Ciudades invisibles: repensar la crisis de refugiados a través del diseño

¿A qué suenan Katuma, Hagadera, Dagahaley, Zaatari o Ifo? Son nombres verdaderamente bellos, que como mínimo meritan vocearse o ser parte del repertorio de las 55 ciudades invisibles del escritor Italo Calvino.

Pero no son ciudades invisibles, sino asentamientos informales en Kenia y Jordania, que acogen entre 66.000 y 190.000 refugiados, la mayoría procedentes de países fronterizos, algunos de los cuales surgieron hace casi 50 años, con vocación de una temporalidad que se ha perpetuado. Con escasas infraestructuras urbanas, algunos asentamientos tienen escuelas y hospitales —y en el caso de Zaatari, una academia circense—, y para muchos de sus habitantes, son las únicas "ciudades” que han conocido en su vida.

En la actualidad hay en el mundo más de 82 millones de personas desplazadas por la fuerza, según ACNUR, debido a persecución, violencia, conflictos o violaciones de los derechos humanos. También desastres naturales y crisis climática. De ellas, 26,4 millones son personas refugiadas que habitan en 40 campamentos distintos, y más de la mitad son menores de 18 años. En su mayoría proceden de Siria, 6,8 millones; Venezuela, casi 5 millones; Afganistán y Sudán del Sur, con 2,8 y 2,2 millones respectivamente.

Hace apenas 4 años la crisis migratoria en Europa arrebató el foco de la atención global y, junto con la crisis climática y la digitalización, se convirtieron en los retos globales a los que nos enfrentábamos como parte de la aldea global. Cada clase en la universidad o cada informe de las consultoras top, comenzaba con una alusión a este contexto que lo impregnaba todo.

Con la irrupción de la crisis pandémica, la atención viró de lo global a lo local: cerramos fronteras, ciudades, pueblos e incluso barrios, y en pleno terror solo nos concernía el intramuros, y paulatinamente, como aquellos que sobreviven a un terremoto, saliendo de entre los escombros, empezamos a conectar con otros: padres, familiares, amigas y amigos, a quienes recobramos —aquellos que tuvimos mucha suerte— mediante Zoom, Teams y otras aplicaciones de video conferencia.

La invisibilidad del tema migratorio como un tema global ha sido palpable en grandes eventos como la cumbre de Davos de este año que ha sido virtual y accesible a todos, pero que será presencial, y no en Suiza como es habitualmente, sino en Singapur, bajo el título “The Great Reset” ("El Gran Reinicio"), centrada en una sucesión de encuentros sobre los efectos de la Covid 19, y específicamente el futuro del trabajo, el desarrollo sostenible y el rol de la tecnología ante la cuarta revolución industrial. No, no hay mención de la crisis migratoria o de la crisis de refugiados, en la agenda.

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Campo de refugiados Zaatari en Mafraq, Jordania. Creado por @benjaminrgrant, fuente Terra Bella

En paralelo, aquellos que trabajamos en el ámbito del urbanismo, la arquitectura y el diseño, hemos estado pendientes de los efectos de la Covid 19 en la experiencia urbana, y en cómo será la cotidianeidad en nuestras nuevas vidas post-Covid. Sin embargo, nos hemos acomodado demasiado tiempo a nuestra silla ergonómica y hemos preferido asomarnos a la vida a golpe de click, tap o slide. Miramos la escala humana desde la teoría y a través de la pantalla.

Qué duda cabe que hemos escrito mucho sobre la cada vez más despersonalizada interacción social en la ciudad, y en cómo con la Covid 19, es necesario hacerla más humana. Hemos reivindicado la necesidad de espacios de interacción, terceros lugares que favorezcan la cohesión social, y que permitan imaginar una vida diaria más humana, donde todo lo que tiene importancia esté a 15 minutos en bici o a pie, pero nos hemos quedado un poco solos, y un poco cortos de ideas.

Es momento de recuperar a teóricos como Edward Soja (1996) o Homi Bhabha (2004) que definieron el “tercer espacio” no tanto como un lugar físico, sino como un espacio mental, una forma de definir de manera muy precisa la condición del que habita en las urbes contemporáneas y que normalmente no proviene de ese lugar. Por tanto, su espacio mental no está ni en el lugar de origen ni en el de acogida, sino en otro tercero, mezcla de los dos anteriores, y de otras muchas circunstancias.

El refugiado es una persona desarraigada, fruto de un asentamiento forzoso, y que se establece en un no-lugar, con un eterno carácter de temporalidad, un tercer espacio que siempre le cuestiona su existencia. Para esta persona, la otredad es potencialmente una amenaza, ya que proviene de situaciones traumáticas a menudo no resueltas. Bajo esas circunstancias, ¿es posible interesarse por alguien ajeno, y generar vínculos sociales con él o ella? ¿Cómo podemos contribuir desde la arquitectura y el diseño a ese interés común?

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Campo de refugiados Zaatari en Mafraq, Jordania. Imagen © ​​Richard Juilliart | Shutterstock

En la crisis de refugiados en Europa, en gran medida la vivienda ha centrado el debate sobre las infraestructuras y el poder de la arquitectura para proporcionar soluciones adecuadas que aporten cobijo y seguridad. Hace unos años el Premio Pritzker Shigeru Ban diseñó 20.000 nuevas viviendas en el campo de refugiados de Kalobeyei en Kenia, y en la Bienal de Arquitectura de Venecia 2021 el título es justamente “¿Cómo viviremos juntos?”. Esto es sumamente importante, y extrapolable a la realidad de repensar las fronteras, y su capacidad para determinar la identidad de sus habitantes.

Dar respuesta a la importante necesidad de cohesión social y establecimiento de vínculos de gente que se encuentra en una situación de desarraigo y temporalidad, es clave. En los campos de refugiados este es el pan de cada día. Podríamos preguntarnos en qué medida estas ciudades “invisibles” son capaces de proporcionar la capacidad de deseo de interactuar con el otro. Asimismo, ¿cómo debemos implicarnos desde el diseño y la arquitectura para facilitar esto?

Es bien conocido que la disposición urbana de algunos de los campos en hileras sistemáticas de tiendas —o con un diseño orgánico parecido al de los asentamientos informales que se desarrollan junto a las grandes ciudades— ignoran la cultura y la identidad de las comunidades de refugiados.

La existencia de espacios públicos dentro de los campos es beneficioso para la vida comunitaria, ya que son lugares donde liberarse de las frustraciones, aliviar la presión y superar la pérdida de esperanza. Es esencial la creación de espacios de entretenimiento y esparcimiento, que preferiblemente se construyan con participación de la población, con programas colaborativos basados en entender las expectativas de los residentes. Ejemplos de esto es el trabajo del patio de recreo Ibtasem que Catalytic Action, una ONG que busca el empoderamiento de las comunidades, ha creado en asentamientos sirios en El Líbano.

Asimismo, existen iniciativas como la que lanzó hace 5 años la plataforma What Design Can Do junto a la Ikea Foundation y ACNUR para resolver la crisis de refugiados. De las más de 600 postulaciones, los 5 proyectos ganadores ofrecieron ideas centradas en mejorar el día a día de los refugiados, mediante la colaboración y participación, entre las cuales resalto Reframe Refugees, una propuesta que permitía que los refugiados contaran sus historias a través de sus propias fotos, apropiándose de las narrativas sobre ellos.

Hay varias propuestas de esta edición de la Bienal de Venecia, que plantean preocupación por estos temas, y en 2022 tenemos dos grandes citas: la Bienal de Arte y Cultura Itinerante Manifesta, cuya sede será Pristina (Kosovo), en la que participará el arquitecto Carlo Ratti; y Documenta, en la ciudad alemana de Kassel. En Documenta, ruangrupa, el colectivo indonesio que asumirá su comisariado, propone entornos donde las personas se relacionen o simplemente se sienten para hablar sobre la historia olvidada, los nuevos colonialismos y las narrativas migratorias.

Hay motivos para tener esperanza.

Este artículo es parte del Tema del mes en ArchDaily: Migraciones. Cada mes exploramos un tema en profundidad a través de artículos, entrevistas, noticias y obras. Conoce más sobre nuestros temas. Y como siempre, en ArchDaily valoramos las contribuciones de nuestros lectores. Si quieres postular un artículo o una obra, contáctanos.

Sobre este autor/a
Cita: Cristina Mateo. "Ciudades invisibles: repensar la crisis de refugiados a través del diseño" [Invisible Cities: Rethinking the Refugee Crisis Through Design] 31 jul 2021. ArchDaily México. (Trad. Valencia, Nicolás) Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/965397/ciudades-invisibles-repensar-la-crisis-de-refugiados-a-traves-del-diseno> ISSN 0719-8914

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