Una arquitectura fuera del clóset

La arquitectura puede ser muchas cosas, incluso bicha, una forma despectiva para referirse en Brasil a un hombre homosexual (1). Este término, junto con tantos otros que transmiten diferentes posibilidades y significados, desencadenan nuevas perspectivas sociales y ponen en conflicto la forma en que surge un proyecto arquitectónico o urbano, además de su programa y ocupación.

Si se dice cómo la arquitectura debe ser hecha y si hay certeza sobre lo que representa, entonces aquí se expresa el deseo de no saber qué es y el derecho a dudar de sus tradiciones para ampliar la posibilidad de su significado, profesión y representatividad.

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Pride Hall (Ludwig Mies van der Rohe x Rainbow Flag), un collage de The Queer Architect, © Ludwig Mies van der Rohe, Convention Hall, Chicago, 1954; Rainbow Flag

La caída de la lógica binaria

La vía de escape del pensamiento hegemónico heteronormativo en el campo arquitectónico conduce a un choque con la austeridad y autenticidad impuestas por una moral clásica y moderna. Esta moral persiste a través del rasgo formal de la figura del arquitecto quien, al apropiarse de estas supuestas virtudes para su obra, fortalece el sentido de permanencia de un sistema que no entiende la diversidad humana como un poder y prefiere enfocarse en la binariedad como una forma de organizar el mundo: ya sea de género, sexual o de lo público versus lo privado.

La arquitectura creada por la población LGBTQIA + nos enseña que la absorción de la ciudad en la casa no es una transferencia ingenua de prácticas sociales. Al diseñar la casa E1027, la arquitecta bisexual Eileen Gray (1878-1976) invierte la moral hegemónica al cuestionar los valores intrínsecos del programa doméstico, tradicionalmente anclado a las prácticas heteronormativas del núcleo familiar.

Argumentando contra la fragmentación del hogar entre la zona social, la íntima y la de servicios, Gray juega con la jerarquización y especialización de los espacios, subvirtiendo algunas de las normas y códigos que constituyen lo que reconocemos como casa u hogar.

Como espacio central, la sala de estar (o salón) está ocupada por una enorme cama y un baño que, por sus materiales traslúcidos, deja al descubierto la silueta de quienes deciden bañarse allí. El sofá, ubicado en la zona exterior, se coloca sobre un suelo ortogonal que, por la composición de las baldosas, se asemeja a una alfombra. Por el contrario, el diseño del piso de las áreas internas está más allá de la racionalidad, proponiendo un diseño que parece entregar características urbanas a las áreas que son privadas.

Explorando el uso de diferentes colores, revestimientos y texturas, Gray realiza importantes trueques que no solo dictan otras formas de uso de un espacio residencial, sino que también cuestionan la dicotomía entre los espacios públicos y privados. Gray cuestiona así la necesidad del binarismo en el pensamiento arquitectónico.

La práctica queer/cuir no solo se manifiesta en el proyecto, sino que se hace más presente en la experiencia espacial. Al buscar lugares que puedan acomodar sus deseos, parte de la población LGBTQIA+ corrompe y transgrede los programas originales, como es el caso del Cinemão.

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Queering the Continuous Monument (Superstudio x Paul S. Brown), un collage de The Queer Architect, © Superstudio, Continuous Monument, 1969; Paul S. Brown, White, 2007

El cine es una tipología creada para que las personas se reúnan y, sentadas en silencio en sus sillones, vean una película. Con la llegada de otros medios de comunicación como la radio y la televisión, los cines terminaron perdiendo su lugar de prestigio en el entretenimiento y dejaron de ser un espacio central en la vida pública. En su decadencia, el cine se convirtió en un cinemão, un espacio marginado que permite nuevos usos, posibilitando a los "sujetos desviados" —aquellos que no tienen un espacio seguro para demostrar sus afectos en el espacio público— apropiarse de la oscuridad necesaria para la proyección de una película para dar cabida a una acción prohibida.

Así es como ciertas experiencias espaciales marginales se convierten en un patrón espacial colectivo. A través del nuevo uso, el programa de cine se invierte: desde un espacio originalmente diseñado con el propósito de otorgar una visión absorta por la pantalla a un espacio para la acción corporal.

En otras palabras, lo que se hizo para ser solo contemplado, comienza a experimentarse y desestabiliza las viejas nociones del uso en el proyecto arquitectónico. A partir de una nueva apropiación, se rompe la posibilidad única para la que se diseñó el proyecto. La austeridad se desvanece y presenta una cuestión espacial mucho más compleja y múltiple, que queda marcada por la performance y el deseo.

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Modern (Gay) Art Gallery (Herbert Bayer x Stephan Quickmann), un collage de The Queer Architect, © Herbert Bayer, Field of Vision, Werkbund Exhibition, Paris, 1930; Stephan Quickmann

Lo efímero como factor arquitectónico

Soy un mapa
de estados que se transforman
y son realmente estados
y no son permanentes

– Meliny Bevacqua (2)

Una arquitectura bicha surge de un patrón, no busca un humano universal o escalas predefinidas que determinen su proyecto. La arquitectura bicha vislumbra en lo efímero las posibilidades que le niegan los cánones y huye de una posible cristalización. Cuantas más posibilidades, mayor es el entusiasmo.

En PHANTOM: Mies as Rendered Society, Andrés Jaque saca a la luz el papel de un sótano desconocido, que se incluyó en la renovación del Pabellón de Barcelona llevada a cabo en 1986. Es en este espacio donde se encuentran todos los elementos que subvierten la dignidad del proyecto realizado en 1929 por Mies van der Rohe. Allí están los restos: losas rotas de mármol, cortinas de terciopelo descolorido y trozos de vidrio; y los subterfugios sociales: banderas que representan una posible diplomacia, restos de actividades comerciales y la cocina donde almuerzan las personas funcionarias.

Además de dar forma al intento obsesivo o la necesidad de esconder tantas cosas en el armario, el arquitecto español retrata también el encuentro con el gato que habita este espacio en Mies y la gata Niebla (Puente Editores). La presencia de un animal en un espacio tan humano es una hazaña sorprendente que se intensifica cuando pensamos que su función es eliminar a otros animales que nunca se pudieron ver en planos tan modernos: las ratas. Como dijo alguna vez la novelista Clarice Lispector, al describir que Brasilia, la moderna capital brasileña, “se construyó sin un lugar para las ratas”, además, que “una parte nuestra, la peor, exactamente la que tiene terror a las ratas, no tiene lugar en Brasilia".

Cuanto más la arquitectura está guiada únicamente por una moralidad pura y austera (heteronormativa) y no tenga en cuenta las partes de nosotros que sienten miedo, repugnancia y deseo ardiente, más se multiplican los sótanos, callejones y ruinas ocupadas por la humanidad negada de cuerpos vistos como inadecuados.

En la utopía moderna, el logro concreto, incluso si es solo un escaparate, se esfuerza por permanecer eterno. En el sueño del bicha, la inconsistencia no tiembla, ya que se sabe que el fracaso es bienvenido y puede ser transformador.

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In the Gym (Louis Kahn x Sascha Schneider), un collage de The Queer Architect, (c) Louis Kahn, Trenton Bathhouse, Trenton, New Jersey, 1955; Sascha Schneider, Gymnasion, 1912

Materiales distintos al cuero

En la medida en que las agendas de la población LGBTQIA+ se vuelven cada vez más cotidianas y han llevado a la conquista de espacios importantes, la experiencia histórica de esta comunidad —y aún presente en gran parte— está marcada por la opresión social y espacial, llevándola a vivir espacios que representan lo contrario de lo que se entiende por buena arquitectura.

Al comprender sus propios deseos, los "cuerpos desviados" establecen nuevas formas de relación, amor y creación. Los espacios denegados se convierten en terreno fértil para una experiencia espacial que logra albergar la diferencia y sus verdades. Elementos como la piel, la oscuridad, la sombra, el laberinto, el agujero, se incorporan ahora a la imaginación de estas personas.

En consecuencia, todas estas recurrencias vividas comienzan a explorarse como un atributo estético: el agujero que rompe las fronteras creadas en el espacio; la oscuridad que brindan programas que nos separan del trabajo y conducen al espacio del ocio y el placer; el laberinto que en la búsqueda de una salida, se enfrenta a tantas otras posibilidades.

Materiales y elementos que nos recuerdan que lejos de la claridad y la mirada que reprime, hay un espacio de libertad para vivir su verdad más íntima.

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YMCA (Paul Rudolph x Jürgen Wittdorf), un collage de The Queer Architect, © Paul Rudolph, Ralph Twitchell, Healy Guest House, Siesta Key, Florida, 1948; Jürgen Wittdorf, Freundschaftsfoto, 1964

De los márgenes al centro

Lo que no tiene espacio está en todas partes.

– Jota Mombaça (3)

Cabe recordar que además de los “barrios gays” o espacios denominados seguros (si es que existen), la población LGBTQIA+ está en todas partes. Somos el 19% de la población femenina de Manaus, somos el 21% de la población masculina de Río de Janeiro. No somos pocos ni tampoco en arquitectura somos profesionales de “segundo nivel”. Somos personajes centrales en la historia de la arquitectura como nos dejan ver las trayectorias de Amaza Lee Meredith, Canela Grandi, Flávio Império, Joel Sanders, Julia Morgan, Lota de Macedo Soares, Luis Barragán, Paul Rudolph, Roberto Burle Marx y tantos otros y otras arquitectas.

Sin embargo, sigue siendo necesario apelar a una profesión que respete a sus profesionales y usuarios LGBTQIA+. Un primer paso es preguntarse: ¿alguna vez imaginé a una persona trans usando este proyecto? ¿Cómo funciona la vida diaria de una casa sin un “hombre jefe de familia”? Si adopto estándares universales, ¿qué es un ser humano universal? ¿Representa a todos los que conozco? ¿Acepto la modificación completa de mi proyecto después de su ejecución?

Si las preguntas son un comienzo, a través de las respuestas la arquitectura expande su significado y no necesita aferrarse a formalismos e ideales postulados solo por hombres cisheterosexuales blancos para hacerse grandiosa. Que no haya una arquitectura cerrada, sino diversa y aceptada por lo que puede representar y acoger.

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Sleep with me (Masanori Umeda x Gustave Courbet), un collage de The Queer Architect, © Masanori Umeda, Tawaraya Boxing Ring, 1981; Gustave Courbet, Sleepers, 1866

Notas del traductor

  • (1): Al tratarse de un localismo del portugués brasileño, se optó por no traducir bicha. En español, una traducción cercana podría ser maricón.
  • (2): El texto original en portugués es "sou um mapa / de estados que se transformam / e são realmente estados / e não permanências".
  • (3): El texto original en portugués es "o que não tem espaço está em todo lugar"

Este texto fue escrito por Arquitetura Bicha (@arquiteturabicha), un proyecto brasileño que busca la visiblidad de la arquitectura hecha por personas LGBTQIA+. Firman Clevio Rabelo, Fernanda Galloni, Frederico Costa, Frederico Teixeira, Pedro Câmara y Victor Delaqua. Todas las imágenes fueron creadas y proporcionadas por The Queer Architect (@thequeerarchitect).

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Sobre este autor/a
Cita: Arquitetura Bicha. "Una arquitectura fuera del clóset" [Arquitetura fora do armário] 19 jun 2021. ArchDaily México. (Trad. Valencia, Nicolás) Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/962988/una-arquitectura-fuera-del-closet> ISSN 0719-8914

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