabajo debajo de la casa, salvo porque no veo personas, pues no hay mayor cambio. 

SB: Y tu equipo, ¿cómo lo han tomado el resto que trabajan en Yemail Arquitectura? 

AY: Pues mira, lo que hicimos es entender el contexto de lo que está pasando y tomárselo en serio. Sin ansiedad, sin desesperarse, pero también vamos a entender la cosa en un contexto macro, tratar como aislarse un poquito de lo noticioso, estrambótico, alarmista y entender que también tienen que ver con una cuestión espiritual, así como las cosas más lindas que he leído estos días, es que en últimas se trata de una pandemia de la mente y del espíritu del colectivo global. Entonces, pues lo que acordamos con todos es vamos a trabajar medio tiempo, por las mañanas. 

Ha funcionado súper bien, la verdad, es decir, sin ningún problema con la gente del equipo. Y también por dos cosas por tenerlas las tardes y el resto del día para poder entender, concentrarse, interiorizar, descansar, pensarse a sí mismo."Piensate en casa" que a mí me gusta más que  "quédate en casa". Y eso no se puede hacer con un ritmo cotidiano tan demoledor de 8 a 6, o de 8 a 5. Se necesita también esa pausa. Y que todo el mundo pueda trabajar. Y también me sirve porque es una forma de hacer un diseño más pausado; trabajar medio tiempo también permite dosificarlo y cuidar al equipo.

Esto va más allá de la alarma por las pérdidas en la inutilidad, por la plusvalía, dejar un poco de lado, tratar de cuidar, que en la arquitectura existe una red enorme de trabajo de gente que vive del día a día. Lo más importante es ver cómo se puede ayudar a que por lo menos haya una estabilidad mínima y que nadie pase hambre, por duro que suene. Pues así son las cosas, para muchos.  

SB: Entrando a explorar tu obra, cuéntanos un poquito más del Proyecto Binario que se emplaza en un barrio con una tipología tan típica.

Proyecto Binario. Image © Alejandro Arango

AY: La mayoría de nuestros proyectos son encargos desde el punto de vista, de la escala y el tamaño que pertenecen a lo ordinario como algo cotidiano. Están dentro del abecé de cualquier arquitecto porque tienen un énfasis y un aprecio en una escala más bien pequeña y mediana, desde reformas, instalaciones artísticas o proyectos -como el Binario- de edificios pequeños. 

Este es el último de los que hemos estado trabajando y es una exploración en un barrio que se llama San Felipe, en Bogotá, que es barrio con un tejido urbano muy tradicional de los años 70, que ha recibido un montón de nuevos huéspedes como ocupantes y visitantes que tienen que ver con el mundo del arte. Muchas casas que se han ido convirtiendo en talleres y galerías. Y concretamente este es el proyecto para proyectar dentro de un conjunto de cuatro viviendas para hacer un ejercicio de un programa productivo que mezclara taller, galería. Y que tuviera un diálogo particular con la tradición constructiva, ya no solamente ese barrio, sino de la ciudad y replantearse la idea del ante-jardín, o sea, ponerlo en cuestión y exigirle que haga algo más que simplemente restricción normativa. Entonces ese proyecto, pues también es un homenaje a la arquitectura que se hizo en el siglo XX en Bogotá y en Colombia. Puntualmente hace reminiscencia a un proyecto de Gabriel Serrano -cabeza de Cuellar Serrano Gómez-, y lo mítico de la modernidad.

Binario busca separar a través de la escalera a cubos y separarlos desde la entrada con una escalera. Todo aquel que sube desde el ante-jardín, todo aquel que entra por debajo hacia el taller.

SB: La casa/oficina de tu estudio también es un proyecto que transmite con congruencia la práctica y que respeta la preexistencia tanto del barrio como de la casa misma.

© Alejandro Arango

AY: Nosotros llevamos 13 años de práctica, y es increíble porque ya uno permite verse en retrospectiva. Y el hilo conductor de nuestro trabajo todo este tiempo, es la diversidad entendían un parámetro extendido, no solamente una diversidad ecológica, sino un concepto macro de material, tecnológica, social, cultural. Además en un referente de identidad de un país como Colombia, nos parece crucial.

Casa Barn. Image Cortesía de Yemail Arquitectura
Casa Barn. Image Cortesía de Yemail Arquitectura

Yéndonos a nuestro primer proyecto, en la Casa Barn acá hay un esfuerzo muy grande sobre el programa de una casa, en un solo granero, hecha para un usuario quien tenía la intención de vivir muy cerca de su comunidad productiva. Así que en un solo espacio se trataba de combinar este espacio híbrido mixto que se juega a doble altura, en donde en la mañana entran animales y en la tarde está él haciendo otras cosas. Este ejercicio para nosotros fue la semilla, digamos de esa idea de entremezclar, de llevar un poco la energía de la espontaneidad, de lo informal, de esa movilidad, flexibilidad y recambio de los espacios.

Casa Yemail. Image © Alejandro Arango

La casa donde está nuestra oficina también se divide en tres unidades. Se hizo un esfuerzo muy grande para poder encontrar una casa vieja en Bogotá, que es una ciudad absolutamente  en términos de la capacidad adquisitiva de la clase baja-media respecto al valor de la vivienda. Una ciudad que está entre las más caras del mundo en términos habitacionales. Lo que hicimos fue dividir la casa en tres programas: Una torre de una vivienda de tres pisos para alquilar. Y en el otro bloque, en la primera planta está la oficina y en el segundo un apartamento.

Casa Yemail. Image © Alejandro Arango

También se trataba de romper un poco con esta idea de continuidad espacial, que podría ser un poco agotadora. Psicológicamente no podemos salir del mismo espacio, pues con constante de subir, bajar y la estrategia fue y fue trabajar en dos materialidad y como en dos momentos espaciales y de acabados. Entonces, por ejemplo, arriba la vivienda, quitamos todo el cielo raso y encontramos una estructura bellísima hecha con abarco maderas que pueden tener 100 años o más los 80 que tienen la casa. Y así trabajamos con los materiales como son, dejándolos expuestos e incentivando la unión a través del vació en el jardín que sirve tanto a la oficina, como a mi casa arriba.

SB: En la parte de atrás de la oficina se encuentra el taller de herramientas, y vemos que en todos sus proyectos muestran las maquetas, así sean renovaciones y no arquitectura de ceros. ¿Crees que las herramientas y la tecnología de visualización digital va a dejara a las maquetas en la obsolescencia? 

Casa Yemail. Image © Alejandro Arango

AY: Creo que hay múltiples futuros. Y ahora mismo se está construyendo día a día. Es increíble cómo se está replanteando, conversábamos con Sebastian Contreras de Estación Espacial estábamos hablando que el futuro es primitivo, o sea, el futuro va a ser más primitivo de lo que parece. Yo creo que en términos de la práctica y el desarrollo, claro, habrá otras cosas y otras corrientes, y claro que pueden coexistir. Pero en un país como Colombia, yo creo que ese tipo de práctica y desarrollo manual de uso de la inteligencia más nítido a través de la mano como un instrumento, pues tan bello, inteligente, potente, místico, - porque finalmente uno a veces pierde la conciencia de que la mano es la herramienta perfecta-. Y la maqueta tienen una conexión con la mano muy bella. 

SB: Como nos mencionabas en el artículo dedicado a las escaleras, todos los proyectos que tienen más de un nivel, este elemento arquitectónico juega un rol muy característico en tus obras.

Proyecto Binario. Image © Alejandro Arango

AY: Si, es cierto. A mí me ha interesado como un elemento que permite unas posiciones y unas relaciones del cuerpo en torno al espacio muy singulares. En la arquitectura, la escalera juega un rol crucial porque esta conecta las escalas; la humana, inmediata, táctil y sensible con la del espacio y con la dimensión del espacio. La escalera es un mueble, pero es un objeto, pero también es una  infraestructura en sí misma y yo tengo una obsesión con las escaleras y me gusta mucho verlas, usarlas, disfrutar, diseñarlas y sobre todo para este tipo de proyectos, - pues nosotros estamos muy comprometidos en intervenir cosas construidas - hacer y entender las escaleras es cruciales.

Proyecto Binario. Image © Alejandro Arango

En proyectos de demolición, por ejemplo donde encontramos restos de roble y abarco, los cuales pulimos, recomponemos y hacemos una escalera que tiene múltiples usos. O sea, también se trata de redefinir el límite de una escalera y el uso estricto de ella; superponer usos, reinventarlo. Entonces esa es una escalerita de pato, pero por debajo hay un clóset y  además permite salir a una terraza. Llegar a esas soluciones sería imposible otra manera. 

SB: Con lo que nos muestras vuelves una composición que aporta a la atmósfera del espacio, no es simplemente una solución funcional. 

© Alejandro Arango

AY: Si, son objetos de uso, tienen una belleza misma en lo que en el espacio que vence, hay una mística también en ascender, en descender, en cómo el cuerpo se mueva hasta la escalera, que a mí me gusta mucho. 

SB: Pasemos ahora a la arquitectura itinerante: el Museo de la Memoria cuéntanos un poco más de cómo, desde la composición morfológica, hasta la experiencia espacial materializan el concepto de la obra.  

© Alejandro Arango

AY: Sí, esa itineraria se da por esa ausencia, como individualismo. Yo creo que ya son las expresiones del capitalismo a lo que nos ha llevado como avaricia, que se traduce en corrupción, en la poca empatía que nos impide como resolver y gestionar. Nuestras diferencias políticas y cotidianas resultan en que estructuralmente el sistema no funciona y que como país somos vulnerables a esta crisis, pues está mostrando la vulnerabilidad total del sistema, del sistema de salud, del sistema político, de nuestra productividad, de nuestra profesión, de nuestras prácticas. Y, en ese entonces, resultó en que no han permitido que se construya el Proyecto del museo construido.

© Alejandro Arango

En fin, sí, parte del acuerdo de paz que se firmó en el 2017 con las FARC es la construcción de un Centro Nacional de Memoria, que es un edificio que va a quedar en la Calle 26 en el eje de la memoria en Bogotá. Pero que esto suponía un reto y es construir y poner a prueba el guión en un pabellón itinerante. En términos de área es casi de 1.200 m2 que para la escala de pabellones es muchísimo. Debía ser de madera, desmontable, trasladable, con toda una serie de programas y usos bastante completos. Entonces, se trata de una retícula a 45 grados que va guiando los recorridos, permitiendo que no se construya una sola versión uni-direccional y lineal de el recorrido, haciendo alusión a qué el conflicto tampoco se puede entender de esa manera, es decir, es tratar que la arquitectura pregunte o sugiera preguntas o detone pensamientos, y esto era un poco perderse dentro de esa retícula que estaba intersectada por tres volúmenes de geometrías puras y básicas; un cilindro, un cuadrado y un paralelepípedo girado. Cada uno tenía un programa importante y se recorre linealmente perdiéndose por esas tramas y esos rombos.

© Alejandro Arango

La entrada al Memorial y esa rampa, un espacio de conmemoración que se activa justamente a través del uso y la memoria de quienes pueden llegar a ese lugar sano. No un memorial estático, sino un memorial absolutamente vivo con una rampa que lo rodea, que también tiene la idea de la ascensión, del dejar atrás, de la levedad, de lo vaporoso, de la transparencia,  a través de la secuencia de esas vigas que se abrían como un aura al circular esa rampa que era muy potente.

© Alejandro Arango

En el segundo piso - ya volviendo la mitad- Ahí está la gente, se llama La Casa porque habla sobre la idea del despojo en el conflicto. Durante la historia, el conflicto armado en Colombia y uno de los elementos cruciales es “la casa”. La idea del exilio, la idea del despojo, de apropiarse del lugar vital del otro, no solamente como un hecho de movilización y control, sino de desmotivación y desmoralización total. Era una instalación que se construía a través de sus visitantes y abajo había un espacio vacío que dejaba las siluetas y las sombras de las cosas que había previamente; una instalación que había pensado Cristina Lleras y Laura Cuervo de como, por ejemplo, cuando se quita un cuadro y detrás como una huella que el polvo dibuja. Era muy sutil, pero era muy, muy potente, espiritualmente.   

SBQue curioso que ese espacio, el cual sirvió para dar cabida a ese pabellón está sirviendo hoy para atender la emergencia a causa del Covid-19.

AY: Si, el salón del Museo Nacional de Memoria se está convirtiendo en un hospital de nivel intermedio. Están ocurriendo alternativas para apoyar la emergencia en todo el mundo; los recintos feriales se convierten en hospitales, pero yo creo que pedirle un poco más es duro, ese tipo arquitecturas, esos pabellones son absolutamente genéricos. Es decir, también se trata de lugares donde van a atender seres humanos aislados, sin visitas de sus familiares. Pero por la urgencia uno no ve que llamen a ningún arquitecto. Esto no tiene ningún tipo de arquitectura, por decirlo de alguna manera sensible o pensada para el bienestar de las personas, que no solamente van a estar ahí como pacientes, sino quienes también van a trabajar ahí. Son simplemente modulaciones, reiteraciones de lo que hay y me parece que ahí hay una deuda de la arquitectura. Ahorita sería, como digo, un poco de segundo plano exigirle a Corferias que suavice o que piense un poco en arquitectura. Pero pues miren las cosas que están pasando. Aprendamos de las lecciones de esta primera pandemia. 

SB: Hablando de eso, ahora que lo mencionas, hace poco publicamos un material del estudio 57uno, que hicieron un ejercicio de cómo reutilizar los buses en desuso del Transmilenio, Donde proponen como podemos darle una mejor vida. A esos buses, que ya van para la chatarrización. Como dices, estamos en emergencia y adaptar la arquitectura, llegar a pensar que sea un lugar ameno, o no ameno de estar es muy desafiante. Pero, ¿por qué no se había llegado a pensar en reutilizar algo tan evidente?

Cortesía de 57Uno

AY: Sí, pues sí. Yo creo que es muy importante. Ahora está pasando de todo. Mucha gente está tratando de llevar su vida cotidiana, tratando de simplemente sobrevivir. Otros simplemente están en un momento de introspección. Y la arquitectura reacciona de muchas maneras. Por ansiedad produce ideas o por ganas de participar de la solución. Pues eso de utilizar los buses podría ser, sí, claro.

Arquitectura para Gatos. Image Cortesía de Yemail Arquitectura

Este proyecto, es una investigación que se llama Arquitectura para gatos. Es simplemente como una gran amiga que vivía en un espacio chico con dos gatos y necesitaba un tipo de arquitectura que permitiera como optimizar o al mismo tiempo individualizar las experiencias de usos de espacios; una arquitectura, que le permitiera gestionar, a veces, la presencia de sus gatos y otra, por el contrario, que permitirá conectar y facilitar el diálogo entre un humano y no humano, ósea los gatos. Y entonces es todo un estudio. Yo lo traigo a colación y para mí se volvió nuevamente relevante, porque yo creo que todos estamos en eso. O sea, repitiendo, reiterar malos arquitectos, como mapeando ese lugar en donde estamos habitando, y las relaciones que se están produciendo. Si bien estamos habitando con las plantas, o los gatos, o los perros, o los vecinos, o lo que fuera. Más allá de ese comportamiento del espacio que nos está mostrando de todo. Vamos reactivando lugares de las viviendas que no se usaban, mostrando la necesidad de otros, mostrando como la reductibilidad y la presión inmobiliaria puede llegar a ser mezquina con el espacio y la vivienda.

Arquitectura para Gatos. Image Cortesía de Yemail Arquitectura

Yo creo que después de esto hay que repensarse muy bien ese espacios de 20 o 25 m2 que ahora se venden por ahí a veces es simplemente la única posibilidad, por lo que decíamos al comienzo del valor del suelo. Pero más allá de eso, a mí me parece que esto abre la puerta, digamos, en últimas, a las respuestas que se tienen que producir a partir de este contexto. Y es relevante porque, en últimas, si va a haber un cambio en el mundo.

Arquitectura para Gatos. Image Cortesía de Yemail Arquitectura

Yo creo que todos estamos sufriendo como una montaña rusa emocional, que hay veces uno puede ver las cosas con más optimismo, con tranquilidad, otras veces de absoluta ansiedad, miedo, incertidumbre. Y yo en este momento, llevo varios días pensando en que si va a haber un cambio muy potente del mundo. Pero creo que va a ser más instrumental que realmente profundo. Me refiero a que para la arquitectura y el diseño se vienen unos retos impresionantes en múltiples ámbitos; No solamente tiene que ver con replantearse lo que hoy se está reformulando en términos de la vivienda y los lugares de trabajo, lugares de producción, los hospitales, los sitios de conglomeración, sino de la ciudad misma. Piensa que la ciudad ha sido el escenario para el urbanismo, para la segregación, o sea, para la negación del otro de los otros cuerpos. Y la ciudad está habitado, - ya lo vemos - no solamente por especies visibles,  (por humanos o por animales), sino por virus y bacterias, y vamos a tener que aprender a diseñar las ciudades sabiendo que ellas están ahí. O sea, que también son actores de ese contexto urbano.

Vamos a ver transformaciones sucesivas e inmediatas, claro. Algunas muy tecnológicas y van a tener que ver con la sociedad del control. Y van a tener que ver con el sondeo de datos, con los sensores. Yo creo que va a ser muy distinta la experiencia ahora de ocupar los lugares de conglomeración y de espacio público tradicional. Me imagino lo que será volver a la calle, a los comercios, a los colegios, a las universidades o al cine. O sea que ya nunca será lo que era. Esa idea de “distanciamiento social”, es un término miedoso. Este se va a impregnar en todo y se va a tener que repensar. 

Es probable que se va a amplificar esa experiencia del 2001, cuando con la caída de las torres en que todos tuvimos que aceptar la intromisión del aparato de control de los países occidentales, de las potencias. Como en los aeropuertos, en la seguridad, en la idea de la seguridad que nos metieron en ese momento y que cambió tanto el mundo. Ahora viene con la seguridad inmunológica y yo creo que vamos a andar con cédulas digitales de que nos van a pedir para entrar a un bar, seguramente, o para cruzar una frontera que garantice que no estamos contagiados o que nuestra temperatura corporal está en un momento óptimo. Que no somos ninguna amenaza para todas esas nuevas arquitecturas que van a surgir, pues son muy potentes y yo creo que estaría muy bueno. Esa es una de las investigaciones que queremos hacer - que al igual como lo hicimos con el de los gatos- Seguir el comportamiento de las colonias de virus y de bacterias en el espacio doméstico. Y ¿Qué pasa si sólo visualizamos y se muestra como una capa más?¿Qué nos puede enseñar eso? Y así para la ciudad también. 

SB: La arquitectura va a empezar a tener que responder a la tecnología y a las herramientas digitales que tenemos a la mano. Y aún así, hay quienes sostienen y defienden la idea de cómo puede empezar a volverse más primitivo, cómo podemos empezar vivir la escala del barrio, un estilo de vida más local. Como también propuestas circulando en las redes de supermercados donde uno va a comprar directamente en el carro. O sea, los carros entran y pasan a comprar desde la ventana en los pabellones. Imagínate: El mismo espacio donde uno saca las frutas y las verduras están circulando los carros, que siempre están en contacto con la calle. ¿Cuál es tu perspectiva de estas polaridades?

AY: Ojalá no lleguemos a eso aquí, por lo menos. Ahora es un buen momento para entender el comportamiento de las epidemias, los virus, lo que suponen en términos de control. O sea, porque esas sociedades de control en un país como Colombia son muy peligrosas. Digamos que el Gobierno tenga acceso a tanta información de una persona, lo que se supone creo que es macabro y muy miedoso, pero estamos muy lejos de eso aún. O sea, finalmente aquí, como decíamos, la mitad de la población este momento está tratando de sobrevivir. Sí, y no creo que ni siquiera tenga un teléfono inteligente, ni un plan de datos. Y en últimas, lo que yo creo que como la mejor conclusión en este momento, pues que es una reflexión absolutamente personal. Seguramente cada quien está construyendo la suya. Es que estamos en un momento de absoluto Exceso de comunicación, de productividad. Mira la ansiedad que hay de hacer cosas todo el día. Aprender recetas, o hacer yoga en el jardín, aprender un nuevo idioma.

Ahora, también hay un exceso de productividad en ciertas oficinas que no han podido parar ni han dejado que la gente pare y se tome un respiro. Yo sé que seguramente tienen que ver con la presión de que tienen que mantener el músculo andando, para pagar las cuentas, pero pues yo creo que se pueden llegar a acuerdos intermedios y que ahorita uno realmente lo que necesita es un poco de pausa y de aprovechar la oportunidad inédita en la vida de ser como un retiro espiritual. O sea, esto realmente es el momento de estar con uno mismo. Si uno de verdad puede, este es un momento invaluable para alejarse de tanto exceso de información, tanto exceso de cosas y tratar de estar en lo básico, en lo esencial y preparándose para lo que viene después.

© Alejandro Arango

Como colombianos, nosotros estamos expuestos todo el tiempo a retos emocionales enormes, nos jugamos cambios absolutos que casi que nunca se cristalizan. Desde los acuerdos de paz, el plebiscito, el paro. Siempre son unas ilusiones de verdaderos cambios que nunca llegan. Y este es un momento en que ya hay un momento, pues como una sincronización de no solamente en Colombia, sino en el mundo entero, en que todos estamos en lo mismo y ojalá surgieran nuevas cosas de cambios políticos inmediatos. Es decir, cómo entender lo importante que es un sistema salud público fuerte. Hay que parar con la privatización de la salud. Esto es muy obvio, ya no es arquitectos hablando como arquitecto, sino entender lo vulnerables que somos, y que somos finalmente ciudadanos. Es más importante en este momento participar como ciudadanos de la agenda pública, que es mejor diseñar con pausa y ojalá mentalizarse y enfocar en las transformaciones verdaderas. Realmente está colapsando hasta lo que se creía que era impensable que colapsaría. Esa es la reflexión final que me queda.

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Sobre este autor/a
Cita: Santiago Baraya. "Antonio Yemail: "en la arquitectura existe una red enorme de trabajo de gente que vive del día a día"" 30 abr 2020. ArchDaily México. Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/938639/antonio-yemail-en-la-arquitectura-existe-una-red-enorme-de-trabajo-de-gente-que-vive-del-dia-a-dia> ISSN 0719-8914

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