Cómo la conectividad a Internet afecta la desigualdad urbana

Si estás leyendo esto ahora mismo, o has leído un artículo en ArchDaily, es porque estabas en un lugar que te permitía conectarte a Internet. Piensa en un momento en el que te encontraste en una zona muerta, donde Internet era malo y no pudiste conectar tu computadora a WiFi para completar una tarea, o no pudiste acceder a Google rápidamente con tu teléfono. Probablemente corriste a la cafetería más cercana, o al lugar donde WiFi era más confiable, solo para tener la sensación de estar en línea nuevamente. Internet, en un mundo ideal, está igualmente abierto a todos, proporcionando acceso al conocimiento y la capacidad de conectarse fácilmente con otros. Pero, ¿qué pasa cuando no tienes internet? ¿Cómo se ve afectada tu vida si te encuentra en el lado equivocado de la brecha digital y vives en un área sin acceso a banda ancha?

Parece casi imposible vivir en un área donde no tienes acceso a Internet, pero es una realidad muy grave para muchas personas en todo el mundo y para una cantidad impactante de personas en Estados Unidos. Especialmente durante la pandemia de COVID-19, a las personas sin acceso a Internet les resultó difícil trabajar desde casa, asistir a la escuela virtual y acceder a los servicios gubernamentales necesarios que afectaron su bienestar general. En 2020, la FCC informó que más de 20 millones de estadounidenses, incluidos 10 millones de niños en edad escolar, no tenían acceso a Internet, lo que creó automáticamente una brecha en la que casi el 7% de los estadounidenses enfrentarán reveses y desafíos que afectarán sus oportunidades económicas en el futuro.

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© Federal Communications Commission

Las comunidades de bajos ingresos son las menos conectadas, muchas de las cuales se consideran regiones más rurales o tribales, donde menos empleos y menos infraestructura pueden sustentar la actividad económica de la región. Para aquellas familias que viven en un área con un ingreso promedio de US$35,000, existe un 50% de probabilidad de que no tengan conexión a internet. La brecha conectada y la brecha económica parecen casi reflejarse entre sí, con regiones ricas que tienen tasas de conectividad extremadamente altas. En 2010, la Fundación Gates estudió a 77 millones de personas que no tenían acceso a Internet en casa y, por lo tanto, dependían de los espacios públicos para el servicio de banda ancha. Lo que encontraron fue que la mayoría de estas personas visitaban bibliotecas locales para buscar ayuda académica, solicitar trabajos en línea e incluso investigar posibles problemas de salud que estaban experimentando, incluida la exploración de formas de buscar profesionales de la salud. Entonces, ¿cómo se traduce esta necesidad de Internet en el entorno construido?

A medida que nuestro mundo se vuelve cada vez más interconectado digitalmente, especialmente con la tendencia de trabajar desde casa que sigue dominando nuestras vidas, es importante considerar lo que significa poder acceder a Internet desde cualquier lugar, tanto en términos de la infraestructura necesaria para soportar las señales y cómo se puede acceder y utilizar la tecnología. Tanto el sector público como el privado han explorado formas de dirigirse a las comunidades de bajos ingresos que no pueden acceder a Internet, proporcionando puntos de acceso en áreas públicas (especialmente en las escuelas), instalando nueva tecnología de celdas pequeñas en la infraestructura existente, subsidiando el costo total de la creación de nuevas redes y creando nuevas oportunidades de dilución del mercado para los proveedores de servicios.

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© Alex Kotliarskyi via Unsplash

Los nuevos edificios construidos tanto en áreas rurales como en ciudades densas sin conectividad deben considerar cómo mejorar las comunidades vecinas. El desarrollo de proyectos que aseguren que la conectividad pueda habilitarse en el futuro, incluso si la infraestructura no existe actualmente, puede ayudar a crear el marco para mejorar estas áreas. Al considerar a los usuarios, ya sea una biblioteca que necesitará un amplio espacio para laboratorios de computación, o escuelas donde los niños pueden necesitar espacios fuera del horario de trabajo para hacer su tarea si no pueden permanecer en línea en casa, o asientos adicionales en las cafeterías para las personas que desean pasar la tarde investigando, o muebles específicos que ofrecen espacio para múltiples pantallas para aumentar la productividad en el lugar de trabajo, todos son pequeños pasos para llevar el acceso a Internet a lugares donde las personas querrán estar conectadas. Nuestra sociedad en la era moderna depende de estar en línea, tanto que afecta el éxito que podemos tener en nuestra vida cotidiana. Mientras que aquellos con bajos ingresos y en comunidades rurales sufren sin internet, podemos tomar medidas para cerrar digitalmente esta brecha.

Este artículo es parte de los temas de ArchDaily: Tendencias urbanas y de la vivienda. Cada mes exploramos un tema en profundidad a través de artículos, entrevistas, noticias y obras. Conoce más sobre nuestros temas. Y como siempre, en ArchDaily valoramos las contribuciones de nuestros lectores. Si quieres postular un artículo o una obra, contáctanos.

Sobre este autor/a
Cita: Overstreet, Kaley. "Cómo la conectividad a Internet afecta la desigualdad urbana" [How Internet Connectivity Impacts Urban Inequity] 19 jul 2022. ArchDaily México. (Trad. Rojas, Piedad) Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/985623/como-la-conectividad-a-internet-afecta-la-desigualdad-urbana> ISSN 0719-8914

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