Urbanismo africano: preservar el patrimonio cultural en la era de las megaciudades

Este artículo se publicó originalmente en Common Edge.

A pesar de la ralentización del sector de la construcción en los últimos años, los proyectos de megaciudades en África han seguido avanzando a una velocidad vertiginosa, con innumerables nuevos desarrollos en las principales ciudades del continente. Aunque el desarrollo de las grandes ciudades africanas puede ser motivo de celebración, no debemos cerrar los ojos ante el desajuste entre la visión de los inversores y las autoridades y la realidad económica y el contexto cultural de las personas que las habitan. Son muchos los que se preguntan si estas nuevas ciudades podrían construirse de otra manera, o si la población de bajos ingresos también se beneficiará de estas inversiones o si seguirá viviendo en los márgenes, en ciudades que conservan muchas de las características colonialistas de antaño y que, en gran medida, les siguen siendo impuestas.

En su libro African Cities and Towns Before the European Conquest, Richard W. Hull refutó la errónea -y bastante arrogante- noción de que los africanos no tenían ciudades antes de la llegada del colonialismo europeo. El urbanismo de las ciudades y pueblos africanos precoloniales se definía en gran medida por su peculiar entorno social y sus singulares trazados espaciales, todos ellos firmemente arraigados en los valores, costumbres y creencias tribales tradicionales. Hull reconoció que "había una interrelación sensible en todo, y era esa cualidad la que hacía de las ciudades africanas y de su estructura, obras de arte". Además de ser obras vivas, los pueblos y ciudades africanos tenían conciencia social e irradiaban generosamente la herencia cultural de las etnias que los habitaban, un atributo totalmente ajeno a la mayoría de las grandes ciudades del continente en la actualidad.

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Un dibujo de la ciudad de Benin realizado por un oficial británico en 1897.. Image via aka-images

Aunque sería engañoso agrupar a todos los estados tribales africanos como un grupo homogéneo -especialmente porque tantas etnias y subgrupos constituyen este vasto continente- los pueblos de África comparten en gran medida una ideología nativa de comunalidad, un conjunto básico de valores culturales comunitarios. Estos valores podrían definirse mejor mediante el ethos social global de Ubuntu, un sistema social nativo que hace hincapié en la responsabilidad colectiva de los miembros de cada sociedad hacia sus comunidades y entre sí. Este ethos enfatiza la importancia de la comunidad sobre la individualidad. Fue esta ideología la que determinó en gran medida el modo en que los africanos precoloniales vivían, planificaban y construían sus pueblos y ciudades. En consecuencia, la disposición espacial de cada pueblo se desarrolló de forma natural y orgánica, fomentando de forma significativa la estrecha interacción social, ya que las casas solían estar dispuestas en patrones fractales conectados, y no a lo largo de rígidas calles paralelas como ocurre hoy en día. En estas ciudades, cada habitante era visto como un miembro de la comunidad, como un miembro de una gran familia:

"...La idea de la familia tradicional africana es amplia, algo que incluye mucho más que sus miembros naturales como padres e hijos, es quizás el elemento de valor más significativo y poderoso de la filosofía Ubuntu" - Agustín Shutte

El sentido de comunidad es un elemento clave para entender la dinámica que gira en torno a los asentamientos humanos en África. Lo más importante es que los miembros de cada comunidad anteponían los intereses comunales a los personales. "La ciudad es rica e industriosa", escribió Lourenco Pinto, el capitán del barco portugués que visitó Benín en 1691, antes de la invasión británica. "Está tan bien gobernada que no se conocen los robos y la gente vive con tanta seguridad que no tiene puertas en sus casas".

Trágicamente, los responsables de las ciudades poscoloniales no aprendieron nada del urbanismo africano autóctono: al igual que los colonialistas, se propusieron borrar y sustituir estos valores existentes por su propio conjunto de valores ajenos. El espíritu de comunidad, que en su día fue la fuente de inspiración para la construcción de ciudades seguras y equitativas en África, ha sido trágicamente purgado en el proceso de establecimiento de las ciudades contemporáneas. En la actualidad, la nueva urbanización y el aburguesamiento siguen erosionando esos valores culturales, imponiendo conjuntos de culturas estandarizadas que ignoran por completo la historia y la cultura. Y a menudo se obliga a los residentes a ajustarse a esa cultura homogénea. El urbanismo predominante para los nuevos barrios del continente impone una tipología de edificios uniforme, con disposiciones espaciales rígidas en donde cada edificio esta rodeado de grandes muros.

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BUA Estate, Kado, Abuja, Nigeria.. Image Courtesy of Common Edge

Como territorios estériles, estas ciudades carecen de todos los ingredientes básicos necesarios para la vida comunitaria: espacios inclusivos, diversidad sociocultural y relaciones de vecindad. La forma en que se construyen actualmente las ciudades no tiene nada que ver con el espíritu de Ubuntu. En cambio, apoya un individualismo feroz que ha contribuido y agravado muchos de los problemas sociales que encontramos hoy en día. Problemas como el aumento de la delincuencia urbana y la falta de saneamiento podrían considerarse consecuencias directas de este individualismo. Es de esperar que la incapacidad de reconectar la creación de espacios contemporáneos con los auténticos valores culturales esté relacionada con la insatisfacción de los habitantes de las ciudades con la vida urbana. Y con razón: viven en ciudades socialmente polarizadas, espacialmente fragmentadas y culturalmente agnósticas. 

El proyecto de urbanización del continente es complejo. Es poco práctico pensar que podemos diseñar y construir nuevas ciudades exactamente igual que nuestros antepasados. Sin embargo, creo que es posible modernizar las ciudades africanas, sin dejar de preservar el patrimonio cultural único que las sustenta. A pesar de sus ambiciones y de las tentaciones económicas de construir a lo grande, los funcionarios y planificadores de las ciudades deben moderar su arrogancia con una apreciación de nuestra rica historia y cultura, aceptando que el componente más importante de la creación de lugares es la gente. Deben analizar detenidamente los modelos de desarrollo contemporáneos y explorar nuevas formas de urbanizar el continente sin borrar por completo nuestro pasado colectivo ni silenciar el espíritu de Ubuntu.

Sobre este autor/a
Cita: Agbo, Mathias. "Urbanismo africano: preservar el patrimonio cultural en la era de las megaciudades" [African Urbanism: Preserving Cultural Heritage in the Age of Megacities] 15 ago 2021. ArchDaily México. (Trad. Caballero, Pilar) Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/966824/urbanismo-africano-preservar-el-patrimonio-cultural-en-la-era-de-las-megaciudades> ISSN 0719-8914

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