
Cuando se diseña el espacio interior de una vivienda, es habitual cometer el error de no dar suficiente importancia al suelo. A menudo, la prioridad suele estar en las paredes, el mobiliario y la iluminación, sin tomar en cuenta esta gran superficie que, con su textura y apariencia, puede definir la percepción, carácter y estilo de una habitación. Sin embargo, más allá de su valor estético, la resistencia del suelo es imprescindible – al fin y al cabo, los muebles o la decoración pueden cambiar frecuentemente, pero el pavimento debe permanecer en buen estado por años. Esto aplica especialmente en el caso de la cocina, considerando que es una de las zonas de la casa que sufre mayor uso, tráfico y desgaste.









