
Se espera que el entorno construido reduzca las emisiones de carbono, apoye la biodiversidad y responda a las condiciones ecológicas cambiantes, todo mientras proporciona vivienda para las comunidades y refleja sus valores culturales. En este paisaje cambiante, un estilo arquitectónico que alguna vez fue mal visto surge en una nueva forma sorprendente. El brutalismo, durante mucho tiempo asociado con la gravedad institucional y la austeridad material, ahora se está reformulando a través de un lente ecológico. Este movimiento híbrido, conocido como eco-brutalismo, combina el poder del concreto con la vegetación y estrategias de diseño sensibles al clima. El resultado es un conjunto de espacios que son visualmente impactantes, conceptualmente complejos y cada vez más populares entre diseñadores, urbanistas y el público en general.











En un proyecto ubicado justo en la línea del Ecuador, la cantidad de luz solar que pasará a través de las ventanas del edificio es un factor muy importante a considerar. ¿Cómo controla un arquitecto la cantidad de calor radiante -que entra en este punto con la misma intensidad por todos sus lados-, sin perder la visibilidad del paisaje urbano? Para responder a esto, los arquitectos de 